Capitulo 9: La decisión

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—____, despierta —abrí los ojos con lentitud, como si la poca la luz que había en mi habitación me hiciera daño. Holly estaba a mi lado apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, se veía preocupada. Recordé la emoción con la que me despertó ayer y de inmediato sentí una punzada en mi pecho.

Ahora estaba comprometida.

Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso de más en el dedo en el que estaría. Me senté y le dediqué una mirada tranquilizadora a Holly, ella no debía saber sobre esto, tenía que creer que me casaría con Jos por amor.

—¿Qué pasa, enana? —le pregunté sonriendo. Esto me estaba destrozando.

—Son las dos de la tarde… —me dijo, mordiéndose el labio.

Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones. Me puse de pie y me di cuenta de que Holly ya estaba vestida. Me dejó a solas para que pudiera cambiarme, aunque su presencia no me molestaba ni me avergonzaba.

Cuando acabé de abrocharme el último botón de mi abrigo, miré con odio la cajita donde dormía el anillo. Estaba sobre mi escritorio y parecía estar iluminado por el cielo. La abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloqué el anillo. Lo contemplé unos minutos hasta que Holly tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irse.

Mis amigos. ¿Cómo reaccionarán ante la noticia? ¿Qué pensarían de jos si conocieran la verdad?

Comencé a sentir lástima de mi misma, me había rendido ante el matrimonio incluso antes de luchar. ¿Tan débil me consideraba Jos?

Una nueva oleada de ira me arrancó un gruñido de la garganta.

No. No le haría las cosas tan fáciles. Si quería casarse conmigo no opondría resistencia, pero no por eso me convertiría en la esposa perfecta.

—Ya voy —le grité a Holly.

Yo no acostumbraba a llevar maquillaje, aunque tenía algunas cosas que me regalaban. Me arreglé lo más que pude y peiné mi cabello hasta que quedó completamente liso. Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no reconocerme, pero si Jos deseaba guerra, eso obtendría.

—¡Ya estoy aquí! —exclamé con falsa alegría cuando bajé las escaleras. Jenny y katy me abrazaron al mismo tiempo para saludarme y me regañaron por quedarme dormida.

—Eres una holgazana —me dijo Jenny. Las tres reímos y entonces, los vi.

Salían de la cocina, cada uno con un trozo del pastel de cumpleaños de anoche en las manos. Freddy tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate e intentaba manchar a Bryan, quien se alejaba lo más que podía de las manos sucias de Freddy.

—¡Tinker! —gritó Freddy en cuanto me vio y corrió a darme un gran abrazo. Esta vez la felicidad fue verdadera, dos de los tres chicos que consideraba mis mejores amigos estaban a mi lado en ese momento y eso era justo lo que necesitaba para reunir la fuerza para enfrentarme a Jos.

—Mira que bonita estás, seguro a que ya tienes novio —dijo Freddy.

—No la acoses tanto —me defendió Bryan. Me abrazó de la cintura y me dedicó una ancha sonrisa que me calmó, al menos mis amigos me apoyaban.

Noté la mirada de Katy sobre nosotros e intenté despegarme de Bryan, yo sabía que a mi amiga le gustaba y no quería problemas con ella también.

—Aparta tus manos de _____—escuché de pronto. Los cinco miramos a la misma dirección y vimos que Jos venía hacia nosotros. Se me heló la sangre cuando cruzamos miradas y él me sonrió.

Bryan me soltó y murmuró algo como “Celos”. Él no sabía a qué grado seguramente tenía la razón.

—¡Jose, mi amado Jos, he vuelto! —Freddy saltó a los brazos de Jose hizo que ambos cayeran al suelo por el impulso. Me reí junto con los demás, por un segundo las cosas habían vuelto a ser lo de antes: relajadas y llenas de bromas. Pero muy en el fondo sabía que no volvería a serlo jamás, ni siquiera había empezado a procesar las palabras de Jos todavía.

“Yo te amo”. Con sólo recordarlas un millón de emociones se acumulaban en mi pecho y subían hasta atorarse en mi garganta, que no les cedía el paso para evitar que me pusiera a gritar allí mismo.

—Adivina… He comprado ropa nueva que quiero modelar para ti… en la noche… solos —fui la primera en reírme de la insinuación de Freddy. Había que alivianar el ambiente ¿no?

—¿Dónde está Flor y Alonso? —les pregunté cuando se pusieron de pie.

—Flor viene en camino, Alonso dijo que nos esperaría en el parque. Y Alan también viene, pero lo recogeremos cuando nos pongamos en marcha —me informó katy. Asentí con la cabeza y esperé a que agregara algo más, pero como no lo hizo, de la nada surgió cierta tensión sobre mis hombros.

—Que lindo anillo, ____—me dijo Jenny. No quería que lo supieran, aún no. Entré en pánico y no se me ocurrió otra cosa más que ocultar mi mano en el bolsillo de mi abrigo—. ¿Dónde lo compraste?

—Es… un regalo… de la abuela —le respondí. Jos me miró decepcionado, ¿qué se supone que tenía que decir? “Es un anillo de compromiso, anoche Jos me obligó a casarme con él, ¿no es genial?”. Ni todo el sarcasmo del mundo me alcanzaría para pronunciar esas palabras.

Flor llegó a los cinco minutos y nos fuimos en seguida. Nos iríamos en el auto de Jos, pero yo conduciría. Sin embargo, en cuanto me puse al volante las manos me comenzaron a temblar. No podía concentrarme en encender el motor, olvidé los cambios que había que hacer con la palanca y cuando finalmente logré echar a andar el auto, di con el freno y todos nos fuimos hacia adelante.

—Será mejor que yo conduzca —sugirió Freddy. Salí del asiento del conductor y me senté atrás con los demás. Para mi mala suerte, quedé al medio de Bryan y Jos.

Intenté poner atención a la conversación que tenían Katy y Jenny, pero me distraía con facilidad. Podía oír la respiración de Jos a mi lado y la noche anterior se me venía a la cabeza.

—¿Qué opinas, Tinker? —escuché que me preguntaba Freddy desde el asiento de adelante.

El auto de Jos era muy espacioso, con tres corridas de asientos nosotros íbamos cómodos. Pero Jos estaba pegado a mí, como si tuviera miedo a que abriera la puerta y me tirara en cualquier momento. Si seguía acercándose más de lo necesario esa opción no estaría muy lejos de la realidad.

—Opinar de qué —entre todas las cosas que pensaba no tenía ni la menor idea de lo que hablaba Fredy.

—Sobre que Jos te ama.

—¡¿Qué?! —exclamé. ¿Acaso lo habían descubierto mientras yo no los escuchaba?

—Sobre que Jos no llama —aclaró. Suspiré aliviada, había oído mal—. Antes me llamaba para saber cómo estaba, pero ahora con suerte me saluda como antes.

—Es que está enamorado.

—¡¿Cómo?! —grité ante las palabras de Katy. Ella me miró extrañada, seguro parecía una loca alterándome con cada frase que decían.

—Que está concentrado, pronto rendirá el examen para entrar a la universidad —bajé la mirada avergonzada, sería mejor desconectar por el resto del camino si no quería estar paranoica por el resto del día.

ERES LA CANELA DE MI ARROZ 《jos y tu 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora