Capítulo 15

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Antes de subir al bus, miré mi móvil y allí estaban, dos mensajes de whatsapp. Uno de Fran y el siguiente de Samuel, es que era obvio, ni hacía falta leer los remitentes para saber que eran ellos dos los autores de esos mensajes.

Conversación con Frank

-Cariño, te espero con ansías. No has de imaginarte las ganas que tengo de verte. Espero que el viaje vaya bien, procura mandarme un mensaje cuando llegues, quiero saber como te encuentras. Mucha suerte!

Mi rostro expresaba todas las emociones buenas que se pudieran tener. Alegria, exitación, ansía, sorpresa y podría seguir nombrando tantos sentimientos... No quise responderle, iba a dejarlo para cuando llegue a Madrid, lo veía más adecuado. Con tanta emoción se me había olvidado leer el mensaje de Samuel.

Conversación con Samuel

-Hombre, Guillermo. Falta muy poco para volver a vernos, aunque no nos hemos llevado de lo mejor cuando has venido, pero esta vez todo sera diferente, cuando llegues, avisame. Quiero ser el primero que te vaya a visitar, un beso.

Me daba tanta lastima, no sabría si Samuel en serio sentiria tanto cariño por mi, pero mensajes así me hacían sospecharlo, aunque trataba de evitar pensar en eso. Es un gran amigo, aunque desde que me dijo que Frank estaba con alguien yo perdí un poco de confianza en el. En realidad no quería que fuese el primero que viera cuando llegase, quería ver a ambos, pero no podía engañarme a mi mismo, yo sabía que la persona que con más emoción deseaba ver era a Frank, ese chico de la sonrisa perfecta ¿Cómo iba a mantener una relación con él? Si es que llegabamos a eso, claro esta. No sería nada dificil, es tan bonito, su carisma, su sonrisa, su todo. No quería enamorarme, era grandioso el sentimiento de ilusión, de creer en cosas que podrían pasar en un futuro. Pero... ¿Enamorarme? Es decir, habíamos hablado por más de un mes, pero nunca habíamos vivido una situación juntos ademas de la de ese beso. Ese beso que solía recordar una y otra vez antes de caer en mis sueños, todavía podía sentir los labios de Frank sobre los míos, esa sensación era realmente grandiosa. Nada de lo que había sentido hasta el momento se comparaba a eso.

Frank de a poco me iba a aceptando con defectos o sin ellos, aunque en realidad siempre me dice que no tengo, que soy totalmente perfecto. Siempre le negaba estas afirmaciones, pero por dentro no podía dejar de sentirme como esa persona 'perfecta' a la que él se referia.

Ya en el bus, con mi cabeza apoyada en el vidrio empañado, mis reflexiones empezaron a ser aun más.

Carol se encontraba a mi lado, estaba toda acurrucada, con su cara tapada con mi buzo, apenas subimos se quedo totalmente dormida. Mi madre estaba en otro de los asientos, justamente al frente de nosotros dos, el lugar de acompañante se encontraba vacío y aprovecho para dormir tranquilamente.

Mis pensamientos iban surgiendo uno detras de otro, cada vez más y más rápido, sentía que la cabeza me iba a explotar.

¿Qué pasaría con Frank? ¿Cómo le hablaría? ¿Debería besarlo cuando lo vea o solo darle la mano? O tal vez... ¿Un abrazo? ¿Y si viene con Samuel?  ¿Samuel sabe que en realidad yo he vuelto a hablar con Frank?

Estas y muchas más preguntas recorrian mi cabeza, hasta que por fin logre quedarme profundamente dormido.

-Te dije que había de faltar poco. -De vuelta esa voz. Este sueño era tan recurrente que ya hasta podía asimilar lo que estaba ocurriendo.

-Dejame Samuel. -No sabía el motivo, ni porque soñaba esto. Vaya, que si fuera Frank todo sería más lógico, pero no.

-Te dejare ir, pero quiero que sepas que siempre estare para tí. Siempre. -Estas palabras hicieron que sintiera un hueco en el medio de mi pecho. Sonaron tan reales, con tanta sinceridad, podía hasta notarlo allí conmigo, como me abrazaba al decirme estas palabras.

El cielo morado volvió a cambiar, pero esta vez no era negro, siquiera podría distinguir el color, ni las emociones. Literalmente estaba vacío, no podía sentir nada, solo a mi mismo. Ya no se encontraba allí Samuel y esto provocaba, esta sensación tan rara.

Me desperté un tanto agitado, pero al ver que me madre me miraba contuve la respiración y exhalé.

-¿Ya hemos llegado? -Le pregunte sonriendole a la vez.

-Si, hijo. Solo tendremos que despertar a tu hermana. -Me dijo en tono calmado para no molestar al hombre que se encontraba a su lado.

-¡Carol! Hemos llegado, levantate. -Dije.

-¿Qué? ¿Donde estamos? -Pregunto ella, no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba ocurriendo.

-¿En donde piensas que estamos? ¡Madrid, hermana! -Le dije mientras golpeaba un poco su cabeza. Le molestaba mucho.

-Anda pringado. Deja de hacer eso. -Al segundo que termino de decir esto largo una carcajada al igua que yo.

-Venga, vamonos. Ya estamos llegando. -Mi madre nos reto, ya se encontraba en el pasillo con las maletas.

Allí estaba mi abuelo esperandonos, con el coche estacionado a media cuadra de donde nos ha dejado el bus. Ya era algo que se repetia una y otra vez esta situación, pero me encantaba.

De vuelta en Madrid, de vuelta en la ciudad que me dió ganas de seguir con mi vida, que me puso emociones, donde encontre cosas que de verdad me hacen sentir vivo.

-Su abuela nos esta esperando en casa, esta muy ansiosa por verlos. -Dijo mi abuelo. Creo que esta frase la preparaba siempre que llegabamos.

-Lo se, esta última semana ha hablado demasiado conmigo. Quería saber siempre cuando llegabamos. -Le dije a mi abuelo.

-Ya sabes como es, apenas se va ya quiere saber cuando van a volver. -Mi abuelo nunca demostraba mucho sus sentimientos y la mayoría del tiempo que estabamos en Madrid suele retarnos un poco, pero se nota que el también esta feliz.

-¿Y papá? ¿Cómo se encuentra Sara? No sabes todo lo que la he extrañado. -Mi madre siempre tenía mucha alegría cuando veniamos a Madrid. Desde que nació mi prima le hacía mucha ilusión venir. Su sobrina es la luz de sus ojos y se nota.

-Bien, hija. Siempre quiere estar conmigo o con tu madre, por eso tu hermana la trae siempre a nuestra casa. Y ahora esta repitiendo todos los días "¿Cuándo vienen los primos?" "¿Y la tía?" -Mi abuelo sonreía en cada una de sus palabras, podía observalo a traves del espejo.

-Ay mi niña, como la vamos a concentir. -Dijo mi madre con una voz tan dulce.

-Oigan, ya hemos llegado, basta de hablar. -Dijo Carol. Por suerte rió a lo último. Suele ser un poco malhumorada y nunca se sabe cuando habla en serio y cuando no.

-Carol... Tu abuela esta muy interesada en saber sobre tu novio, que lo sepas. -Mi abuelo dijo esto y los tres echamos a reir. Tres. Porque claramente mi hermana se puso más roja que un tomate.

-Va-Vale. -Dijo tartamudeando.

Mi madre después del anterior viaje hablo con Carol y trato de decirle lo más amablemente posible que fuese un poco más cariñosa con mi abuela, porque generalmente ese no era su fuerte. Por suerte, parece que lo entendió y esta vez la recibió mucho mejor.

Mis niños! -Salió mi abuela casi gritando de la casa.

-¡Abuela! -Carol la abrazo.

-Vaya, que sorpresa, mi niña. -En sus ojos había ternura y me encantaba que se encontraran tan bien juntas.

-No te olvides de mi...-Dije para separarlas.

-Guille, nunca me olvidaria de ti. -Mi abuela me dió un cálido abrazo y al instante nos invito a pasar.

Nos sentamos todos  al rededor de la mesa y comenzamos a ponernos al día sobre temas cotidianos, incluyendo el noviazgo de mi hermana con Alejandro, que era muy bien aceptado por la familia.

Después de casi una hora, me acorde que tenía que avisarle a Frank que ya había llegado... Y bueno, también a Samuel

Pero en ese mismo instante siento que golpean la puerta. Un escalofrio recorrió mi cuerpo, y decidí ir a abrir.

La mejor decisión - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora