Capítulo 14

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Tras el incidente con Carla, Rut comenzó a ser una chica popular dentro del instituto y empezó a comprender que aquello de ser una chica no estaba tan mal. Excepto lo de cada mes, aquello lo odiaba. Y desde entonces su vida siguió su camino. En el instituto los estudios le iban de perlas, ya que por alguna razón comprendía mejor todo lo que le explicaban y no le daba pereza hacer los deberes; en casa todo está tranquilo, su padre sigue en reposo y mejorando, y su habitación no ha cambiado, sigue tal y como le gusta; y sobre su relación, Joan y Rut aún no se consideran una pareja estable, tan solo son amigos que les gusta pasar un tiempo juntos, además la hermana de Joan los acompañaba de vez en cuando. Y cuando Rut le dijo que se había cambiado de instituto para pasar una temporada con sus tíos, le dio una alegría a al chico con el que pasaba el rato. En total pasaron un mes y medio.

"El cambio ha traído algo bueno después de todo." Pensó, pero seguía sin entender el porqué de su transformación. Fue dos o tres veces al médico, pero no encontraron nada. Los análisis no encuentran nada raro, es como si siempre hubiera sido una chica.

Y tras un día agotador, Rut se dedicó a mirar la luna a través de su ventana. Miró la hora, eran las doce de la noche. Apagó el ordenador y se quitó el sujetador para dormir más cómoda. Se estiró en la cama y trató de conciliar el sueño.

Tranquilidad.

Oscuridad.

Soledad.

Inmovilidad.

Sergio se encontraba en una habitación que no era la suya. En la pared había un espejo de cuerpo completo, se acercó para mirarse en él y observar que volvía a ser un chico. Estaba en calzoncillos. Sorprendido, comenzó a tocar las partes de su cuerpo, no podía creerlo. "Ya estás aquí..." Dijo una voz en su oreja.

Sergio se volteó rápidamente, sobresaltado por lo repentino que fue eso. Al frente tenía a Alex, el deportista que le hacia la vida imposible y maltrataba a su propio primo. "¿Tu...?" Preguntó confuso. Alex no dijo ni una sola palabra, se acercó a Sergio y le besó. Sergio estaba sorprendido, con los ojos abiertos completamente. Trató de apartarlo de él, pero siguió con él beso. Era cálido y profundo, Sergio sentía un calor en su interior a causa de la pasión que estaba experimentando. Su cuerpo no le dejaba parar, y su polla se estaba poniendo cada vez más dura.

Alex se apartó sus labios de los de Sergio.

- Ahora, hazlo. – Dijo.

Sergio no comprendía a lo que se refería y sin poder controlar su cuerpo, se agachó a sus pies y los lamió con intensidad.

- Te lo dije. – Respondió. – Te dije que luego vendrías arrastrándote hacia mí, pidiéndome compasión y lamiendo mis pies con tu sucia lengua.

Sergio no podía controlar su cuerpo. Trató de hacer el esfuerzo suficiente como para apartar su cara de los pies de Alex, pero no fue él quien se apartó sino Alex, obligando a que se levantara para poder tirarlo bruscamente sobre la cama. Alex estaba sobre Sergio y él no entendía nada.

- ¿Qué estás haciendo? – Le preguntó confuso.

- Oh, vamos preciosa, lo estás deseando.

- ¿P-Preciosa?

Sergio sintió un terrible dolor en sus partes. Dirigió su mirada hacia abajo, para ver su miembro asomar por sus calzoncillos y vio como este encogía y se metía hacia adentro. Sergio lo notaba. Gritó de dolor mezclado entre gemidos de placer. Y después de tan poco tiempo, Sergio volvía a tener una vagina, pero por alguna extraña razón, seguía teniendo cuerpo de hombre.

Alex bajó los calzoncillos de Sergio, lentamente, dejándole desnudo.

- Vamos a convertirte en una mujer... – Afirmó Alex. – Pero antes, vamos con la práctica.

Alex comenzó a frotar su mojada vagina. Sergio lo sentía, notaba los dedos del chico dentro de él y eso le volvía loco, no le desagradaba para nada. Su cuerpo quería que siguiera.

- P-Pa-Para... – Decía entre gemidos intentando resistir al placer que sentía, pero Alex no lo hizo. – Si sigues me voy a...

Con las piernas bien abiertas, se dejó soltar sus fluidos, manchándole la cara a Alex. No pareció importarle y lo que hizo, fue realmente extraño. Alex metió su lengua dentro de su vagina y Sergio no pudo evitar soltar gemidos de placer, cerrando sus piernas perfectas y abrazando el cuello del deportista. Aquello le estaba volviendo loco y sentía como si su cerebro estuviera por derretirse.

Su pelo comenzó a crecer mientras su cara se deformaba, volviéndose la de una chica. Sergio estiró su mano, agarrando la cabeza de Alex para que no se detuviera. Lamia con intensidad, Sergio volvió a sentir una descarga que le hizo correrse. Instantes después, Alex terminó de lamer sus fluidos y le miró a sus nuevos ojos brillantes, sonriéndole. "Es genial poder sentir el placer de una mujer, ¿No?" Dijo pasando su dedo por la suave cara de Sergio ya transformada. Alex la besó. Sergio sentía la humedad de sus labios, el tacto de su lengua. Alex llevó los besos a su cuello, dejando suaves besos sobre su piel. Se detuvo. Acercó su boca al oído de Sergio y le preguntó, "¿Qué deseas?". Sergio trató de no contestar, no pensar en nada. Pero como si no pudiera controlar sus instintos, bajó la mirada hacia su gran miembro viril sin esconder y no pudo evitar pensar cómo se sentiría tenerla dentro suya.

- Oh, que sucia que eres. – Dijo como si le hubiera leído el pensamiento. – ¡Dilo! – Le obligó. – ¡Di que quieres mi gran polla en tu frágil vagina!

- Y-Yo...

- ¡Vamos! Dilo sin miedo. Nadie está aquí para juzgarte.

Sergio no podía resistirlo más, en el fondo, estaba arrepentido, pero ahora solo quería sentirse bien y abriendo los labios de su vagina le dijo al chico que tenía encima con su voz femenina, "Quiero que me metas esa enorme polla tuya dentro de mí". Su polla dura y rígida le enloquecía. Alex se preparó para meterla, poniendo la punta en la entrada y moviéndola para que lo gozara. "¡Hazlo!", le dijo Sergio. Y sin pensárselo dos veces, Alex la introdujo. Sergio gemía de placer al sentir esa polla dentro de él, sintiendo como se movía y como se desplazaba en rápidas embestidas que le hacían sentir bien.

Cada gemido era música para los oídos de Alex y por eso, soltó sus piernas femeninas y le cogió del cuello, apretándolo con fuerza mientras gemía y se centraba en el chico. Poderoso, posesivo. Su mirada, su cuerpo, su polla, la volvían loca. Sergio estaba tan centrado que no notó como su cuerpo seguía cambiando. Su cuerpo se hizo cada vez más pequeños y comenzaron a crecerle dos grandes tetas mientras su culo se hacía más grande y sus piernas más lisas se volvían carnosas. Y el placer era algo que no podía ignorar y no podía aguantarlo más. Sus piernas temblaban ante un impulso provocado por su vagina sensible. Apretó con fuerza.

- ¡Más! ¡Más! – Gemía. – ¡Estoy por correrme! – Gritaba, estando a punto de experimentar otro orgasmo.

- ¡Entonces lo haremos juntos! – Le dijo Alex apretando sus dientes y centrándose en no correrse.

Él espero y por fin, los dos lo hicieron. Alex soltó el cuello de Sergio y se cogió de sus piernas mientras su semen llenaba todo su útero, dejándola llena de placer. La entrada de su vagina soltaba el semen del deportista, escurriéndose entre sus piernas. Alex se apartó de ella, jadeando y se levantó de la cama.

- Ha sido una noche genial, preciosa. Ya eres toda una mujer por fuera y por dentro. – Dijo mientras sonreía. – Ahora, ¡Despierta!

Rut abrió sus ojos. Se encontraba en su habitación. Aún era de noche. Alzó la manta y vio su pijama empapado por haberse corrido mientras soñaba. Se levantó, se quitó el pijama y lo lanzó a lavar. Ella se miró en el espejo de su habitación, a lo lejos se podía ver como llevaba puesta solo las bragas que le tapaban la parte inferior de su cuerpo. Se quedó mirando su sensual cuerpo mientras se preguntaba, en quien se estaba convirtiendo.

Sexy Señorita: AurorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora