1 - Primer encuentro.

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Atlanta, Georgia - 2014.

Soy Jane Winchester. Una chica normal de casi 18 años, de estatura media y de rasgos un poco añiñados con unos ojos azulados que destacan bastante sobre mi piel clara. Esa característica siempre me hizo quedar como un angelito cuando era pequeña, cosa que no fui durante mucho tiempo pero usaba a mi favor. Ah, y si os preguntáis el origen de mi apellido… no, no soy familiar de nadie de la serie Supernatural ni mi padre fue un fabricante de armas, quizá sí mis antepasados o parientes lejanos, pero eso no viene a cuento.

El único dato curioso de mi aburrida vida es que veo y siento a los espíritus. Suena interesante ¿eh? Toda una aventura. Pues no, y tampoco vivo la típica historia de amor adolescente donde la protagonista se enamora de un chico fantasma que está buenísimo y hacen lo imposible para estar juntos. Ya sabéis, un amor entre dos mundos y… bla bla bla. Cursilerías. No obstante, parece que todas las chicas deseen ese tipo de relación amorosa, sigo sin entender porqué.

Aunque tenga el don de percibir seres de otro mundo, los ignoro completamente. La vida es más fácil de esa manera y no tengo tanto tiempo como para desperdiciarlo con los problemas de gente ya muerta. Los vivos también tenemos nuestros problemas ¿sabéis? Puede que suene egoísta pero, al fin y al cabo, es lo más sano para mi mente y no quiero que me internen como una loca en un psiquiátrico por creer que veo fantasmas.

Igualmente, os contaré mi historia… Todo comenzó el espectacular primer día de clase del último curso de bachillerato. No sabéis las ganas que tenía de acabar este infierno e irme a una universidad, bien lejos de gente estúpida que me mirara por encima del hombro. No es que llevara tampoco una mala vida porque mis notas eran buenas pero hacía que todo fuera demasiado aburrido. Además, estaba el hecho de que solo tenía un amigo que, por cierto, ya visualizaba al acercarse a mí.  

- Hola, Kevin. ¿Qué tal estás en esta maravillosa mañana? Yo me he lucido con las ojeras. -Sonreí irónicamente dejando que el chico, bastante más alto que yo, me observara de cerca al agacharse un poco para quedar a mi altura.

- Estás como siempre, ya no te reconozco sin las ojeras, niña panda. –Dijo aquel chico con esa estúpida sonrisa en la cara que llegaba a alegrarme en los días más grises. Parecía mentira como una expresión de la persona adecuada podía influir tanto en alguien.

¡Ah! Mejor os lo presento cuanto antes. Kevin Wang es mi mejor -único- amigo desde hace cinco años. Nos conocimos cuando empecé a tomar clases de Jiu Jitsu, un tipo de arte marcial japonés. Nada más ingresar en las clases, él ya era cinturón verde casi marrón porque asistía a la escuela desde pequeño pero conseguimos el cinturón negro a la vez. ¿A qué soy impresionante? Para que luego digan que las mujeres no sabemos repartir hostias.

Siempre quedábamos a la mitad del camino para ir al instituto. Su casa estaba más cerca del recinto pero, igualmente, me esperaba hasta que llegaba a la esquina para seguir juntos el trayecto a la escuela. La gente se pensaba que estábamos liados o algo por el estilo pero, bueno, era normal si veías a una chica y un chico que solo se prestaban atención el uno al otro, que vivían en su propio mundo.

Nunca entendí por qué me sentía tan a gusto a su lado. No es que estuviera enamorada de él ni mucho menos solo que… sabía escuchar y no me trataba como a una demente cuando los espíritus venían a hacerme una visita sin cita. Simplemente, me aceptaba tal y como era y eso se agradece cuando estás completamente rodeada de personas que te tratan como a un bicho raro… que te excluyen de su vida.

¿Pensabais que siempre fui tan asocial? De pequeña era una niña agradable con la que se podía conversar tranquilamente. Calmada y buena, como había dicho, un verdadero ángel. Supongo que era por la calidez que recibía de parte de mi familia, aunque todo cambió cierto día y eso hizo que me cerrara en mí misma. Después de tantas decepciones e insultos, era mejor no relacionarse con la gente para evitar ese tipo de problemas.

Poor Dead BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora