INVIERNO DE SILENCIO

Capítulo 29

Estoy dormido, me siento débil, cansado, agotado mentalmente, con dolor, fatiga... No tengo ganas de nada y...

Alonso: ¿Daniel..? ¡Daniel!

- ¿Qué pasó..? ¿¿Qué pasó??

Apenas podía articular palabras de tan dormido que estaba. Volteé a ver a mi padre, quien me despertaba y ambos nos vimos con cara de confusión.

Alonso: ¿Estabas dormido?

- Pues sí, son las... 9 de la mañana

Alonso: Vine a ver que te pasaba porque estabas diciendo un montón de groserías y cuando llegué, estabas llorando... Creo, dormido.

Lo vi con confusión, pero obviamente sé lo que pasó. En ese momento de verdad consideré dejar de tomar esas pastillas. No es normal que un niño de 16 años como yo, tome eso. Me están causando un trastorno de sueño.

- La verdad, no sé qué haya pasado. Quizá tuve una pesadilla

Alonso: Oye, tu mamá está enojada contigo

- Ugh... Lo sé. Quizá no debí hablarle así ayer

Alonso: Bueno, ya levántate.

A veces me saca un poco de onda lo indiferente que suele ser mi padre, es extraño y a veces molesto. Me levanté, me bañé y fuí a desayunar con mi madre.

Ella ni me volteaba a ver, pareciera que sí estaba muy molesta. Me animé a hablarle para pedirle una disculpa.

- ¿Oye? Perdón por lo que pasó ayer, es que est...

Lucía: ¡Te pasaste, Daniel..! ¡Te... Pasaste!

- Perdón, es que estaba muy alterado, no salió como yo esperaba lo que pasó ayer.

Lucía: ¿Y yo tengo la culpa?

- No...

Lucía: Ya termina para que ya te vayas a la escuela, corre.

Y no me perdonó. Supongo que yo tampoco lo haría, sigue bastante molesta y ahora, supongo que más.

Tomé mis cosas y me fuí a la escuela. Ahora que no pienso ir con Jazmín, supongo que sí iré, aunque ya no sé ni a qué voy, sinceramente.

Luego de un rato, llegué a la escuela, caminé por el pasillo principal y vi a Lilí sentada en una banca escribiendo en un cuaderno y escuchando música. Me acerqué a ella.

- Mocosa...

Lilí: ¿Qué rollo, Daniel?

- Nada, aquí ando

Lilí: ¿Sigues triste por lo de ayer?

Conteniendo las lágrimas, por recordar, solo moví mi cabeza para decirle que sí.
Ella se quitó los audífonos y me invitó a sentarme, me abrazó con un solo brazo y me juntó con ella, me dió palmaditas y yo me recargué en ella con bastante tristeza.