Catherine McHannon tiene un oscuro secreto del que proteger a sus hermanos pequeños, pero también del que protegerse a sí misma cuando el momento llegue.
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Draco Malfoy x oc
oc x oc
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HERMOSA PORTADA DE @abbxmar
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LOS MCHANNON
1995
—¿A dónde vamos, Dora? —le preguntó Catherine a su prima.
—No hay tiempo para explicaciones.
Dora tomó la muñeca de Catherine y la arrastró fuera de la casa. Una vez en el jardín, la chica rubia se frotó los brazos debido a la fría brisa que venía de golpear su cuerpo.
Volver a compartir habitación con su hermana pequeña era agotador. Joddie se pasaba las noches despierta hasta altas horas de la madrugada, riendo mientras leía su correspondencia o comics muggles.
Pero era imposible que la hermana mayor tuviera una habitación para ella sola. Si no compartía habitación con Joddie, la compartía con Dora cuando esta se quedaba algunos días en casa. Pero esta última opción no le molestaba en absoluto: las dos chicas solían quedarse despiertas hablando hasta las tantas, Dora cambiaba su cabello al gusto de Cath e imitaba a ciertos profesores de Hogwarts cambiando su aspecto físico, cosa que hacía reír a la Slytherin a carcajadas.
Catherine observó cómo su prima tomaba dos escobas polvorientas del pequeño trastero que había afuera de la casa. Le dio una a Catherine.
—Móntate y no hagas preguntas —le ordenó.
Catherine abrió la boca, empezando a asustarse.
—Do... Dora, no entiendo nada —titubeó.
Tonks le dirigió una mirada severa.
—Sabes volar, ¿no?
—Sí, pero...
—Entonces móntate y sígueme hasta...
—¡NYMPHADORA! —la voz de Andrómeda resonó por todo el lugar.
Las dos chicas se encogieron sobre ellas mismas y la madre de Dora salió hecha una furia por la puerta del patio, seguida de su marido, Ted.
—Mamá —dijo con decisión su hija—, ya no hay nada que puedas hacer...
—Claro que lo hay —respondió Andrómeda.
La mujer se colocó detrás de Catherine, agarró firmemente sus hombros y la pegó bruscamente a su cuerpo.
—¿Qué vas a hacer? ¿Vas a impedir que lo sepa todo? ¿Incluso ahora, en esta situación? —le preguntó enfadada a su madre.
Pero ningún adulto se molestó en mirarla, estaban demasiado ocupados fulminándose con la mirada entre ellos. Ted y Andrómeda miraban a su hija con desafía, como retándola a hacer algo.
