[ Cinco ]

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√  Es pasivo agresivo, y solo quiere que dejes de hincharle las pelotas.






__________ se refugió bajo las sábanas luego de tener otra discusión con su novio.

No tenía queja alguna de él, ante sus ojos Dabi era perfecto... solo había algo que podía llegar a reprocharle, una insignificancia, pequeñísima, la causante de su última riña.

Le había dicho, y quizás no de la manera más sutil, que fuera más cariñoso con ella. Y ahí fue donde empezó la pelea.

La (H/C) hizo un pecheo volviendo a hundirse en el colchón de la cama.

El sonido de uno de los tantos episodios de Bob Esponja resonaba de fondo mientras mantenía su batalla mental consigo misma.

El problema no era que Dabi no fuera cariñoso, a pesar de que esa fue la razón por la que ella le gritó. Él tenía muestras de afecto pequeñas y significativas, sin embargo eso no era lo que __________ quería.

No era el meloso e hiper cariñoso novio mega detallista y expresivo que gritará su amor a los cuatro vientos el cual había imaginado en sus fantasías adolescentes.

Cuando el capítulo acabó, pareciera que sus problemas también.

Y como si todo su sufrimiento hubiera terminado, un foco se le prendió sobre la cabeza y no tuvo mejor idea que ir al bar de mala muerte que frecuentaba su novio para hacer respetar su posición de novia dominante ante cualquier lagarta sin pechos.

Se levantó con motivación, recordando que debía cambiar las sábanas color rosas por las habituales oscuras que solían ocupar en la cama que compartían.

Se acercó al ropero de madera oscura y lo abrió, debía ponerse algo, era muy cómodo estar en ropa interior pero no podría salir así.
Otra gran idea surcó su cabecita, desviando su mirada hacia la pequeña pila de ropa de Dabi.

Sus camisetas blancas eran de puro algodón, y se sentía deleitada con su tacto. Acercó la punta de su nariz a el cuello de la prenda, aspirando el aroma de Dabi.

Suspiro complacida.

Unos shorts y calcetas coloridas con dibujos de ositos ocultas bajo sus zapatillas bastaron para poder ir en busca de su novio.

Tuvo que salir por la ventana con ayuda de su quirk para no lastimarse en una posible caída de un piso quince, nuevamente Dabi la había encerrado en la habitación que compartían.

Ya de lleno en la calle le tomó un par de minutos orientarse, no llevaba tanto tiempo viviendo con su novio y definitivamente no se ubicaba en aquellas estrechas calles de un solo sentido.

Con suerte llegó a la cantina, siempre tenían el aire acondicionado a full ahí dentro, de milagro recordó tomar una chaqueta antes de salir, era una capucha color negro, semejante a la que Dabi llevaba siempre, no se atrevía a usar una de las de él por dos razones.

Una, le quedaban gigantes y, dos, el cuero guardaba demasiado bien el olor del cigarrillo el cual era el gusto culposo de su novio.

Sin más, entró, cual bicho raro llamando la atención a simple vista por su radiante sonrisa, o al menos quería creer que era eso y no las cursis medias que se asomaban por el borde de su calzado.

Vio una sobresaliente cabellera celeste a lo lejos, sin pensarlo corrió a su encuentro—. ¡Tomura! —cada vez que iba, él la consentía con un malvavisco, porque era malvado, duh.

[ Dabi boyfriend goals ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora