❝Besos para después❞
—Suelta el arma, arquero.
Pero Clint se aferró a ella, con fuerza, manteniéndola en alto.
Estaba agitado, cansado y dubitativo. Dio un paso hacia adelante cauto, despacio, saliendo de la penumbra. La escasa iluminación del espacio era apenas suficiente para alumbrar la escena catastrófica a la que se estaba afrontando. El hombre, que era el objetivo de su misión, estaba escondido en el último piso, sin que nadie lo resguardara, pero utilizando lo único que ante un agente letal pero empático como Barton le podría dar cierta ventaja: un rehén. Era una joven, al arquero no le hizo falta verla dos veces para darse cuenta que estaba embarazada de quizás más de siete meses; temblaba de miedo y su mirada, entre tantas lágrimas, rebasaba de angustia. Ni bien lo vio al arquero aparecer, su cara le suplicó que la ayudara; y es que ese hombre la estaba usando de escudo, apoyando una navaja contra el cuello de la joven en una amenaza certera para ambos. Si ella intentaba zafarse, le lastimaría, si el agente se atrevía a acercarse, atacarlo o dispararle, le cortaría el cuello.
—¡Suelta la maldita arma, hijo de puta!
Clint batalló desde el primer momento que puso un pie dentro de ese lugar. Se deshizo de la primera línea de guardias con facilidad gracias al elemento sorpresa, se deshizo de todo aquel que se metió en su camino sin problemas. Y cuando parecía que todo iba a salir según lo previsto, se vio envuelto en otro tipo de batalla. Su deber siempre colisionaba contra lo que le decía su intuición, su mente, sus corazonadas, o simplemente con lo que le parecía a él lo correcto por hacer. Otros hubieran dejado morir a la chica con tal de atraparlo, Barton no era así.
—No quieras provocar la muerte de esta mujer, ¿o sí, arquero?
Más que mujer Clint la llamaría niña, era demasiado joven para estar embarazada, y eso lo estaba alterando un poco más.
Ya no tenía escapatoria ni ninguna otra alternativa, ese hombre estaba sacando el haz más sucio que tenía debajo de la manga para intentar liberarse del arquero, que desde el primer momento que apareció en su campo visual, mantuvo su arma lista para disparar.
Clint buscó un punto vital para dispararle que lo dejara fuera de combate, pero casi todo su rostro estaba oculto detrás de la joven, así como la mayor parte de su tórax. Por más experto que era con la puntería, siempre había un mínimo riesgo de llegar a herir a la muchachita por error, especialmente porque no estaba usando su arco, se había quedado sin flechas. Con el arma no se consideraba tan bueno.
—Deja a la chica ir, no la lastimes, podemos arreglar esto solo entre tú y yo, pero déjala ir —le dijo Barton, con un tono de voz tranquilo, medido y contenido.
Eso solo puso más nervioso al hombre.
—La voy a degollar si no sueltas el arma.
Clint se mantuvo firme e impávido, mas todo cambió cuando un hilo fino de sangre descendió por el cuello de la joven, al cual la invadió el llanto. Una oleada de bronca y repulsión colmó al arquero, que terminó por lanzar al suelo el arma y retroceder varios pasos con las manos en alto.
El sujeto, sin soltar a la chica ni mucho menos dejar de amenazarla, comenzó a dirigirse hacia la salida, con la mirada clavada en Barton y con una sonrisa socarrona en los labios. Le advirtió qué le pasaría a su rehén si lo seguía y volvió a recalcar que la culpa la tendría él. Como si fuera un juego macabro —y para que viera que hablaba en serio— una de sus manos se cerró alrededor de la garganta de la chica, con fuerza, como si se dispusiera a matarla, porque le gustaba tener el control y, especialmente, le gustaba ver al agente indefenso y desamparado. Su otra mano abandonó la navaja para empuñar una pistola que tenía dentro de la cintura del pantalón. Le apuntó a Clint a la altura del pecho. Ahí es cuando pensó: matándolo ahora mismo no tendría que preocuparse por que lo siguiera.
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ROJO PÚRPURA
FanfictionGracias a un suceso en la familia de Barton, lo que parecía una simple amistad con Natasha se comienza a encaminar hacia un sentimiento más complejo, fuerte y preciso. La relación que comparten evoluciona, lo que parece ser cariño se fortalece. O ↣...