Pasado #19

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—Le traje un poco de energon caliente —dijo Knock Out ofreciéndole el cubo.

     Sentada sobre la mesa horizontal del laboratorio y con la espada inclinada al borde de la mesa, Skyla abrazó el cubo con ambas manos. Tenía la cabeza baja y las blancas alas caídas. —Yo . . . yo . . . —gimoteó—. Estoy enojada. ¡Estoy enojada con él! ¡Agh! —Agitó con fuerza el líquido del cubo—. Soy una ingenua, ¡no quiero saber nada de ese tonto de Dreadwing!

     —No, mi pequeña ángel —denegó Knock Out mientras se sentaba a su lado y colocaba un brazo sobre su hombro—. Usted es brillante, gentil y maravillosa. Solo que ese "teniente" no está listo para usted —escupió con disgusto.

     Skyla sopló el vapor de la superficie del cubo, tomó un sorbo del cálido liquido que viajó por sus cables calmándola un poco y prosiguió. —No sé cómo agradecerle, buen doctor. Usted siempre es tan amable y generoso conmigo y . . . —Luego alzó la vista a su derecha para verlo a los ópticos—. Siento que a usted puedo confiarle mi vida entera.

     Knock Out tomó su mano. —Y puede. Usted es mi amiga ahora.

     —Gracias —bufó una sonrisa con la mirada baja—. Nunca tuve muchos amigos, mas que a mi difunta hermana.

     —¿Cómo era ella?

     Skyla tomó la espada, junto la frecuente cinta amarrada al mango, y acarició el alto de uno de los cuernos. —Tenía una larga cascada de metal que al caminar lo arrastraba a donde quiera que fuera. Albergaba la sabiduría de mil dioses y- . . . y era muy fuerte . . . Siempre me protegía . . . —Hizo una pausa apretando los párpados con fuerza para intentar suprimir las lágrimas que querían salir—. J-jamás titubeó en defenderme, ni una sola vez . . . —El quiebre en su voz hizo una disimulada aparición que Knock Out escuchó, así que apretó con fuerza el agarre de manos y le sonrió. Con ello Skyla se calmó y suspiró con una ligera sonrisa—. Era como una madre y mentora para mí, mi ejemplo a seguir.

     —De seguro era tan maravillosa como usted.

     Tras ese momento en el que Skyla finalmente compartió uno de sus íntimos recuerdos con aquél que la considera una amiga, se fortaleció el afecto que le tenía y se acercó a plantarle un sincero beso en la mejilla. —Lo atesoro, buen doctor.

     Knock Out esbozó una alta sonrisa y colocó una mano en su pecho como diva. —Lo sé, soy todo un tesoro.

     Ella parpadeó asombrada y comenzó a soltar altas carcajadas hacia atrás mientras apretaba con fuerza el tibio cubo de energon, luego lo empujó con el hombro. —¡Doctor!

     Contagiado por la alegría de la capitana, Knock Out también comenzó a reír junto con ella. Las risas alumbraron el ambiente melancólico que tenía el oscuro laboratorio hasta el punto de enmarcar los ópticos de los dos con lágrimas. Pasado un tiempo, las risas descendieron como el sol en un atardecer y Skyla bostezó agotada.

     Entonces el doctor continuó. —¿Es por ella que te quieres vengar de Bumblebee?

     Skyla recostó su cabeza en el hombro del doctor. —Sí, y daría lo que fuera por volver a verla . . .

     Para cuando Knock Out bajó la mirada a verla, Skyla ya había caído dormida ante el cansancio de sus ópticos. Después de todo ese llanto por un amor no correspondido, la pérdida de su hermana y las recientes risas, era entendible para el doctor. Esbozó una ligera sonrisa, hace tiempo que no hacía una amiga.

     O se enamoraba.

     No desde Breakdown.

     Bajando un poco la mirada, se encontraba la espada yaciendo sobre el regazo de la capitana. Knock Out inclinó ligeramente la cabeza al enfocar como una cámara la cinta amarrada a uno de los cuernos. Destellaba un singular brillo que zumbaba, como si corriera el mismo energon viviente entre las curvas.

Sirviente AzuladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora