¿Qué tendrán los baños?

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Las realidades quieras que no son difíciles de aceptar, día a día se lucha contra todo pronóstico para intentar al menos en algún momento llegar a tocar el cielo. Por desgracia o por fortuna, depende de quién lo mire, el cielo está cubierto de nubes.

Nubes que pueden tapar problemas. Nubes que pueden desaparecer. Nubes que pueden estropear el firmamento.

Y es que Aitana, desde hace años está repleta de nubes que la impiden llegar al cielo y opacan su firmamento impidiéndola ver más allá de la luna, aquella que fue bajada día sí y día también por su estrella fugaz en su momento.

Sin embargo, la catalana sigue luchando por su sueño y sigue escribiendo, por lo que llega a casa tarde tras un día duro de entrevistas que dejan mucho que desear tras interesarse más por su vida privada que por su libro.

Pero todo mal día lo arregla una gran sonrisa correteando por el salón hasta la puerta para ser fuertemente abrazada.

-Cariño ¿qué tal?-dice Aitana a su hija mientras se la come a besos.

-Muy bien, ha estado llamando Amaia, papa no lo sabe, yo creo que quiere que deis una vuelta, sal a disfrutar mami-dice la pequeña-papá se va de viaje ahora y yo me podría quedar con la tita Sara.

La mira riéndose y niega con la cabeza mientras que ve bajar a Jesús con una maleta.

-¿Te vas?-pregunta Aitana.

-Tengo un viaje de campaña en Andalucía, no sé cuándo volveré-dice el hombre abrazando a su novia.

-Vale, me ocupo de todo, como siempre-dice la catalana con doble sentido.

-Espero que cuando vuelva me des una respuesta afirmativa-dice mientras la besa, incomodándola aún más.

Acto seguido da un pequeño abrazo a la niña y se va y Aitana madre puede respirar tranquila, su hija la trae el teléfono corriendo.

-Mira que eres cabezona Aiti-dice mientras coge el teléfono y devuelve la llamada a su amiga.

Aitana hija se engancha mientras tanto a la pierna de su madre, tiene tantas ganas de que se lo pase bien sabe todo lo que sufre día a día aunque no lo parezca por su minoría de edad, pero cada vez se le hace más duro escuchar a su madre llorar a altas horas de la madrugada.

-Tía, por fin venga corre vístete que te recojo en una hora-dice Amaia.

-Espera, espera, relájate, ¿Dónde vamos?-pregunta la chica del flequillo.

-Es el cumple de Ana ¿no te acordabas?-contesta la de Pamplona al otro lado de la línea.

-Joder, el cumple es verdad, se me había olvidado por completo, no sé si me dará tiempo-informa Aitana.

-Dejas a la niña con Sara, te duchas, te pones guapa porque hoy te tienes que poner muy guapa y te recojo ya está, venga venga-mete prisa la chica.

Aitana cuelga y se apresura para llamar a Sara para que venga a casa a cuidar de la pequeña, después se va al baño a ducharse y nada más salir se encuentra con la niña cogida por Sara.

-¿Por qué me miráis así?-pregunta la catalana.

-Mamá ponte el vestido que te hemos elegido porfi- dice la niña poniéndola sus cautivadores ojitos a lo que la catalana no se puede resistir.

-¿Pero cómo voy a ir con semejante vestidazo a un cumpleaños-dice Aitana negándose por completo.

-Mamá, te ha dicho Amaia que te tienes que poner guapa, y aunque ya lo eres, con esto lo vas a ser aún más-dice la niña saltando en los brazos de su madre-además este vestido no te lo he visto jamás puesto.

Ciencia Cierta o InciertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora