El Secreto De Hal

37. Clark

Está a punto de llegar la hora de la comida en el Daily Planet cuando Clark lo oye. Claro como el agua del vaso de lois a un par de metros de su escritorio, el gruñido de rabia y frustración de Bruce atraviesa ciudades hasta llegar a sus super sentidos. El se levanta de golpe de su pequeño cubículo tirando la taza de café al suelo sin querer mientras oye algo romperse y al otro hombre refunfuñando. Su latido es inestable errático y enfadado y Clark suelta una torpe disculpa antes de salir corriendo de la oficina ponerse el uniforme y volar hacia Gotham.

Entra sin problemas en la mansión y con sus super velocidad no tarda en llegar a la habitación que Bruce y Hal han estado compartiendo completamente preparado para enfrentar una gran amenaza, pero sólo encuentra a Bruce de espaldas a el al lado de una lámpara rota en el suelo mirando las puertas de cristal abiertas frente a el y las cortinas moviéndose por el frío aire.

El reportero cierra la puerta detrás de él antes de empezar a caminar lentamente hacia su amigo, ve el papel en su mano izquierda y se concentra en los latidos de Bruce. Teme que Hal no esté en la habitación porque le ha ocurrido algo aún peor y que su amigo vaya hacer alguna locura.

Cuando Bruce se gira antes de que Clark llegue a el su cara es la máscara de indiferencia que no había visto en el multimillonario en meses. A pesar de que el hombre sólo lleva el pantalón de un viejo pijama de tallas y tiene varias marcas sobre el pecho (que supone ha hecho Hal) que destacan sobre pálidas cicatrices, tiene una forma de parecer  intimidante que siempre le resultará sorprendente.

Sus fríos ojos azules parecen profunsos pozos completamente vacíos cuando se clavan en los suyos y avanza un paso para entregarle el papel. El super hombre coge el papel y desvía la mirada del contrario en cuanto puede centrándose en la descuidada letra de cierto piloto escrita en un boli azul.

Siento haberte hecho esto.
No dejes que maten a Gabe.
Hasta nunca.
TQ - H.J

Clark levanta la vista completamente en shock y la fina línea que forma los labios de Bruce se aprieta con más fuerza, en sus ojos brilla durante un segundo el destello de dolor más intenso que Clark a visto nunca y no puede evitar acabar con la distancia que hay entre ellos y envolver a Bruce en un fuerte abrazo.

Para su sorpresa el murciélago no sólo se deja abrazar sino que corresponde el abrazo con fuerza y entierra su cabeza en el hombro de Clark. El reportero siente el dolor de Bruce como si fuera el suyo, le duele hasta respirar y le gustaría envolver a Bruce en papel de burbujas y protegerle de todo mal que puedan causarle. Bruce tiene un aspecto intimidante, fuerte, serio, imperturbable e impecablemente inteligente y ciertamente es todas esas cosas, pero tambien es humano y sus sentimientos son como una fragil figura de cristal que protege a toda costa. Ha dejado que Jordan vea la figura de cristal, le ha dejado acceder a ella y, aunque no haya sido su intención, el piloto la ha hecho pedazos contra el suelo. 

El abrazo es realmente largo y Clark no está dispuesto a soltar su aagarre del otro hombre hasta que esté este listo.

Cuando Bruce se aparta Clark le da su espacio, se sienta a los pies de la cama mirando a su amigo que sigue quieto como una están a frente a las enormes puertas de cristal mirando al horizonte como pidiéndole al sol que trajera de vuelta a un piloto idiota.

- El médicamento empezaba a fallar. Zatana y Leslie nos dijeron ayer que el virus se vuelve inmune y que pronto retomará su progresión habitual. Jordan es idiota y yo he sido un imbécil.

- No podías hacer nada Bruce. Ha tomado una decisión y aunque te día la no eres el responsable. Esto y convencido de que has sido lo mejor que podía pasarle.

- Debí haberlo visto venir.

- Siempre te quejas de que el es impredecible, de que nunca sabes como va a reaccionar, ni en una misión ni fuera. - Hay algo parecido a una sonrisa triste en los labios de Bruce. - ¿Qué hacemos ahora?

Bruce parece recomponerse durante unos segundos al tener algo en lo que pensar, una orden que dar, algo que le hace sentir el mismo después de varios meses de ensoñación de trágica historia romántica adolescente.

- Nada. - Dice el murciélago sin mirarle pero sorprendiendole.

- ¿Nada?

- Aunque intentaremos encontrarle no daríamos con el, es el mejor lantern y no se ser a atrapar. Lo único que podemos hacer es prepararnos para su funeral, Hal Jordan ha muerto. - Bruce se aleja de las puertas de cristal y se marcha de la habitación. Clark se queda en silencio, no sabe que hacer, no sabe que decir no cree que sea capaz de moverse por un rato.

El reportero está convencido de que debe estar drogado, es la única explicación. Mira la nota entre sus manos antes de mirar a la puerta de madera que Bruce ha cerrado al salir y volver a mirar a la nota. Las dos personas más cabezotas, orgullosas y restauradas que conoce ¿acaban de rendirse?