Capitulo 21: Bailamos. II parte

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Maraton 2/2   《bueno pequeña maratón ggg 》

—¿Ya te sientes mejor? —le pregunté cuando bajó a desayunar por la mañana. Vestía su uniforme como siempre, desaliñado pero a la vez genial. Me sonrió y asintió con la cabeza, la verdad es que se veía mucho más descansado.

—Tus cuidados son muy efectivos —me dijo. Se sentó a mi lado y le pidió a Holly que le pasará la mantequilla, ella se la pasó sin soltar un libro que leía mientras tomaba té.

—No hice mucho, sólo me dormí a tu lado.

—A esos cuidados me refiero —aproveché el momento en que Holly no nos miraba y le di un beso. Cada vez que lo besaba una suavidad me llenaba y era tan cómoda la forma en que nuestros labios se acoplaban que ya no me resistía cuando él profundizaba el contacto.

—¡No, estoy desayunando! —nos separamos con la exclamación de Holly, quien tenía una mueca entre asco y risa en el rostro. Le lancé mi cuchara para que nos dejara en paz.

En la escuela, le conté a Alonso mi plan de llevar a Jos a unas clases de baile. Le entusiasmo mucho la idea y dijo que le encantaría ver cómo nos caíamos y hacíamos el ridículo.

—Serán la pareja más cómica —me dijo en la clase de matemáticas.

Pasé todo el día con los nervios de punta, siempre estaba la posibilidad de que Jos se negara a asistir a las clases.

A la salida, cuando nos despedimos de los chicos, Jos se subió al auto y comencé a conducir.

—___, esta no es la dirección hacia la casa —me dijo cuando tomé el desvío.

—Ya lo sé, es que te tengo una sorpresa.

Me detuve frente al edificio y cuando entramos, Jos ató cabos.

—Espera un segundo…. Esta es una academia de baile… ¿no me digas a que…?

—Tienes que admitirlo, ambos somos una aberración para la raza humana si de baile se trata, no querrás hacer el ridículo en nuestra boda, ¿verdad?

—Por supuesto que no.

Bueno, al menos no se negaba a tomar las clases.

Subimos hasta el tercer piso y nos encontramos con cinco parejas más que esperaban a la maestra.

Nos quedamos apartados en un rincón, sentados en el suelo. Las demás parejas se veían muy unidas y cariñosas, además de preparadas para una clase. Nosotros íbamos con nuestros uniformes y seguro pensaban que éramos demasiado jóvenes para esto.

Una de las parejas se nos acercó. Tendrían al rededor de treinta años.

—Chicos, las clases de danza contemporánea son en el cuarto piso —nos dijo la mujer.

—Me alegro —le respondí. Jos ocultó la risa en mi hombro.

—Sólo decía, por si se equivocaron de piso —recalcó ella.

—No nos equivocamos, esta es la clase para novios, ¿cierto?

—¿Cuántos años tienen? —preguntó atónito el hombre.

—Sólo son unos estudiantes —murmuró la mujer. Ya me habían aburrido, así que tomé de la mano a Jos y lo arrastré hasta el otro rincón, alejados de las demás parejas. Si todas se pondrían como aquella, lo mejor sería bailar y no sociabilizar.

La maestra llegó y nos explicó que aprenderíamos el vals básico para una boda. Era una mujer de cabello castaño, altura media y estilizada, dijo que la llamáramos Caroline.

Al principio nos enseñó los pasos, uno por uno y después nos hizo bailar.

—Niña, por Dios, no sabes mover tus pies sin tropezarte. Déjame a mí… —me dijo cuando jos me afirmó de la cintura y le pisé los pies.

Me apartó de Jos y se puso en mi lugar. Eso no me gustó para nada.

Pegó su cuerpo al pecho de Jos y comenzó a bailar lentamente, casi con sensualidad.

—Eso no es vals, eso es tango —repliqué.

—No interrumpas, le estoy enseñando a tu novio —me dijo Caroline casi sin prestarme atención, estaba muy ocupada pasando sus manos por los hombros de Jos. Lo que me molestó más fue que él no hizo nada para quitársela de encima, o tal vez si lo intentó y no pudo.

Sin embargo, no lo soporté ni un segundo más en el momento en que ella bajó sus manos por la pierna de Jos. Eso sí que no. Nadie lo tocaba. Nadie.

Apagué la radio de una patada y todo el mundo se me quedo viendo. No me importó y liberé a Jos de las garras de esa víbora, si creía que Sandy me daba problemas, esta mujer me daba jaqueca.

Bajamos en silencio, no me importó haber pagado una clase completa sin siquiera pasar veinte minutos en ella.

—____, te juro que trate de…

—Te creo —le interrumpí. Nos subimos al auto y él me observó un momento— ¿Qué sucede?

—¿Eso es todo? ¿No estás enfadada, no irás y la tirarás por la ventana?

—¡Por supuesto que quiero lanzarla! Es que estoy a un mes de cumplir la mayoría de edad y correría el riesgo de ir a prisión, así que lo mejor es evitar problemas… —Jos asintió con una sonrisa y miró por la ventana—… Aunque, si te vuelve a tocar de esa forma, juro que le arrancó esas extensiones baratas.

Al otro día llamé a la academia para que nos cambiaran a la profesora. Esa bruja jamás volvería a ver los ojos de Jos nunca más en su vida, de eso me encargaba yo.

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Puta vieja bruja!! Yo ya la ubiera tirado por la ventana

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ERES LA CANELA DE MI ARROZ 《jos y tu 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora