Capítulo 24

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Joan se reveló como el individuo misterioso, el acosador de Rut, la mente maestra tras el juego. La otra persona que sabía de su pequeño secreto. Rut tenía la boca abierta, no podía creer que su amigo fuera quien le había estado haciendo la vida imposible, simplemente, no lo creía. A Rut se le formó un nudo en la garganta.

- ¿Dices algo? Por qué las pollas que tienes en la boca no me dejan escucharte. – Se burló mientras reía.

Rut trataba de formar palabras, pero simplemente no podía. Tardó un tiempo en recuperar el habla, para cuando Joan tenía la frente pegada en el cristal, mirándola y sonriéndola como un verdadero psicópata.

- ¿P-Por qué haces esto? – Le preguntó entre sollozos. – ¡Lo siento!

- Oh, ¡Cállate! – Respondió golpeando el cristal. Joan se agachó y cogió una barra de metal del suelo para golpearlo contra el cristal y partirlo en miles de pedazos. – ¡Tú ahora solo eres una chica indefensa! Eres inútil y una mierda. Un juguete que traté de aprovechar y que no funcionó. – Dijo acercándose a ella y lamiendo su oreja.

- Eres un psicópata.

- Psicópata no sería la palabra. – Dijo. Pero en cierta manera, Joan se consideraba un psicópata muy inteligente. – Bueno, ahora solo queda eliminar a los testigos. – Dijo sacando una pistola de su cinturón. Él ya se había divertido viendo la cara de Rut.

- ¿Ahora que nos vas a hacer? ¿Nos vas a matar?

- Sí. Tu eres una aberración, no deberías existir. Y Daniel... Bueno, eso le pasa por robarme lo que es mío. – Contestó cargando la pistola.

Rut miraba con miedo a Joan, aún tenía muchas preguntas que quería resolver antes de que la mataran y le preguntó sobre su cambio, como últimas palabras. Joan, al escuchar aquello comenzó a reírse y no parar. Se limpió una lagrima de la risa afirmando que no tenía la intención de decirle el porqué de su cambio. Joan colocó el arma en la cabeza de Rut y quitó el seguro. Ella estaba preparada para morir, pero, moribundo, Daniel logró quitarse las ataduras que le impedían escapar con el sudor de su cuerpo y se abalanzó contra Joan, haciendo que tirara la pistola.

Los dos cayeron al suelo y comenzaron a forcejear, pegándose el uno con el otro y Rut no hacía más que mirar, paralizada por el miedo. Joan iba en serio, golpeaba con fuerza a Daniel con tal de quitárselo de encima, pero le era difícil, él tampoco se dejaba vencer con tanta facilidad. Daniel le asistió un codazo, haciendo que tuviera una oportunidad de coger la pistola. Daniel la cogió, pero Joan se levantó rápidamente y le pisó la mano, impidiendo que la utilizara. Este gritó de dolor. Joan disfrutaba de lo que estaba haciendo. Daniel intentó quitarse el pie de Joan de su mano y cada vez que lo intentaba, el otro le aplastaba la mano contra el suelo. "Duele, ¿Verdad?" Le preguntó burlándose de él.

Daniel se cogió del zapato y le clavó lo que parecía ser una navaja a Joan en el tobillo, haciendo que se apartara rápidamente y gritara de dolor. Desde el primer momento, Daniel supuso que algo iría mal, lo había visto en las películas y se guardó una navaja en el zapato como as bajo la manga. Joan se quitó la navaja incrustada en el tobillo y miró al frente para encontrarse a Daniel, apuntándole con su propia pistola. Pero Joan no parecía asustado en absoluto, al contrario, estaba feliz.

- ¿Por qué lo has hecho? – Le preguntó. – ¿Qué sentido tenía montar todo este juego? – Le preguntó sin apartar la mirada de quien una vez fue su amigo.

- ¿De verdad no lo entiendes?

- Lo que no entiendo es como uno de mis amigos es un psicópata... – Afirmó. - ¿Y por qué tu? Eres una buena persona, ¿Por qué has cambiado? – Joan no dijo una sola palabra, solo giró lentamente su cabeza hacia la chica atada. – ¿Por ella?

Sexy Señorita: AurorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora