La derrota de los mercenarios

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En pleno saqueo, los mercenarios andaban recogiendo a los animales de corral hacia la casa del amo para carnearlos y disfrutar de un caótico banquete acompañado con el alcohol, además de que eran apurados por el oficial Kyokotsu porque estaba hambriento.

Mientras tanto, Koga y sus amigos estaban pensando en ingresar a la casa del amo, con ayuda de los amigos de Kagome que llegaron en secreto cuando ocurrió este ataque, y Miroku dijo:

-Usare mis inventos para esta ocasión, además que voy a tener ayudantes.

Al decir eso, le tocó en los glúteos a Sango y esta le dio una bofetada, del cual Shippo le dijo:

-Ten más cuidado y no te sobrepases.

-Déjense de tonterías, debemos salvar a Kagome y a las jóvenes antes que hagan algo malo con ellas-Dijo Koga.

-Eso, avancemos-Insistía Sango.

En ese momento, Bankotsu junto con Jakotsu estaban torturando al amo y a varios de sus amigos en la sala principal, mientras que Renkotsu con Suikotsu vigilaban a las jóvenes, mientras que los demás mercenarios recogían el botín.

Ahí, el amo no aguanta ser torturado y ruge:

-Hagan lo que quieran conmigo, después de todo no voy a parar de maldecirlos.

Harto, Bankotsu lo mata de un disparo y ordena a algunos de sus hombres traer a algunas de las prisioneras, ya que planea divertirse torturándolas con ayuda de Jakotsu, mientras que Suikotsu elimina a los amigos del amo.

Ahí traen a dos, y una de ellas de nombre Almendra les critica:

-Ustedes no son más que unos imbéciles y no son buenos combatientes, sino, vulgares asesinos.

Jakotsu la decapita y la segunda de apellido Forero les dice:

-¿A ver si son tan hombres al torturar mujeres? imbéciles.

Cuando Jakotsu la decapita a la segunda, el condotiero ordena traer a Rin y a Kagome, pero estas se resisten a ser torturadas, y la primera dice:

-No dejaremos que nos hagan nada de bestialidades.

-Te haremos tragar esas palabras-Contesta Bankotsu.

En ese momento, los herreros atacan a los mercenarios que estaban de guardia, seguidos de Sango con su gata Kirara, y de Miroku que utiliza sus explosivos con ayuda de Shippo, haciendo que Koga y sus dos amigos enfrenten valerosamente a los enemigos, y es ahí donde matan al oficial Kyokotsu.

Pero cuando Koga y los suyos están en la entrada de la casa, son rodeados por los mercenarios y algunos de los oficiales que andan preparando sus armas:

-Mátenlos a todos-Ordena Bankotsu.

En ese instante, aparecen los mosqueteros del rey que abren fuego contra los atacantes haciéndolos titubear y después Inu y sus compañeros cargan con espada en mano, del cual motiva a Koga y a los amigos de Kagome a seguir luchando.

Cuando los mosqueteros están lidiando con los mercenarios, abriéndose paso hacia la casa, aparece Sesshomaru en compañía de Fred y de los jinetes, que cargan contra el enemigo.

Con espada en mano, Sesshomaru avanza con la caballería y atropella a varios enemigos a su paso, del cual muchos huyen; ahí Fred junto con el Espadachín imperial dan muerte a muchos con su sagacidad y atropellan a otros en sus caballos.

Cuando Jakotsu le avisa al condotiero del rey, este ordena a Renkotsu y al oficial Ginkotsu que los enfrenten, mientras que él se queda con las prisioneras:

-Voy a divertirme con estas dos que se parecen-Decía dirigiéndose a Kagome y a Rin.

Cuando Suikotsu y varios van hacia el bosque para hacer un ataque sorpresa, son sorprendidos y el oficial es muerto por Kikyo y los milicianos, del cual varios se unen a la batalla en ayuda de los mosqueteros.

Cuando Renkotsu y los jinetes avanzan chocan con la caballería real, produciéndose una carnicería con el intercambio de disparos y sablazos. Y es ahí Sesshomaru donde da muerte a Renkotsu y a varios contrincantes, nadie podía pararlo, y eso que Jaken estaba ahí para ayudarlo.

Los milicianos urbanos avanzan y ayudan al monarca contra el enemigo, y es ahí donde Kikyo lucha cuerpo a cuerpo contra varios oponentes, ayudando a sus oficiales.

Koga avanza atropellando a varios guardias para darse paso hacia el condotiero y cuando es acosado por Jakotsu, este lo manosea y ahí el joven lo golpea pero su enemigo no se da por vencido, hasta que es muerto por una pica lanzada por Ayame.

Al verla Koga queda sorprendida y ella dice:

-Como sea, yo te estaré ayudando.

-Te lo agradezco-Responde.

Siguiendo al rey, a los mosqueteros y a los milicianos, los campesinos sobrevivientes salen del bosque y se lanzan con furia a sus verdugos.

En pleno combate cerca de la casa del amo, Sesshomaru y sus generales aplastan a muchos, y es ahí donde mueren el oficial de artillería y el enano.

Inu entra a la casa y enfrenta a Bankotsu justo cuando se estaba acercando a las dos prisioneras, del cual aprovechan a huir y sacarles las ataduras a las demás, pero el mosquetero le hiere en un brazo al condotiero y este logra escapar en compañía de varios mercenarios.

Cuando los mercenarios huyen de los soldados del rey. Los campesinos, ya sean los que se escondieron en el bosque y los prisioneros, agradecen al monarca y a los mosqueteros por haberlos ayudado.

Aunque fue rescatada, Kagome abraza soltando unas lágrimas a Inuyasha, mientras que Rin se vuelve a encontrar con el rey a quien lo abraza frente a la multitud, aunque se disculpa por ponerlo en vergüenza.

Después de aquella derrota, Bankotsu llega a su casa y refunfuñando y maldiciendo se dirige a su habitación para pensar en que hacer ahora. Y de repente, se encuentra con Incognito y los hermanos Valentine en el mismo lugar, y el condotiero le grita:

-¿Qué diablos quiere ahora? Fracase y no quiero trabajar más para su maldito ministro.

-Ahora vemos que ha fracasado, y por lo tanto, eso enfurece al ministro, del cual es mejor que desaparezca-Dice el tuerto.

-Sobre mi cadáver-Responde Bankotsu con espada en mano.

En ese momento, aparecen algunos mercenarios y el condotiero ordena que maten a Incognito, pero los mismos mercenarios se lanzan contra él y lo apuñalan, y aparecen otros que abren fuego contra el condotiero. No muerto aun, Incognito hace el resto hundiéndole el acero de su espada, del cual hace que Bankotsu no vuelva a levantarse.

Al morir el jefe, y como ya no estaban los oficiales, los mercenarios se unen a la guardia del ministro, por invitación de Incognito quien les perdonó la vida.

El intrepido mosqueteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora