Capítulo 8.

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Desperté por el sol. Entraba por la ventana y daba justo en mi cara, sabía que era temprano, no oía a nadie. Siempre que amanecia podía escuchar como hablaban, o al menos eso dicen que hacen, pero más que hablar todos gritan y estaba vez no podía notar ninguna voz.

Aun así decidí levantarme. No sabía cuando me había dormido, aunque se que anoche tuve tantisimo sueño, me quede pensando en Frank, en sus mensajes, en apenas una conversación que habra durado menos de veinte minutos pero que supo mantener una sonrisa en mi rostro hasta el día de hoy.

Caminé hacía el baño. Lave mi cara. No quería ni verme al espejo, no tengo un gran aspecto cuando recién me despierto, pero vale.

Baje al comedor. Parece que todos seguían durmiendo, era muy raro en mi encontrarme levantado a estas horas. Solo me agarre una taza y me prepare un cafe, creo que es lo único que podía hacer sin que hubiese peligro de que quemara la casa o alguna cosa así. No era de lo mejor en el arte culinaria.

-Tío ¿Tú a estas horas? -Era Alejandro, me sorprendio al entrar.

-Me desperté y ya no pude dormirme, no tengo ganas. -Dije, mientas me paraba para prepararle un cafe a Ale.

-Tendre que pedir un deseo, estas cosas no pasan todos los días. -Dijo. Reímos ambos.

-Ya ves... Me ha dicho Frank que nos veamos, ya sabes. Todos. Para despedirnos. -Alejandro había notado que me sonrojaba al decir esto.

-¿Frank? Ese chaval me da mala uva. -¿Por qué lo decía? A mi me ha parecido buena gente.

-¿Estais seguro que no te refieres a Samuel? -Quizas solo se confundia de personas.

-Vale, se quien es el tio, tal vez me equivoque, no lo juzgare.-Dijo. Mientras tomaba el cafe que le había preparado con una cara no muy satisfactoria.-Pero dime ¿Cuádo quereis que nos juntemos?

-Pues, podría ser mañana, hoy es el cumpleaños de Sara, mi prima, así que no podremos irnos. -Me parecía buena idea, mañana sería el último día en Madrid, debiamos disfrutarlo.

-Venga, esta bien. Y tu... ¿Qué pasa con ese tal Frank? -Preguntó. ¿Qué le diría? Solo eramos conocidos. Claro que tiene algo en su personalidad que me gusta, pero no me queria apresurar.

-Nada... Solo hable una vez con el. Es guapo. -Dije, sintiendo un  calor en mi rostro.

-¿Te gusta ese tío? -Río. -¡Que gustos raros tienes Guillermo! -Seguía riendo, me contagio la risa y los dos reíamos ahora.

-Pues, no esta nada mal. -Sonreí.-Se que no te cae de lo mejor ese Samuel... -No me dejo terminar la frase.

-Vale, entiendo. Ire, solamente para que veas a Frank. -Dijo. Sonreí nuevamente.

-Que tu vas con Carol, no podras quejarte. -Me gustaba bobear con este tema.

-Ya tío, que me arrepentire de ir. -Rió. -Así que tratame como se debe.

Seguimos con esta charla, aunque terminamos golpeandonos, siempre en broma. En mi casa, es decir, la casa de mis abuelos todos estaban muy alterados, ya que hoy se festejaba el cumpleaños Sara y se encontraban todos muy ocupados, solo nos decidimos a ayudar. Carol, Alejandro y yo preparabamos el salón, tematico de princesas, no me gustaba pero era lo que mi prima había decidido este año, al ser la única hija que tenía mi tía era demasiado consentida, a veces más de lo que debe. 

La tarde se paso volando, esta era una de las fechas en las que nos reuniamos todos, Sara era la única niña en la familia, la única niña pequeña y todos estaban pendientes de ella, tenía un caracter único, aunque a veces y al estar mucho tiempo con ella terminaba cansandome, pero vale, que es pequeña y los niños a esa edad se comportan así. En fin... A la noche decidimos quedarnos en el lugar que habíamos hecho el cumpleaños, comimos lo que había quedado que en realidad era demasiada comida, se veía que nos iba a quedar para varios días. La estabamos pasando bastante bien, había venido Sara también, ya que su madre era muy amiga de mi madre, y de su hermana, mi tía. 

-Mañana iremos con los chicos ¿No?- Dijo Sara. 

-Em... No se, es decir, no creo que sea buena idea.- Esta vez era mi hermana a la que no le agradaba la idea. Estaba demasiado bien con Alejandro y se ve que no quería que Samuel se acerque.

-Venga tía ¿Que ha pasado? Que hasta hace unos días tu erais la que quería ir.- Sara insistió. En este momento y raramente apoyaba la opinión de ella. 

-Pues... Es que, no me agrada ese pringado de Samuel.- Se veía que Carol estaba muy enfadada.

-Carol, que no es nada, vamos.- Dijo Alejandro. Al mismo tiempo me miro y me guiño el ojo. 

-A mi me apetece ir.-Dije. A mi hermana le sorprendía esto, no era muy común de mi parte.- No seais mala gente.

-Bueno, iré, solo por mi hermanito.- Era la primera vez que Carol, aunque sea en broma, hacía algo por mi. Todos reímos después de esto.

Después de charlas, risas y tal vez algunas peleas mi familia decidió que ya era hora de volver a casa, mañana, bueno hoy, porque ya habían pasado las doce de la noche, sería el último día que estuviesemos en Madrid, y también sería el día en que viera a Frank por última vez o al menos hasta que pudiera regresar en vacaciones si es que nos siguieramos hablando. Desde que me acoste y mire el techo, como solía hacer en mi casa, pense en el y en esa miníma conversación que habíamos tenido pero que a mi me hacía mucha ilusión. Hoy presentía que iba a ser un gran día, o al menos eso quería que fuese, me termine durmiendo con una sonrisa de oreja a oreja repitiendo una y mil veces en mi cabeza su nombre. Frank. 

La mejor decisión - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora