Capítulo 11.5

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[04 de Abril de 1889; 3:57 pm]

Jonathan se dirigía alegremente a su hogar, con un ramo de flores que le fue dado por una linda chica llamada Erina Pendleton.

—Qué linda es Erina... realmente soy muy afortunado de conocer a una mujer tan hermosa y elegante.

El día había sido muy tranquilo pero a la vez divertido para el peliazul, todos sus amigos y conocidos habían estado ahí para felicitarle... ¿no?

—¿dónde... dónde está Dio?

La pregunta llegó rapidamente
pero no se iría. Era cierto, no veía 
a la rubia Dio Brando desde su 'pelea', ella había dicho que tenía algo que hacer y se fue para no regresar.

¿y si le había sucedido algo?

Con eso en mente, el joven se apresuró para llegar a su hogar,  dónde se encontraría, en la entrada,  a una jardinera.

Ella observó al joven con un ramo de flores, y para sí misma habló.

oh, por eso la señorita Dio actuó de esa forma

—Buenas tardes, Jonathan,
¿cómo le ha ido hoy?

El peliazul parecía estar algo distraído, pero respondió.

—O-oh, eh... hoy, la verdad es que es un día bastante genial, todo ha estado en orden y eso me agrada... más sin embargo...

—¿qué sucede? ¿pasó algo con su hermana?

La jardinera daba por hecho de que se trataba de eso, más sin embargo no lo diría directamente.

—P-pues, ahora que lo dice, si...
no la he visto desde ayer, y eso me preocupa un poco.

La mujer -qué no pasaba de los 30 años- se quedó pensando un momento, ¿debería meterse?
No era su asunto... pero algo le decía que debía hacerlo.

—Jonathan, hay algo que debo decirte, ¡pero no le digas a la señorita Dio! ¿de acuerdo?

Jojo asintió, ¿qué era tan importante?

—De acuerdo... no es algo en palabras como tal, pero... supongo que sabes dónde está el incinerador de basura...
Pues detrás de él, está algo que Dio iba a darte.

Jonathan se encaminó sin pensarlo mucho, agradeciéndole a la mujer por la valiosa información... ¿algo que Dio iba a darle? ¿ella sabía que su cumpleaños era ese día?

Dio le importaba mucho.
En en el corto lapso de un mes, le había tomado cariño a la chica de ojos color carmesí y por eso, el saber que había un regalo que estuvo a punto de perderse le dejaba algo triste.

Llegó a dónde estaba el incinerador, y le dió la vuelta, ahí, vió un ramo de flores a unos 8 metros de distancia.
Eran rosas rojas.

Dio... ¿por eso
me preguntaste eso?

Estaba por ir y juntar el ramo de flores, pero entonces pisó algo extraño.

—¿uh? ¿qué es esto?

Exclamó el ojiazul mientras se agachaba. Era una carta.
Eso le tomó por sorpresa, y revisó de quién era... dejándolo completamente sorprendido.

De: Dio Brando
Para: Mi amigo, Jonathan Joestar.



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