Pasado #2

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Los Decepticons recién empezaban su búsqueda por las reliquias, Dreadwing entre ellos. En ese oscuro ártico apenas iluminado por una danzante aurora boreal, después de la batalla con Optimus Prime y Starscream, una señal de ayuda de emergencia emitida por una nave había sido activada. Desde la Némesis, Megatron le encargó a Dreadwing el rescate ya que estaba cerca de la ubicación, en lo que llegaban las tropas a asistir ayuda.

     Si es Autobot, destrúyelo; si es Decepticon, dale nuestra bienvenida a la Tierra.

     Esas fueron las claras órdenes.

     —Aterrizaje forzoso —dijo el rescatista al ver la nave medio incrustada en un glaciar y un largo sendero depresivo de nieve por la parte baja de la nave.

     Un color bastante inusual para ser Decepticon, pensó Dreadwing al apreciar el blanco de la nave. Sacó la ametralladora de su espalda y se adentró con cautela. Autobot o Decepticon, quien sea que estuviese dentro, no pudo haber sobrevivido al impacto. Y si lo hizo, no sobrevivirá al helado ártico.

     Pero ahí estaba ella agonizando y con el metal frío en la cabina de mando, sentada en el asiento del piloto con la cabeza ladeada sobre su hombro, el cuerpo lleno de rayones y una gran hendidura a un costado de la cabeza que botaba energon de entre las grietas. A su lado en el asiento del copiloto, estaba una espada con una cinta amarrada. Dreadwing reconoció esas alas arco iris asomadas a un lado del asiento. Él se acercó y puso una mano en su hombro.

     —Capitana —dijo sorprendido. Tiempo que no la veía.

     Ella alzó la mirada para luego caer en la inconsciencia. Dreadwing la alzó entre sus brazos y llamó a Soundwave por el comunicador pidiendo un portal. —Tengo a la capitana Skyla. Está herida, que Knockout prepare el laboratorio. —Frente a él se abrió el portal y antes de entrar hizo una pausa—. Y Soundwave, muéstrame el vídeo de la muerte de mi hermano de nuevo.

.   .   .

     Para cuando la Nemesis hubo avanzado hacia la siguiente reliquia, después de haber sido regañado por perder la armadura Apex, Dreadwing regresó al laboratorio justo cuando Skyla despertó. La cabeza de ella le dolía. Llevó su mano a tocarse la parte alta para descubrir que tenía un tubo conectado transmitiéndole energon. Divisó lentamente el cuarto, no reconocía ese laboratorio oscuro en el que estaba hospitalizada, ni esa pantalla a su derecha que marcaba sus signos vitales, pero sí a aquel Decepticon que estaba parado entre las sombras a un lado de la puerta.

     —¿Señor Skyquake? —preguntó confundida, tratando de apoyarse de sus codos pero el mareo persistente le ganó haciendo que cayera de nuevo acostada.

     El mech se asomó a la luz mostrando sus colores azules. —Me confundes con mi gemelo, que ahora es uno con la AllSpark.

     —¡Señor Dreadwing! —gritó ella de la emoción, cosa que le retumbó su cabeza. Se llevó una mano a un costado de ésta para quejarse—. Agh, mi junta craneal.

     —Capitana Skyla, deje de moverse —dijo acercándose para ayudarla a acomodarse hasta que entró Knockout al laboratorio, haciendo que Dreadwing retrocediera. El médico lo notó.

     —Veo que se conocen —dijo Knockout escaneándolos con la mirada, dirigiéndose a revisar los signos vitales de Skyla en el monitor.

     Skyla no contestó de inmediato al distraerse con la pintura desastrosa del doctor. —Sí, formamos parte del mismo grupo de entrenamiento en la Guardia Élite junto al señor Skyquake. —Y mencionar ese nombre le trajo a la memoria su último encuentro con él—. Señor Dreadwing, lamento lo de su hermano.

Sirviente AzuladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora