Five

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— ¿Qué tal eres rallando queso Emilio?

— Uh, mi talento para rallar queso es insuperable. De hecho, tengo una licenciatura en rallar queso.

— Excelente –Renata rió— toma, ralla éste porfis.

Renata decidió preparar tacos dorados y Emilio se ofreció a ayudarla. Le llamé a la señorita Cervantes para pedirle un día de descanso, le conté que me sentía un poco mal y ella accedió a que me quedara en casa. Preparé la mesa para sentarnos a comer. En parte Renata tenía razón, tener compañía se sentía bien, nos sacaba de la rutina.

Emilio y Renata no pararon de hablar durante toda la comida, yo sólo escuchaba. Se podría decir que Renata es lo que muchas personas suelen definir como "mamona" para hacer amistades, pero con el chico rizado parecía conocerse de toda la vida.

Terminamos de comer y Renata recogió la mesa, a mi me tocaría lavar los trastes. Emilio dijo que había sido una de las comidas más ricas que había tenido en su vida. Mentiroso.

— ¿Puedo ir a su baño?

— Claro, está subiendo las escaleras a mano derecha –le contestó Ren.

— Gracias.

Emilio se dirigió al baño y yo aproveché para hablar a solas con mi hermana.

— ¿En serio tenías que invitarlo a comer? –dije tallando los platos.

— Oye, te salvo la vida –rió— Es lo menos que podíamos hacer ¿no?

— De hecho ya estábamos a mano.

— ¿Cómo? ¿Por?

— El es el chico que te conté de la fiesta.

— ¿El que te empapó de no sé qué cosa?

— Ajá.

— Rayos... Meh, es buena onda, me agrada.

— Sí, lo noté.

Terminé de lavar los últimos cubiertos y Emilio aún no bajaba, así que decidí subir por mi celular al cuarto.

Vi que la recámara de mamá estaba entreabierta, no recuerdo haberla dejado así. Me acerqué y pude observar a Emilio parado frente a las pinturas.

— Ahora entiendo por qué tardabas.

— Oh, lo siento –Emilio se sobresaltó al escucharme— Es que iba pasando y me llamó la atención el caballete.

Emilio volvió su vista a las pinturas.

— ¿Quién las hizo? –preguntó.

— Algunas yo, algunas mi... Mamá.

— Son muy buenas.

— Gracias.

Okay Joaquín, no lo digas.

— De hecho, estoy trabajando en una un poco diferente.

Lo dijiste, tarado.

— ¿En serio? ¿Puedo verla? –preguntó intrigado.

— No creo que quieras.

— Sí quiero, te aseguro que quiero.

Descubrí el caballete en el que estaba trabajando, y entonces la dejé ver, la pintura más realista que había hecho hasta ahora, aquella que le provocó vómito a mi hermana y que por más extraño que sonara, me hacía sentir orgulloso del resultado.

Emilio la miró y no supe descifrar su cara, simplemente la miraba sin decir nada.

— C-creo que me voy a desmayar –murmuró Emilio.

A penas terminé de procesar sus palabras y Emilio ya estaba tirado en el suelo.

— ¿Es una broma no? –dije al aire esperando que Emilio comenzará a reírse o algo por el estilo, pero no sucedió.

Mierda.

Me puse de rodillas a su lado y comencé a moverlo suavemente, pronunciando su nombre, pero no despertaba.

— ¡Renata! –llamé a mi hermana para que viniera.

— ¿Qué pasa?

— ¡Ven por favor, Emilio se desmayó!

Renata corrió por las escaleras y fue directo al baño para sacar el botiquín de primeros auxilios.

— ¿Qué le paso?

— Creo que fue mi culpa, le enseñé la pintura y...

— ¿Estas loco Joaquín?, esa pintura es muy creepy –Renata tomó un algodón con alcohol y lo llevó a la nariz de Emilio pasándolo lentamente.

Emilio gimió y comenzó a abrir los ojos.

— ¿Qué pasó? –pronunció con dificultad.

— Te desmayaste –le contesté.

— Trata de levantarte con cuidado Emilio.

Lo ayudamos a ponerse de pie y le ofrecí un banco para que se sentará.

— ¿Estas bien?

— Eso creo, wow, sí que se ve muy real eh –dijo riendo.

— Lo siento.

— Está bien, no fue tu culpa –sonrió— La curiosidad mató al gato.

Pasaron unos treinta minutos y Emilio se despidió de nosotros pues ya era tarde y debía llegar a su casa.

— Muchas gracias por todo –dijo el rizado ya fuera de la casa.

— A ti, te debo una.

— Nah, ya estamos a mano por ayudarme con el desmayo –la forma en la que lo dijo nos hizo reír a ambos.

— Hasta luego.

— Hasta luego, espero verte pronto –dicho esto se dio media vuelta y caminó hacia el Uber.

Vaya, que día tan raro fue este.

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Hola, sólo paso a informar que estaré tratando de actualizar de lunes a viernes. Es un capítulo corto pero espero lo disfruten.

¿Ya listos para las ultimas semanas de El Corazón Nunca Se Equivoca? Porque yo no :(

Mery

Anatomía || Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora