Capítulo 12

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Narra Lea

Antes de que pueda contestarle el tren se pone en marcha y se nos hace imposible hablar ya que la gente no deja de gritar.

Al acabar de recorrer todo el trayecto bajamos del tren, yo riéndome de él por los gritos que ha pegado allí dentro.

-No me lo esperaba -dice defendiéndose.

-Ya ya, se ha visto -rio sin poder evitarlo.

La feria está justo al lado de la playa así que decidimos sentarnos un poco más apartados de la gente para poder hablar con tranquilidad.

-Ha sido una noche estupenda eh -dice sonriendo.

-Crees más de lo que es -miento.

Él ríe y se sienta a mi lado.

-Tú sonrisa no decía lo mismo cuándo hemos llegado -sonrío.

-Me ha recordado a mi infancia, una época en la que era feliz, así que supongo que debo darte las gracias -digo mirando hacia el mar.

Él se levanta como si no creyese lo que había escuchado, da varias vueltas pasando por delante mío mientras no paro de reír.

-¿Acabas de darme las gracias? -dice tocándose el corazón.

-No seas crío -rio.

-¿Perdona?, oír de tus preciosos labios -trago saliva. -darme las gracias no es algo que se escucha cada día -sonríe.

Muevo la cabeza mientras niego y vuelvo a mirar hacia el mar, él se sienta a mi lado y acaricia mi brazo.

-De verdad Dani, me lo he pasado genial -sonrío mirándolo.

Él sonríe mientras no deja de acariciarme el brazo.

-¿Venías aquí de pequeña?

-Si -sonrío melancólica. -Venía con mi madre, sólo veníamos ella y yo, Alana no había nacido todavía -digo con un nudo en la garganta.

Él agarra mi mano y la besa suavemente haciendo que un escalofrío recorra por todo mi cuerpo.

-Estaría muy orgullosa de ver en la mujer que te has convertido, eres muy fuertes Lea -dice seguro.

-Niego. -Fuerte es lo que no soy, no he podido hacer nada cuando mi padr.... -callo al ver lo que iba a decir.

Bajo la cabeza y muerdo mi labio acordándome de aquellos recuerdos que mi padre creó en mi memoria con apenas diez años de edad.

-¿Cuando tú padre que, Lea? -dice serio.

-Nada, olvídalo ¿si? -digo con un hilo de voz.

Él me mira sin estar de acuerdo con la respuesta pero se da por vencido y prefiere no preguntarme más para no incomodarme.

-Es tarde -digo mirando el reloj.

-Un momento señorita -sonríe. -No se haga usted la tonta, sabe lo que me ha prometido en el tren ¿verdad?

Sonrío negando con la cabeza y me levanto para expulsar la arena de mi trasero.

-No sabes las ganas que tengo de besarte -confiesa erizando mi piel.

Me giro hacia él que se ha levantado en cuánto lo he hecho yo.
Se acerca a mi hasta que estamos rozándonos los labios.

-Dani... -susurro mirando sus labios.

-¿Que? -susurro haciendo que cierre los ojos.

-N..n...no, por favor -suplico.

-¿Porqué? -dice acariciándome el rostro.

-Pues... porque es tarde -afirmo.

Él asiente y sonríe mordiéndose los labios de una manera que hace que me apriete la falda.

-Sepárate entonces -susurra.

Ninguno de los dos nos separamos y eso hace que como locas las ganas que tenemos de besarnos no lo permitan.

Cierro los ojos y me separo al fin, doy el paso yo, porque si, porque es lo correcto.

-Vamos -digo sin mirarle.

Caminamos en silencio, ninguno de los dos dice nada, y así lo prefiero porqué como diga algo no sería capaz de volver a separarme.

Subimos al coche sin decir nada y él pone la música para que no sea un silencio tan incómodo.
Miro por la ventana mientras maldigo él porque siento esto, joder Lea.
Te juraste a ti misma que no te enamorarías jamás de un hombre, sería más fácil así.

Me giro por primer vez en todo el viaje a mirarlo y humedezco mis labios observándole, cualquier persona se volvería loca con este hombre.

Aparcamos un poco más adelante de casa para que las luces no despierten a nadie, a mi padre más que nada.

-Bueno... -dice él saliendo del coche. -Las tres de la madrugada, parece que nos hemos demorado un poco -dice haciendo que una risa se escape de mi boca.

Lo miro por última vez después de darle las buenas noches y me giro para entrar en casa.
Maldita sea Lea, no, ni lo pienses, ni se te ocurra hacerlo.
Antes de que pueda seguir regañándome a mi misma me giro rápidamente y ahí le veo a él comiéndome con la mirada.

Me acerco hasta él mientras lanzo mi bolso en el suelo.

-¿Que oc...

Evito que siga hablando y lo beso, lo beso como si me fuera la vida en ello. Unos segundos después él me sigue el beso que he empezado dejando que sea él quien lo dirija. Agarra mi cintura con fuerza haciendo que un pequeño gemido se escape de mis labios en su boca.
Evito que nos separemos agarrándole de la nuca y subiéndome un poco más con la ayuda de mis talones para llegar a su altura.

CONTINUARÁ...

LO SIENTO, ME ENAMORÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora