❝Ésto podría llamarse una aventura❞
Eran exactamente las 5:04 de la mañana cuando el timbre sonó. Natasha sabía que era Barton.Revisó que el departamento quedara en condiciones, revisó que todas las ventanas estuvieran cerradas y apagó todas las luces. Aquel era un ritual que repetía cada vez que se iba por varios días de su casa. Liho ya estaba con su vecina, tenía su valija pequeña y el vestido guardado en una funda de tela para que no se arrugara. Todo estaba en orden. Tomando sus cosas, y cerrando tras sí la puerta con llave, bajó hasta la entrada.
En la calle, todavía oscura como si fuera de noche y totalmente desierta, estaba esperándola Clint Barton, apoyado en la parte trasera de su flamante auto Dodge Challenger del 70. Aquel no era un auto cualquiera, además de ser el auto de un arquero con puntería perfecta y visión espectacular, y que no era de esos modernos y novedosos que se acostumbraba ver en las calles, éste poseía un color anaranjado que lo hacía resaltar de sobremanera de los demás y esa raya negra vertical en el capó le daba un estilo característico y exclusivo. Ni bien se asomó a la puerta de cristal de la entrada, la espía pudo divisar al arquero perfectamente; estaba vestido con una sudadera gris, un jean negro y sus infaltables Converse moradas. Tenía la mirada pérdida, los brazos cruzados. Parecía pensativo, pero ni bien oyó a la espía cerrar la puerta, salió de su ensoñación y caminó hacia ella.
—Hola —le saludó, una vez que llegó a su lado. Se tardó un segundo en darse cuenta que había algo diferente en ella, le tomó otro segundo notar que era su cabello.
—Hola —dijo también ella. Se dio cuenta como la mirada de Barton estaba recorriendo cada mechón de su pelo. El gesto de Clint no marcó una expresión en particular, no sonrió, pero en sus ojos se podía notar a metros que lo que venía le sorprendía gratamente. Y que le gustaba. No hacía falta decírselo, y para Natasha no le hacía falta escucharlo, ya lo sabía.
Barton tomó la valija de la pelirroja y los dos se dirigieron al auto.
Un gritito provino de adentro del carro. Al instante, el rostro de Kate Bishop se asomó por la ventanilla de los asientos traseros.
—¡Te cortaste el pelo!
—¿Te gusta? —le preguntó Natasha mientras se aproximaba con una sonrisita alegre.
—¡ME ENCANTA! —gritó—. No te creí ayer cuando me dijiste que te lo ibas a cortar.
—Nat siempre le es muy fiel a su palabra —terció Clint.
El arquero y la espía se dirigieron al baúl del auto. Barton lo abrió, y haciendo lugar entre el bolso y vestido de Kate, su mochila y su traje, guardó la valija y el vestido de la espía con cuidado de que ninguno viaje arrugado o aplastado. Apelando la mínima privacidad y resguardo que les brindaba la puerta abierta del baúl, Clint se aproximó a Natasha lo necesariamente cerca para que lo escuchara susurrar, pero no lo suficiente para usurpar su espacio personal.
—Espero que no te moleste que venga Kate con nosotros —le susurró, casi a modo de disculpa—. Le pedí que cuidara a Lucky pero ni bien se enteró a donde iba a ir ni siquiera me dejó decidir.
—No me molesta que venga Kate, sabes que la adoro y me divierto mucho con ella. Me molesta que no me lo hayas dicho desde un principio. Lo ocultaste.
—Temía que no quisieras venir. Y realmente quería que vengas.
Natasha soltó un suspiro corto y se mordió apenas su labio inferior. Aquello había apaciguado la sutil molestia que sentía hacia él. Sentir rencor ya le parecía ridículo.
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ROJO PÚRPURA
FanfictionGracias a un suceso en la familia de Barton, lo que parecía una simple amistad con Natasha se comienza a encaminar hacia un sentimiento más complejo, fuerte y preciso. La relación que comparten evoluciona, lo que parece ser cariño se fortalece. O ↣...