Eight

2.8K 380 43
                                    

Maratón [1/3]

Emilio

Había un pensamiento que no paraba de rondar por mi cabeza desde hace unos días.

Durante muchos años he tenido que fingir estar interesado en varias chicas para complacer a mi padre, pero la verdad es que nunca me gustó nadie en realidad. La asexualidad era un tema que me costó trabajo aceptar. Pensar en que quizá nunca podría experimentar lo que es amar a una persona, desearla, besarla y sentir las famosas mariposas en mi estómago. Aunque ser asexual también tenía sus ventajas. No había decepciones amorosas, ni rupturas, ni celos, ni engaños, ni sueños húmedos o esas cosas. Porque sí, a parte de asexual, arromántico.

Pero justo ahora me pregunto si realmente lo soy. Y el causante de mis dudas tenía nombre y apellido.

Joaquín Bondoni

Jamás había visto nada ni a nadie tan hermoso como él.

La noche de el cumpleaños de Aidan fue mi perdición. Siempre he creído que las casualidades no existen, y tirar mi bebida justo sobre Joaquín no fue la excepción.

“Ya, no importa” su voz era tan dulce que incluso si no fuera por los gestos de su rostro, no me hubiera percatado de su molestia. El alcohol fue quizá mi mejor aliado en ese momento. Lo seguí hasta el baño, quería disculparme en serio con él. Tardó un poco en salir, pude notar su cara de sorpresa al verme parado en el marco de la puerta. Entonces me miró por primera vez a los ojos y a decir verdad no sé quien se perdió más en los ojos del otro. Sus ojos son marrones hermosos, rodeados de pestañas largas y rizadas; pero transmitían melancolía. La misma melancolía que tenía mi madre en su mirada cuando Romina se fué.

Nadie me había mencionado la distichiasis antes, y que tuviera conocimiento de mi pequeña mutación sólo me intrigó a saber más sobre él.

Entonces me pregunté a mí mismo qué es lo que acababa de pasar, ¿cómo se podría definir el sentimiento que causó en mi?. Al principio me inundó el miedo, no estaba familiarizado con esas emociones y todo era nuevo para mí.

El domingo investigué un poco sobre él, Aidan me dijo que Mauro era un buen amigo suyo, así que sería mi medio para acercarme un poco a Joaquín. Por fortuna mi universidad estaba frente a su colegio, así que el lunes me dispuse a buscar a Mauro en la salida para preguntarle algunas cosas.

Fue fácil conseguir información de Mauro, demasiado diría yo. Me contó que Joaquín estudiaba en el mismo colegio y que por las tardes trabajaba en la biblioteca que estaba cerca de la estación del tren. Entonces Mauro preguntó si Aidan me había enviado a investigar sobre su amigo; y fue ahí donde entendí que me estaba metiendo en un problema con mi mejor amigo.

Joaquín apareció a mis espaldas y pude observar más detalles que mi sábado de borrachera me había impedido ver. El chico era alto, pero no más que yo, también parecía más delgado de lo que yo recordaba y tenía un buen ojo para combinar sus prendas de vestir. Mauro ya me había mencionado su nombre, pero escucharlo salir de sus propios labios y con su dulce voz fue increíble.

Perdí la cuenta de cuantas veces me había disculpado con él por lo ocurrido en la fiesta, pero en serio quería que supiera lo apenado que estaba. Fue una charla breve, pues ambos se retiraron poco después.

Ahora que tenía su nombre y lugar de trabajo, quería saber más sobre él. La curiosidad me estaba invadiendo y por más miedo que tuviera, no pensaba detenerme. Al final de cuentas, no tenía nada que perder.

Anatomía || Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora