Four

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Últimamente el cansancio estaba pasándome la factura, me costaba trabajo levantarle en las mañanas para irme al colegio y casi siempre tenía sueño. Quizá debería ir con el doctor.

Desayuné cereal con leche, junto a Renata, hablamos un poco de lo que haríamos hoy y subimos a arreglarnos.

Salimos de la casa y tomamos caminos separados, la secundaria de Ren estaba en el norte de la ciudad, mi prepa quedaba en el sur.

— ¿Y que te pareció Aidan? Esta guapo ¿no? –Mauro y yo hablábamos en la cafetería.

— Sí, pero sabes que no me gusta que hagas este tipo de cosas –bufé.

— Amigo, tienes diecisiete años, debes conocer chicos, enamorarte, tener a alguien que te haga feliz.

— Soy un chico de diecisiete años que tiene muchas responsabilidades, antes de pensar en chicos y relaciones debo pensar en el bienestar de mi hermana.

— ¿Y qué hay de tu bienestar Joaquín? Te matas trabajando, te desvelas por estudiar, no te das tiempo para ti. Tienes que cuidarte Joaquín, ya te dije, deja el trabajo, mi familia te puede apoyar económicamente... Como un préstamo.

— No Mauro, no me gusta depender de alguien más, yo les agradezco que quieran ayudarme, pero esto es asunto mío, de nadie más.

— Hola chicos, ¿qué hacen? –Melissa llegó junto a Loretta para sentarse con nosotros.

— Hablamos de

— De la fiesta... De Aidan –lo interrumpí porque sabía que Mauro les diría sobre el dinero, y tres contra uno sería injusto.

— Ajá –Mauro me fulmino con la mirada.

— Joaquín yo creo que harían linda pareja –comentó Melissa mientras tomaba su café.

— Opino lo mismo, deberías darte una oportunidad para conocerlo, es un buen chico.

— Ya les dije que no tengo tiempo para conseguir un novio –rodé los ojos ante su insistencia.

— Quizá con alguien a tu lado la vida sería más fácil, todos necesitamos amor Joaquín –me dijo Loretta.

— Yo tengo amor, el de ustedes, el de mi hermana, y sobre todo yo me amo –les guiñe un ojo.

— No creo, si te amaras te cuidarías, cosa que no haces Joaquín.

— Ya debo irme, tengo clase de química –tomé mis cosas y me puse de pie— Los veo en la salida.

Cuídate.

Entendí su tono.

La clase de química era la última, las dos horas pasaron rápido y la profesora nos dio una guía para el examen de la próxima semana.

Tres semanas, sólo faltaban tres semanas para salir de la preparatoria.

Me dirigí a la salida y pude visualizar a Mauro charlando con un chico, ¿interrumpiré si voy? Me acerqué y la silueta del chico me pareció conocida.

— Hey Joaquín, te estaba esperando, te presento a Emilio.

— Oh, sí, ya nos conocimos antes.

— Jamás me cansaré de disculparme contigo.

No lo mires a los ojos.

— ¿Disculparse por qué?

— Amm, el fue quien me tiró la bebida en la fiesta.

Anatomía || Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora