¡Dios! ¿Cómo era que aquel hombre lograba volverme una total sumisa? Aquellos besos suyos me volvían verdaderamente loca, aquellos besos fogosos, calientes, perversos... su lengua caliente iba recorriendo la silueta de mis labios carnosos, hasta que yo entre abrí mis labios y en ese momento el invadió mi boca como un completo salvaje... ¡Me encantaba! Que me poseyera de esa forma grotesca y lujuriosa, era adicta a ello, adicta a el...
—¡Ah! Bebita...
Entre caricias y mimos, besos, ni supe como llegue a su pene y procedí ha juguetear con el, me encantaba su textura, su grosor, aquel apetitoso pedazo de carne era el causante de los mas devastadores orgasmos que en mi vida había tenido.
Lo acariciaba lenta y deliciosamente, los gemidos de Jack mi dios del sexo personal no se hacían esperar, me encantaba escuchar sus gemidos, roncos y animales, sonreí al ver su rostro nublado por el placer que yo le proporcionaba... aún así los ojos de Jack no dejaban de analizar lo que le hacía, fijos en mi jugueteo por su pene «No apartes la vista» no necesitaba decírselo, Jack nunca iba a apartar la vista al igual que me lo exigía a mi y eso me ponía aun mas excitada.
De un momento a otro detuve el sublime movimiento de mi mano, para que tras humedecer mis labios con la lengua poder darle un dulce beso en su glande y así comenzar ha humedecerlo con mi lengua, ensalivando toda su extensión para luego deleitarme con su sabor.
Los gemidos de Jack y el deleite en su rostro me alentaban, así que empecé ha introducirme aquel duro pedazo de carne en la boca con toda habilidad y poco decoro haciéndolo gemir con fuerza al instante... Los ojos de Jack no se apartaban de mi, ni de aquella escena seguramente pornográfica y excitante que le proporcionaba, me encantaba aquella sensación de goce sin limites en donde solo cabía Jack, yo y el morbo tan placentero que nos proporcionaba el uno al otro...
Cuando abrí los ojos instada por un ligero rayo de sol que se coló por la ventana, vi que ya eran las 10:45 de la mañana ¡Rayos! Seguramente había quedado como un oso perezoso para todos aquellos alemanes, no fue ninguna sorpresa para mi el darme cuenta de que Jack ya no estaba del otro lado de la cama quizá le había dado pena despertarme tras la noche tan agitada que habíamos tenido, pensar en la noche que habíamos pasado me hizo enrojecer de inmediato.
Jack me estaba volviendo alguien completamente insaciable tanto que con tan solo el fresco recuerdo de aquella noche de pasión en mi memoria ya me sentía deseosa de otra ronda de juegos, jamás un hombre me había hecho disfrutar de mi sexualidad como lo hacia Jack...
El me volvía salvaje, una hembra en celo dispuesta a todos sus juegos y caprichos ¿Quien era Jack Humes y como había logrado transformarme de una puritana a una completa ninfómana adicta al sexo que solo podía obtener con el?
Olí las sabanas de satín azul,... aún olían a Antonio Banderas el olor que emanaba siempre de la piel aporcelanada de Jack y olían a sexo, aspire aquel aroma tan fresco y delicioso para mi, que era casi vergonzoso pensar en lo mucho que me agradaba «Finalmente te volviste como te llamaba tu padre Aisha Anderson, promiscua y desvergonzada»...
Abracé las sábanas una ultima vez antes de desperezarme e dirigirme a la ducha, bajé por las escaleras buscando a Jack y al no verlo en el salón de visitas ni en la entrada de aquella gigante mansión me metí al comedor con la esperanza de encontrarme así con el.
En eso los ojos verde oliva de la señora Grettel se dirigieron hacía mi, la mujer me sonrió amablemente como una madre amorosa que le da un saludo a su hijo por la mañana “En un instante le sirvo su desayuno, señorita ¿Ha descansado bien?”, pero tras sentarme en la mesa del comedor supe que a pesar de la amabilidad en su mirada había quedado como una dormilona perezosa ante sus ojos.
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Juegos de sumisión y placer «¿Quien es Jack Humes?»
RomantizmAisha Anderson solo tiene 23 años, pero va a tener que enfrentarse con su peor pesadilla tras conocer a Jack Humes el jefe de la empresa para la cuál trabaja, impotente en cierto modo de impedir que ese invada por completo su mundo con lo que empezó...