Two

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Mi turno del sábado comenzaba a las 11:45 AM, era sin duda el día más pesado, pero el más divertido a la vez, compartía piso con Elaine, la novia de uno de mis mejores amigos, y siempre hacía chistes graciosos que alegraban mi estadía en el trabajo.

Terminé de ducharme y me vestí considerando que había una pequeña pero existente posibilidad de ir a la fiesta de Mauro, así que traté de verme lo más presentable posible.

Renata llegaría en la tarde así que prácticamente no tendríamos que hacer comida el día de hoy. Salí de casa y me dirigí hacia una pequeña loncheria que estaba cerca del trabajo para desayunar. Es un lugar muy hipster, me gusta por la tranquilidad que tiene sea cualquier día. Pedí una baguette de pollo y un licuado de platano, mi desayuno favorito fuera de casa.

Llegué treinta minutos antes al trabajo, serviría para acomodar los libros de vuelta a los estantes, y quizá, sólo quizá, esos minutos me fueran recompensados para salir antes del trabajo.

- Ya llegué Joaquín -Elaine bajó del ascensor.

- Ya me di cuenta El -reí.

- ¿Cómo estás? -me saludó con un beso en la mejilla

- Bien gracias, ¿y tu?

- Haciendo de lado que Nikolas se volvió a enojar conmigo... Todo bien.

- Ustedes no se cansan -reí.

Desde que El y Niko se hicieron novios, no paraban de discutir, su relación no es que fuese tóxica, pero tampoco era la más sana del mundo. Niko se había ido al extranjero desde hace un mes, y la distancia complicó las cosas entre ellos, pero realmente se amaban y decidieron luchar por su relación, cosa que no estaba funcionando del todo.

- Oye muchachon, ¿crees que el próximo fin puedas darme unas clases exprés de inglés? Hay un tema que se me dificulta y ya casi hago mi examen de acreditación.

- Seguro, ¿te parece el viernes? Podemos llegar antes.

- Me parece perfecto.

La señorita Cervantes llegó junto a Esteban, los sábados el niño la acompañaba al trabajo, le gustaba pasar tiempo aquí.

- Hola Joaquín, hola Elaine -saludó el pequeño.

- Hola hermoso, hola Carlota.

Elaine y la señorita Cervantes se conocían desde que El era pequeña, por eso había tanta confianza entre ellas.

- Hola Esteban -salude con un choque de puños al pequeño.

- Al parecer si quieres ir a esa fiesta Joaquin, mira que llegar temprano casi no se te da.

- Oh vamos, siempre llego a tiempo -solté una pequeña risa.

- De acuerdo, te dejaré salir a las 21:30 ¿está bien?.

- Esta muy bien, gracias -le sonreí y esta me sonrió de vuelta.

- Bueno, entonces a trabajar.

La señorita Cervantes se dirigió a su oficina con el pequeño Esteban, Elaine se encargaba del papeleo de los préstamos y yo ayudaba a encontrar los libros que las personas buscaban.

Mauro me estuvo llamando varias veces en el transcurso del día; Mau era como un hermano para mí y si había insistido tanto en que yo asistiera a esa fiesta debía ser por alguna razón especial y no pensaba fallarle.

Luego de nueve pesadas horas, me despedí de Elaine y salí de la biblioteca para ir al lugar donde sería la fiesta, que por cierto, no estaba nada cerca. En el camino tomé una pequeña siesta, podía aparentar siempre tener energía, pero la verdad es que mis días eran agotadores.

Anatomía || Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora