El destino iba y venía, las casualidades casi ni existían, eran caprichosas y a veces faltaban un millón de razones para explicarlas o para entender el sentido de lo que podían explicarlas, aunque una buena manera de entender esto sería mediante las ganas.
Las ganas son el deseo o el apetito de realizar una acción y que a veces era muy complicado que se cumpliesen.
Hoy en día lo que verdaderamente faltaba eran esas ganas de dar todo por algo o por alguien, además de las ganas de comerse el mundo empezando desde lo más bajo, con humildad.
También está empezando a escasear la humildad de la que muchos presumen pero pocos tienen , existiendo cada vez más gente que lucha cada día por lo que realmente quieren y lo van consiguiendo poco a poco, sin prisa y sin destacar, y luego está la gente que recibe méritos sin esfuerzos y continuamente alardea de ellos
Que pena de injusticias y que pena de ganas.
Esas mismas ganas era las que tenía Aitana de mandarlo todo a la mierda.
Joder pero es que después de todo lo que ha hecho ni se merece ser feliz.
Es lo que verdaderamente pensaba y sabía a ciencia cierta que iba a explotar en algún momento, tantas mentiras y tantos rencores escondidos no eran buenos, bueno ni las espinitas clavadas que en varias ocasiones tendría que haber clavado.
Se siente sola pese a estar continuamente rodeada de gente y de "amigos".
Esos "amigos" que estuvieron en las buenas, siempre, pero que en las malas no estuvieron allí para darla tan solo un abrazo, porque de los pequeños detalles son de los que viven los grandes sentimientos.
Se sienta en su sofá gigante de su enorme salón juntando la barbilla con las rodillas, se siente tan diminuta, parece surrealista, ella no quiere una vida así está cansada y sí, tiene tantas ganas de mandarlo todo a la mierda para perderse con su hija en cualquier rinconcito del mundo donde nada ni nadie las tenga cerca ni las reconozca.
Está harta de estar siempre en el punto de mira de la gente, sin motivos, cada crítica la va haciendo cada vez más y más pequeña, no puede más, se arrepiente tanto de tantas cosas, de no haber tenido ganas de darlo todo en su momento.
Si hubiera ido tras él en el aeropuerto, si hubiera ido a la semana siguiente de su partida a darle una sorpresa, si le hubiera contado lo de su embarazo a tiempo, si no hubiera conocido a Jesús, si no hubiera empezado con él mintiéndole...
Se abraza más a ella misma y un terremoto pasa por delante suya para abrazarla, Aitana sin dudarlo la recibe con sus brazos abiertos y la colma a besos y a cosquillas.
Su sonrisa era el motor que daba a la catalana fuerzas para seguir adelante para no darse por vencida tan fácilmente, para seguir.
La abraza fuertemente y la huele diferente, no es su olor peculiar.
Es un olor bastante familiar pero no sabe a qué le recuerda, la sigue abrazando.
-¡Ay mama, que me vas a dejar sin carne!-replica la pequeña mientras que su madre la sigue oliendo-me voy a mi habitación que tengo que hacer cosas-dice Aitana.
Y a su madre se le derrite poco a poco el corazón, es tan independiente.
Como la gustaría volver a su infancia donde la única preocupación era que no te pisasen jugando o que no se te colaran en la fila para entrar al cole.
Admira tanto a su hija.
Decide escribir para sacar fuera todo lo que está sintiendo en estos momentos, y escucha música arriba, que bien se lo tiene que estar pasando y disfruta de ver a su hija feliz.
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Ciencia Cierta o Incierta
RomanceCaminos separados, ejes rotos, coordenadas partidas y promesas sin cumplir.