Capítulo 5

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Septiembre... Ya es septiembre y sigo sintiendo los lunes exactamente igual que los demás días. Es muy extraño estar en preparatoria, después de estar acostumbrado tanto tiempo a ser un niño, se siente como estar en un nuevo mundo en el que no sabes moverte y todo lo que creías que sabías, no funciona como parece.

Estos pensamientos invadían mi cabeza mientras estaba mirando a la nada en el salón de clases, rodeado por todos mis compañeros platicando.

Desperté de mi viaje astral y me dí cuenta que ya habían pasado 20 minutos y no llegaba el profesor ¿¡Pero qué rayos ocurre con este carnal!? ya lleva casi un mes sin aparecerse y la escuela no es para mandarnos al menos un sulpente. Me largo de aquí

Busqué con la mirada a Oscar y no lo encontré por ningún lugar entre todos los del salón preparándose para salir... Nope, no está aquí. Quizá simplemente no vino o igual se le hizo tarde. Me disponía a salir del salón, cuando un dedo tocó dos veces mi hombro, apenas con fuerza.

Diana: Hola Dani...

- Hola Diana ¿Qué ocurre?

Diana: Nada, es que hoy no vino Abigail y no tengo amigos, quería saber si podía juntarme contigo

Lo dijo en un tono entre tímido y entusiasta, lo cual me desconcertó un poco.

-Claro, justo hoy también faltó Oscar, así que un poco de compañía no me caería mal

Diana: ¿Y qué quieres hacer?

-Voy acá abajo a la cafetería por un sándwich

Diana: Oh ¿No quieres el mío? Yo no tengo hambre

-No Dianita, muchas gracias. Es tu comida, a parte, no me gusta la mayonesa

Diana: A mí tampoco

Respondió casi de inmediato y extendiendo el sándwich hacia mí, insistiendo. Como si se tratara de un sándwich que desde el principio era para mí.... ¡Naah! Solo es casualidad y ella es muy amable, se lo voy a aceptar unicamente porque ya tengo muchísima hambre.

Caminando por el pasillo principal, ella no me hablaba demasiado, sólo me hacía preguntas y yo me aventaba respondiéndolas con mucha confianza mientras disfrutaba el delicioso sándwich que me regaló

Diana: ¿A tí te gusta dibujar, cierto, Daniel?

- Mmh Sí, me gusta bastante, cada dibujo que hago, siento que me sale mejor.

Diana: ¿Alguna vez has dibujado a color?

-Uh.. No, al menos un rostro humano, nunca. ¡Lo mío es el grafito!

Diana: Mira, yo tengo unos colores de dibujo, si quieres, vamos a la biblioteca e intenas hacerlo ¿va?

- Eh.. No lo sé, Diana. Ni siquiera sé que podría dibujar, no tengo imágenes o una idea de lo que quisera plasmar.

Diana: Puedes dibujarme a mí...

-...

Diana: ...

- Por supuesto

Nos dirijimos entonces a la biblioteca, normalmente los lunes en la primer hora, está casi vacía, parece la típica biblioteca de una escuela americana, grandes libreros, mesas con lámparas, áreas especiales para estudiar, una bibliotecaria que te calla si haces un sonido muy fuerte. La verdad, no sé como hacen para que estén tan herméticas las paredes, pues no se escuchaba absolutamente ni un sonido de afuera, lo cual se sentía extraño en tu cabeza cuando cerrabas la puerta al entrar.

INVIERNO DE SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora