Al servicio del rey

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Mientras todos los nuevos integrantes de la guardia de mosqueteros se acomodaban en filas, Inuyasha se puso firme junto con sus tres amigos que eran un hombre barbado maduro, una mujer que por ser sagaz a la hora de luchar fue recibida para ser parte de la guardia real y un muchacho.

Y llegó el momento, donde el capitán de estos mosqueteros, un hombre obediente y leal, le ordena a la guardia que se ponga firme para recibir al monarca, incluso a Fred el general y algunos miembros del estado mayor.

Cuando suenan las trompetas, el ministro Arcano presenta a Sesshomaru, que aparece bien vestido y con un sombrero de ala ancha y adornado con plumas, y rodeado de abanderados. Al verlo, Inuyasha contuvo su ira hacia él.

Seguido por el ministro y por algunos integrantes del estado mayor, el monarca va pasando de revista frente a los nuevos mosqueteros, y ahí el rey ve a su propio hermano del cual trata de no estar impresionado y seguir con su camino.

Mientras que Sesshomaru pasa de revista, desde el balcón Naraku, Byakuya su segundo hombre de confianza, e Incognito hablan a solas sobre los mosqueteros del rey:

-Parecen ser buenos combatientes los nuevos reclutas.

-Si tan solo tuviéramos más reclutas así, leales y dispuestos a defender a Naraku-Dice Incognito.

-Igual, por ahora conformémonos con lo que tenemos-Dijo el ministro.

Después de pasar de revista, el monarca se junta con Fred y otros oficiales y les dice a todos los mosqueteros en general:

-Ahora que son parte de mi guardia, deberán ser fieles para pelear y morir por su rey y por su patria.

Cuando el capitán-mayor ordenó romper filas, Inu y sus tres amigos decidieron pasar un rato en la taberna, donde solía ser el lugar de reunión de sus compañeros.

Camino a la taberna, Inuyasha se encuentra con Kikyo, una muchacha bonita que era conocida de él porque en algunas ocasiones le ha ayudado a su madre, y al verla, Inu les dice a sus amigos:

-Vayan, ahora los alcanzo.

Al verse cara a cara, ella le saluda:

-¿Cómo está tu madre?

-Bien, la he dejado sola, y cuando pueda la iré a visitar y darle algo de dinero ¿tú de dónde vienes?

-He salido de enseñar en una escuela para enseñar a leer y a escribir a los chicos de los suburbios de la ciudad, además de enseñarles algo de matemáticas.

-Ya veo, a veces yo he aprendido a leer algo, pero ya es tarde para algunas cosas.

-Nunca es tarde para aprender, si quieres te puedo enseñar cuando gustes.

-Que amable eres, aunque debo irme con mis compañeros a la taberna, cuando pueda te visito.

-Yo también, debo irme a la reunión de la milicia.

-¿Cuál milicia?

-Una milicia hecha por los burgueses y comerciantes, con intención de luchar contra los guardias de Naraku que andan cometiendo abusos, si quieres te invito, hasta luego.

-Hasta luego Kikyo y cuídate.

Después de despedirse de Kikyo, el mosquetero de orejas de perro ingresa a la taberna donde sus amigos lo esperaban en la mesa y con una silla reservada.

Mientras esperan la bebida y el menú del día, conocen a dos empleadas que eran Kagome y Sango, que son simpáticas, aunque la primera se sintió hechizada por el joven de cabello platinado, lo mismo el mosquetero y le dice:

-Pueden traernos cervezas y el menú del día, señoritas.

-Con gusto se lo traeremos-Responde Kagome.

Antes de entrar a la cocina, Sango le pregunta a Kagome:

-¿Te veo muy alegre, ocurre algo?

-Creo que me enamoré de ese mosquetero de cabello platinado.

-Cuando le traigamos lo que pidieron, anímate a hablar con él.

Aunque en el lugar había algunos borrachos alegres, incluyendo a fumadores, a los mosqueteros no le parecía incomodo, hasta que las dos empleadas le traen el pedido a los cuatro y levantando los tarros de cerveza, brindan por su nueva vida.

En el momento de comer, aparece Kagome y le confiesa a Inuyasha:

-Tú me caes bien-Dice tímidamente.

-También tú.

-¿Quieres que te acompañe en la comida?

-Por supuesto, no hay problema.

-No te preocupes Inu, déjala que se haga amiga con nosotros-Dice el mosquetero barbado.

Poco a poco, se ponen a disfrutar de la comida y se hacen amigos, mientras que los músicos tocan para alegrar el ambiente, y Sango se alegra al verla mientras atiende a los demás clientes.

Inu le habla cariñoso a Kagome diciendo que es linda, y ella se ruboriza y también se alegra, ahí los tres amigos del orejas de perro brindan con sus tarros de cerveza por la nueva amistad.

El intrepido mosqueteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora