Capítulo 14

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GUILLERMO! -Oí a alguien gritar mi nombre y me exalte.

Mire hacia un lado y hacia el otro. De nuevo la plaza. De nuevo este estupido sueño ¿Por qué? No le encontraba ninguna lógica.

-¿Quién eres? -Pregunte mirando el cielo. Ese cielo morado tan hermoso. Raro, si. Pero a la vez tan bonito. Me seguía transmitiendo esa misma paz que la primera vez que lo soñe.

-Pronto estare para cuidarte, no te preocupes. -De nuevo esa voz tan calida, me provocaba seguridad, podría pasar horas escuchandola, me sentía protegido, allí no iba a poder pasarme absolutamente nada.

-¿Cuidarme? -A pesar de quedarme contemplando esa voz por unos segundos, pude reaccionar a las palabras que me había dicho. -¿Samuel? ¿Eres tú? -Yo sabía que se trataba de él. Pero... ¿Por qué se encontraba en mis sueños? Una mejor pregunta sería "¿Por qué me gusta estar aquí?" Y con él.

-Solo tienes que esperar. -Escuche esas últimas palabras y sentí un dolor. El mismo dolor que había sentido después de lo que me había enterado.

El cielo morado, ese cielo tan bonito. Desapareció. La paz que me transmitía lo hizo al mismo tiempo así también como la presencia de otra persona, quien yo pensaba que era Samuel.

Todo se volvió negro. Miraba mis manos y no las veía, ni mis pies, ni nada de mi. Es como si estuviese ahí pero a la vez no. El sentimiento de dolor iba creciendo, podía escucharme a mi mismo llorar, aunque en ese momento no lo estaba haciendo o eso creía, era como revivir esa situación tan horrible.

De repente me sentía humedo, esos llantos venían acompañados de lagrimas. Me asustaba escucharme a mi mismo tan desesperado.

Salté de la cama, estaba muy agitado y austado a la vez. Me dirigí lo más rápido hacia el baño. Lave mi rostro y me quede un segundo quieto. No podía reaccionar, no sabía que había pasado.

Se sentió tan real. En ese sueño se podía reflejar mi situación actual. Estar en un lugar tan tranquilo y que de repente se te venga el mundo abajo, así como si nada, sin que nadie te avisara ni te dijiera que estuvieses preparado para eso.

En este momento solo necesitaba volver a escuchar esa voz, aunque sonara raro, necesitaba escuchar la voz de Samuel, sentirme protegido por cada una de sus palabras.

Mi madre había vuelto con Carol, por suerte se encontraban en la cocina y no me habían escuchado correr hacia el baño, no quería que me hagan preguntas.

-Hola ¿Donde estabais? -Dije mientras entraba a la cocina saludando a amabas.

-¿Te importa? Ja, ja. -Dijo Carol riendo.

-Buah, que mala gente eres tía, ademas de que lo pregunto -También reí.

-Fuimos a comprar unas cosas y tu hermana quería ropa nueva para el viaje. -Dijo mi madre.

-¿Viaje? Pero... ¿Cuándo nos vamos? -Se refería a Madrid.

-Pues, supongo que dentro de una semanas estaremos allí. -Dijo con entusiasmo. -Su abuela ya nos extraña. -Rió.

-Vale, genial. -Dije. Al mismo tiempo baje la cabeza y trague saliva. Tenía que disimular mi mala cara y mis ganas de llorar.

La mejor decisión - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora