Ayudantes

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Después de aquel conflicto en la entrada de la posada, los mosqueteros y las dos muchachas se pasean por la ciudad donde había mucha gente, del cual era el centro de la vida social de todas las clases.

Luego de un breve tiempo caminando, llegan a un casa donde había un cartel que decía "Alquimista", del cual cuando tocan son recibidos por el joven Miroku que los saluda y le guiña un ojo a Sango. Ahí Kagome les presenta a sus amigos y el joven de cabello atado les responde:

-Sean bienvenidos.

-Un gusto-Responde el barbudo.

Ahí ingresan al lugar y ven el lugar en donde Miroku trabaja ayudando a Mushin el alquimista y con ayuda del joven Shippo, y ahí les dice:

-Tomen asiento y pónganse cómodos.

Ahí los mosqueteros ven el laboratorio en donde Miroku se la pasaba ayudando a Mushin con sus experimentos caseros. Incluso mira por el telescopio para anotar observaciones celestiales. Incluso este les muestran sus experimentos anotados y hasta sus dibujos anatómicos, sobre todo los femeninos, algo que Sango no lo veía con buenos ojos.

Mientras que los mosqueteros ven sus experimentos a su alrededor dan su opinión:

-Tal vez le gustaría presentar estos experimentos al rey, ya que suele recibir en la corte a inventores y filósofos-Dijo el joven.

-Estaría bueno, y si quieres podrías acompañarme-Dijo Miroku dirigiéndose a la mujer.

-Alto, no te sobrepases-Le contestó ella.

-Deben disculparlo, siempre es así con las mujeres-Intervino Shippo.

-Oye, no seas chismoso-Dijo el joven alquimista.

-Ya lo noté-Dijo Inu sonriendo.

Mientras que ellos hablaban, Kagome se reía sobre esos chismes al escucharlos cuando ayudaba a Sango en la rueca.

Hablando sobre cultura, Inu toca el tema de la conocida que es muy culta, además de enseñar a los niños en los suburbios, ahí Kagome pregunta quién es y el mosquetero le responde:

-Solo es una conocida.

-Cuando pueda dile que venga y le muestro mis inventos-Dice Miroku, pero Sango le pega en la cabeza.

Pero llega un punto en que Mushin se desconcentra y les invita a salir a la feria para que se distraigan un poco, así lo dejan que trabaje tranquilo; y todos los presentes aceptan.

Pasean por la feria cercana lleno de vendedores que vendían diferentes productos, muchos provenientes de las regiones del reino y otros eran objetos importados de las colonias de ultramar, algo que llamaba la atención a Kagome.

Continuando con su paseo, llegan a una carrosa y se detienen un rato para apreciar un teatro ambulante, del cual era de Commedia dell'arte. Como llaman la atención con los personajes enmascarados, se quedan a verlos y hasta se ríen del acto de los comediantes ambulantes.

Al terminar de ver el final de aquel cómico acto, Inu y sus amigos continúan caminando para recorrer la feria.

Cuando iban a continuar con su caminata, aparecen los guardias del ministro liderados por el oficial Tulbancain, quien es reconocido fácilmente por los tres mosqueteros, y este lo mismo y ahí ordena cargar contra ellos.

Por eso, Inu le ordena a Miroku que proteja a Kagome y a Sango con Shippo, mientras que él y los mosqueteros los ayudan para un fin: evitar que choquen espadas.

En plena persecución, los mosqueteros del rey tratan de perderlos de vista entre todos los comercios, y cuando algunos enemigos se topan con el teatro ambulante, los comediantes retrasan la persecución de los guardias y los burlan.

Después de poner a Kagome y los demás a salvo, Tulbancain encuentra a los cuatro mosqueteros y desenvainan sus espadas, ahí Inu y sus amigos deciden hacer lo mismo y así chocan sus espadas contra los guardias; mientras que la gente de la calle se corre para verlos pelear.

En plena pelea contra el enemigo cerca un callejón, Inu se enfrenta a varios que tratan de rodearlo y es en ese momento en que interviene Kikyo que dispara flechas a varios y hasta le da una mano al mosquetero de orejas de perro.

Mientras que el barbudo, la mujer y el joven deja fuera de combate a varios enemigos mediando golpes y patadas, y Tulbancain es desarmado y ordena la retirada.

Después de haber derrotado a los guardias del ministro, Kagome, sus amigos y la gente felicita a los mosqueteros de haber actuado heroicamente contra el enemigo y ahí Inu se despide de ella para volver con sus amigos al trabajo, no sin antes darles una invitación a conocer su casa:

-Cuando puedas, puedes venir a mi casa, mi familia te recibirá con gusto.

-Lo cumpliré.

Antes de ir al cuartel general de los mosqueteros del rey, Inu les avisa a sus amigos de que va a visitar a Kikyo, y estos le dejan.

Al llegar a su casa, la conocida lo recibe cortésmente, y ve según por los muebles, que ella lleva una vida sencilla.

Cuando Inuyasha se pone cómodo, quitándose su espada, su sombrero y su capa, Kikyo le cuenta lo que hace con los doctores:

-Yo suelo trabajar con los doctores del lugar para ayudarles a curar a pacientes enfermos, y hasta logramos hacerlo con los remedios que fabricamos, siempre con plantas medicinales.

-Bien por ti-Dice Inu.

-¿Sabes? Quiero que te quites la ropa y te acuestes en la cama.

-¿Para qué?

-Ya lo veras.

Cuando Inu va a la alcoba y hace lo que ella pide, aparece Kikyo y quitándose su bata, deja mostrar su belleza natural, lo que cautiva mucho a Inuyasha, del cual se le acerca, lo abraza y ambos se dan besos y caricias hasta estar acostados en la cama.

Después de divertirse íntimamente, Inuyasha se viste y le dice:

-Me gustó hacerlo, cuando pueda te visitaré.

Al retirarse el mosquetero, ella se pone la bata y se sienta a tocar un laúd.

El intrepido mosqueteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora