Dentro de horas salía el colectivo que nos llevaría hasta Madrid, no se porque pero esta vez me sentía más emocionado de lo normal por este viaje. Alejandro tampoco dejaba de hablarme sobre eso, tenía miedo de desilusionarlo y que no viera esa ciudad como yo la veo.
Salí de mi cuarto y me mire al espejo, esta vez mire a un chico totalmente diferente al que solía ver todas las mañanas, me veía bonito. Bonito. Nunca hubiese dicho esto de mi mismo, con un color diferente en la cara, este día no era como cualquier otro, tenía la esperanza de que iba a suceder algo nuevo. Solo debía sacar otra parte de mi, una parte que no conozca. Donde pueda sentirme seguro de mi mismo ¿Qué es eso? Nunca me había sentido seguro de mi mismo ni mucho menos. Todos me veían como una persona extraordinaria, pero volví a verme al espejo y me ví igual que siempre. Mis ojos no podían ver a esa persona maravillosa, que todos dicen que soy. En realidad creo que pocas personas pueden reconocer mi lado bonito, por así decirlo, solo amigos y familiares me lo habían dicho, no esa persona que yo todavía seguía esperando que apareciera en mi vida.
-Guillermo, ¿Qué pasa? - Me dijo Carol viendome desde la puerta de mi habitación.
-Nada... S-solo estaba pensado. -Dije tartamudeando, no era de demostrar mis sentimientos, mi hermana y yo nos queriamos, pero ninguno de los dos tenía confianza el uno el otro, o tal vez solo no nos atreviamos a decirnos ciertas cosas.
-Vale, Ale esta en el living, recién acaba de llegar, pense que lo habías escuchado. -la veía un poco colorada y me di cuenta cual era la razón al decirme que Alejandro estaba en casa.
-Venga tia, ahora se porque estas toda roja - reí. -A ver si lo espantas con esa cara. - Salí de la habitación todavía riendome.
-Anda prigao- Escuche que me girtaba desde el piso de arriba.
Ahí estaba Alejandro, sentado en el sofa, hablando con mi madre, siempre le cayo muy bien, lo apreciaba mucho, hasta eso envidiaba de el, la relación que tenía con mi madre, tenía más confianza con el, que con su propio hijo, me dolia. Pero yo nunca le di a mi madre la confianza necesaria para que podamos hablar, varias veces estuve a punto de estallar y contarle todo lo que me pasaba, pero... Prefería callarme y pasar mis problemas solo como lo hice desde que lo recuerdo. A pesar de todas las cosas que me sucedian me creía capaz de poder seguir soportando, siempre me consolaba con esa engañosa frase que toda la gente suele decirte "hay personas con problemas peores" pero cuando estaba mal veía mis problemas superiores a los de cualquier otro.
-Tio, ¡ahí estas! - dijo Ale, mientras me abrazaba.
-Chaval ¿Ya aquí? Que pesao eres. -reimos los dos.
-Que manera de recibirme tienes- siempre bromeabamos mucho con Ale.
-Venga compi, no te cabrees. -Lo abrace nuevamente.
-¡A cenar! Coman algo y luego duerman, yo los voy a llamar para poder ir a tomar el bus. -Dijo mi madre.
Corrimos a la mesa, los dos somos conciente de nuestros diesciseis años, pero seguimos siendo igual de inmaduros que cuando nos conocimos, y eso la verdad me agradaba muchisimo. Para Ale mi casa era como la suya, iba de acá para allá como quería, de por si no le costaba mucho tomar confianza con la gente, enseguida empezo a comer sin esperar a nadie, no le importaba lo que le dijeran y de por si a nosotros no nos molestaba que lo hiciera.
-Venga chicos, iros a dormir. -Nos dijo mi madre a los tres. Si, Carol estaba con nosotros, los días que venía Alejandro parecía la hermana perfecta, nunca estaba conmigo, pero de repente cuando llegaba el se acordaba de mi. -Carol ¿Donde vas? Tu para tu habitación - dijo. Yo me empece a reír.
-Vale hermanita, que no es nada. No se te va a escapar por la ventana - me miro con una cara fulminante, no le gustaba que la molestara con Alejandro, siempre nego lo que sentía por el y más conmigo.
Definitivamente estaba lo suficientemente cansado, era la primera vez que me tiraba en la cama y me quedaba dormido.
A las pocas horas escuche los gritos de mi madre llamandonos para que nos despertaramos, ya era de hora de partir hacía Madrid, mi cara de felicidad era infinita. Aunque siempre le encontraba el lado malo a todo ¿Y si Alejandro le gusta a las personas de allá? Me estaba arrepintiendo de haberlo invitado para ir con nostros de viaje, pero que más da... No conoci a nadie en quince años, tampoco la conocere ahora.
-¡Chicos! ¡Al auto! ¡Vamos! - Me había quedado pensando y mi madre todavía seguía llamandonos para que partieramos a tomar el bus que nos llevaria rumbo a Madrid.
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La mejor decisión - Wigetta
FanficGuillermo, un chico de solo diesciseis años. Conoce a Samuel, pero no se da cuenta de que el, es el indicado.