Capitulo 30: Horas no minutos

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(ATENCION..... si no te agrada lo hot pues no lo leas ;) hay una parte hot:3)

-Así que... Alex, ¿quién era ella? -me preguntó de todas formas después de que el camarero nos echara y nos prohibiera volver al bar.
-Jane -le dije como si nada. Comencé a caminar hasta llegar al ascensor, ____ me siguió el paso y me tomó de la mano. Acaricié sus dedos, disculpándome por lo sucedido en el bar, y ella hizo lo mismo, cosa que interpreté por lo ocurrido con Freddy.
Las puertas del ascensor se abrieron y subimos a nuestro cuarto, que estaba en el octavo piso.
-¿Y de dónde salió esa tal Jane? -insistió con el tema. Tal vez si estaba celosa, podía notar cierto brillo en sus ojos y no eran de felicidad.
-No lo sé, si me lo preguntas así, la verdad es que tampoco me interesa.
Eso no pareció convencerla, pero no dijo nada hasta que nos bajamos del ascensor y estuvimos dentro de nuestro cuarto.
-¿Y Freddy? -inquirí cuando lo recordé.
-Oh, se fue a su hotel.
-¿No está aquí? -eso no me lo esperaba.
-Claro que no, dijo que por más que quisiera, no podría dormir sabiendo que sus amigos estarían disfrutando de su luna de miel a metros de su habitación, así que se hospedo en otro. Además, vino con una chica.
Y sabía a quien se refería, era Laura, la chica con la que fue a la boda. Freddy siempre fue acelerado en las relaciones, varias veces estuvo a punto de pedirle de rodillas matrimonio a cinco chicas en un año creyendo que eran su verdadero amor. Sólo esperaba que no ocurriera lo de años anteriores: Que sacara su lado infantil demasiado pronto, eso asustaba un poco a las chicas.
-Bien por nosotros -dije. Nos acostamos en la cama, tenía todo ordenado y no teníamos nada planeado para hoy, las actividades y esas cosas comenzarían mañana, y la verdad, estaba bastante nervioso.
Encendimos la televisión, pero pronto dejamos de prestarle atención. La tensión y la incomodidad eran latentes, quería muchísimo acercarme a ella, pero tenía miedo.
-Jos... pediré algo para comer, ¿ok? -asentí cuando rompió el silencio, se levantó y pidió el servicio a la habitación.
Después de diez minutos, nos dejaron una bandeja con comida suficiente para una semana. Lo primero que vi fue el vino, no acostumbraba a beber, pero los nervios podían conmigo.
_____ también bebió, lo que me sorprendió, ya que ella no lo hacia desde que nos emborrachamos en el campamento. O al menos no de esa forma, bebió tanto como yo y terminamos partiéndonos de la risa.
-¡Alex, ¿tú sabías que estoy casada? -decía con una voz somnolienta y embriagante, como si estuviera a punto de dormirse.
-No, ¿con quién te casaste? -le pregunté, sabiendo que se refería a mí.
-Con un chico, tiene cabello obscuro, Demasiado. A veces creo que su cabeza no aguantara tantos y un día de estos ¡Bum! Explotara -me dedicó una jb y me abrazó y reposó su cabeza en mi pecho.
-Debe ser muy feo -le dije, casi perdiendo el conocimiento.
-No lo es, pero tú me recuerdas a él, ¿sabías, Alex? Tu voz, es muy parecida... -por un momento pensé que se había quedado dormida, no se movió ni volvió a hablar por varios minutos, y se quedó allí parada apoyada en mi abrazandome.
Hasta que se removió y susurró bien bajo:
-¿Alex, quieres ser mi amante? Pero no se lo diremos a Jos, o te mataría.
Me hizo mucha gracia que me dijera eso, su voz sonaba como si estuviera en una misión secreta y mientras lo dijo se había encargado de desabrochar el cinturón de mi pantalón.
Si hubiera estado sobrio, me habría dado vergüenza, como esa vez que estuvimos a punto de hacerlo pero se cortó la luz. A pesar de no tenerla en esos momentos, la detuve, no dejé que me quitara los pantalones.
-No, no quiero ser tu amante.
-Como quieras, porque yo tengo a Jos.
-No creo que quiera nada contigo después de que le diga que quisiste ser mi amante -enarcó las cejas y se acomodó hasta quedar con sus labios rozando los míos.
-Yo creo que eso no le importará.
-¿Cómo estás tan segu... -y tuve que dejar las palabras al aire, porque sus manos en mi entrepierna y sus labios en boca fueron suficientes para callarme.
Podría estar ebrio hasta confundir mi nombre y pensar que de verdad era ese tal Alex, pero lo que sucedió después jamás lo olvidaría. Por más deseos que tuviera que fuera un momento dulce y especial para ______, ella parecía tener otros planes. Y no iba a discutir con mi esposa tan pronto, por supuesto que no.

ERES LA CANELA DE MI ARROZ 《jos y tu 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora