Si Wyatt fuera tu novio, darían consejos como pareja a sus amigos.
—Bien, Lisa... Entonces, sí entendimos bien.—volteaste a ver a Wyatt por 1 segundo. —¿Tu novio se enojó contigo porque le diste like a la foto de alguien que te gustaba, pero que nunca fueron nada?
—Sí... Pero de alguna manera trato de entenderlo, se puede mal interpretar, jamás le he dicho te amo y quizá tiene desconfianza de mí.—dijo tímida mientras miraba sus uñas.
—Espera, ¿qué?—soltó Wyatt sorprendido. —¿Nunca le has dicho te amo? ¡Esa es la clave secreta para empezar a tener confianza! Yo se lo dije a...—te volteó a ver nervioso. Claro, de nuevo se le salieron las palabras. Soltó una risa nerviosa y junto sus manos.
—Cómo te iba diciendo...—Lisa los miraba atentamente. Seguro se asustó un poco, pero ese no era el caso. —Yo pienso...—soltaste las manos de Wyatt para tomar las de Lisa, Wyatt inmediatamente reaccionó asustado y abrazo tu cuerpo, aferrándose a él. —Yo pienso que es suficiente tener una plática con él, dejándole en claro que esas actitudes lastiman y debe ser más consciente a la hora de actuar. Que no se deje llevar.
—Lo s...—Wyatt interrumpió a Lisa.
—¡SÍ! O sea, a veces hablamos por hablar, actuamos por actuar y no pensamos las cosas. Pero en realidad es porque las amamos. Y sí él no comprende lo que tú le dices, no es el indicado. Tiene que escucharte.—boom, te cayó la indirecta. Obviamente quería que lo perdones.
—Wyatt...—dijiste entre dientes.
—Bien..—Lisa se levantó del suelo. —Gracias por escucharme, y por los consejos. Tengo que irme, fue bueno estar con ustedes. Los quiero.—dio media vuelta y comenzó a caminar.
—¡Espera! ¿No quieres que te acompañemos a la puerta?—dijiste.
—No. Quédense hablando.—sonrió y cerró la puerta de la habitación. Soltaste un suspiro, sentías la mirada de Wyatt encima de ti.
—¿Así que la clave es esa, no? Decirle te amo.—dijiste mirándolo.
—Sabes que no. Cuándo te lo dije por primera vez, fue espontáneo. Ni siquiera me di cuenta de lo que decía. Sólo te vi, lo sentí y lo hablé.
—Así cómo ahora. Lo dijiste porque lo sentías.—dijiste mientras te levantabas del suelo.
—____.—te tomó del brazo. —¿Qué tú no me amas que no me crees capaz de amarte? He hecho todo por ti, lo he demostrado y te lo digo otra vez. Te amo, _____.
Se miraron unos segundos, y no evitaron las ganas de besarse, otro de tantos besos más dentro de esa habitación.
¿Ven? A veces dejamos que nuestros sentimientos hablen por nosotros mismos.
¿Un maratón por el regreso?
