Era noviembre, hacía frío. También viento. "... Te abrazaré con el viento...". Con recuerdos que arrullaban mi alma, esta vez a pie, caminaba por debajo de los arcos de la entrada del cementerio. Llevaba conmigo mi abrigo largo negro, un maletín lleno de diversos objetos. Y cargando como podía, tres ramos de flor de cempasúchil.
Hoy es día de muertos. Había esperado todo el año por su llegada. Desde que leí El libro de la vida, quedé enamorado de la tradición. No tenía creencias, no era fiel a alguna religión. Sin embargo, la idea de poder visitar a tus muertos en una fiesta, en la que ellos también podían visitarte a ti, me parecía sumamente tierna. Me gustaba el hecho de que se le atribuía una significación alegre. Es una tradición de celebración, y yo no podría estar más feliz de poder celebrar a Jimin en todas las formas que pudiera encontrar.
El cementerio esta vez estaba lleno de colores. Había cientos de velas alumbrando cada tumba. Y a su vez, estas estaban decoradas de papeles de colores que tenían diversas figuras. Se podía oler comida e incienso. Hasta se escuchaba música en algunos espacios. Estaba anocheciendo y el lugar no te daba temor. Se podía sentir vida, lo cual era irónico. Me encontraba feliz.
Visitar a Jimin hacía un año fue muy doloroso. Me dolía siempre. Si que es verdad que ahora, siendo el segundo año desde su muerte, ya no lloraba por él hasta el cansancio. Pero mi ángel siempre iba a dolerme. No había un día en el que su nombre no se presentara en mi mente. No existe forma alguna en la que un sorbo de café no me traiga su recuerdo.
Pero siempre quise honrar su memoria con tener una vida mejor. Puede que él ya no estuviese aquí, pero las cosas que me enseñó, el calor del amor que me dio, siempre iba a permanecer conmigo. Había llegado a la conclusión de que todas las personas somos como árboles. Los amigos, conocidos, familia o extraños que llegamos a encontrarnos van a crear raíces en nosotros. Cuando estas personas tienen que ir por otro camino y alejarse de nosotros, no se llevan su raíz consigo. Esta va a quedarse con nosotros, entrelazada en nuestra alma. Haciendo el árbol de nuestra vida más completo.
Llegué a su tumba y comencé a prender velas, a poner papel picado por los bordes y a colocar las flores por aquí y por allá. Otorgándole color al negro, justo como él lo hizo conmigo. Si por alguna razón, llega a ser verdad que él puede visitarme hoy también, me gustaría que viera que siempre será costumbre que me haga sonreír con su recuerdo. Me gustaría que supiera que lo quiero con toda mi alma.
El final de su carta, era su declaración hacia mí.
"Espero que tengas el tiempo de tu vida, Jungkook. Te amaré aunque ya no esté presente."
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Museo de un ángel | Kookmin
FanficJungkook aceptará hacerle un favor a un desconocido, lo que, muy probablemente, será la mejor decisión de su vida. Una historia para los amantes del arte, o para los amantes del amor. Ojalá le des una oportunidad. Hay un cachito de mi ser en Jungko...