[ Tres ]

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√ Verse en secreto.




Oscuro, frío, solitario.

Sin poder ver nada a su alrededor, sumido en las tinieblas, perdió la cuenta de los días que llevaba ahí, tiritaba, la sangre que chorreaba desde sus manos atrapadas ya había cicatrizado hace mucho.
Y seguía ahí, en lo más profundo de alguna catacumba, encarcelado.

Sin embargo una luz llegaba a él de vez en cuando.

— No lo entiendo —dijo la luz, observándolo a lo lejos, lastimando los ojos del contrario por el brillo que portaba—. Haz sacrificado tu libertad al seguir ideales ajenos.

Dabi sonrió, sintiendo el dolor en sus músculos faciales al no haber sido usados por largo tiempo.

Tiró de sus cadenas, pesadas, intentando acercarse—. No necesito que me entiendas —su voz era ronca, apagada, dolorosa—. Moriré por lo que creo.

__________ chasqueó la lengua, fastidiada. 

El silencio entre ambos volvió a reinar, las húmedas mazmorras estaban repletas de ratas que volvían a caminar.
La puerta rechinó, el oxidado ruido que hacían las bisagras solo demostraban lo pesada y gruesa que esta era, tardó varios minutos en estar abierta completamente.
Los pasos de ella hacían eco por todos lados.

Pero cuando estuvo frente a él, el miedo la recorrió, el prisionero tenía un par de zafiros brillantes y relucientes, eran dos lámparas infernales que brillaban en la oscuridad absoluta.

Se le quedó viendo largo rato, admirando su belleza, arrodillándose frente a él y acariciando esos cabellos desaliñados que lo caracterizaban. Deleitándose con su piel, sintiendo las cicatrices e irregularidades a medida que lo acariciaba.

Debía dejar de ser tan ingenua. Atraída por un hombre al que no le había visto el rostro.

La imagen que Dabi daba era oscuridad total y sus azules ojos sobresaliendo.

— Bakugou está marchando hacia palacio con una horda de bárbaros —confesó casi temblando—. Un explorador ha vuelto esta mañana. Tienen al menos diez mil hombres equipados para la guerra.

— ¡Ja! ¿Y qué esperaban? Todoroki Shouto les envió el invierno a sus tierras —rió, acomodándose en el suelo, la única ropa que usaba era aquel par de pantalones negros y desgastados—. ¿Acaso quieres que pelee junto a ustedes? Sigue soñando, lady.

De alguna forma, el que Dabi dijera su título la hacía enojar—. No quiero que pelees.

El azabache alzó una ceja con amargura—. ¿Entonces qué quieres?

— Quiero que seas libre.

La expresión del hombre cambió, sorprendido, inhabilitado de impedir las acciones de la (H/C). Sus labios se juntaron en la oscuridad, haciendo sonidos obscenos que resonaban por los interminables pasillos solitarios en el subsuelo. 

Ella estaba desesperada por sentir cerca al condenado.  Estaba sobre él, acomodando su largo vestido para acomodarse entre las piernas de Dabi. Comiéndole la boca y acariciando cada parte de él en un intento porque su tacto le revelara la identidad del hombre.

Todos en el castillo llevaban tiempo sospechando que ella visitaba al único preso del décimo nivel bajo tierra.

Y la colgarían también si no huía.

Dabi sintió calor en su cuerpo, deseo y lujuria como en ninguna otra etapa de su vida.

Azul, todo se volvía azul mientras las manos de __________ cifraban los códigos rúnicos en las cadenas blancas de Dabi. 

Se aferró a la expuesta espalda del hombre cuando este fue libre. 

La había tomado fuertemente por las caderas, elevándola varios centímetros para hundirse en ella.

Gritó. Extasiada.

[ Dabi boyfriend goals ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora