Capítulo 2

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A Dio le fue dada una gran habitación, la cuál estaba frente a la de su hermano.

Cómo ella realmente no había tenido un sitio para ella en dónde vivía, cuándo le dieron aquel espacio para dormir -el cuál debía ser más grande que su antiguo hogar- se puso muy feliz, aunque disimuló, dando las gracias a George por la nueva vida que le estaba ofreciendo.

Ella realmente odiaba a todos, incluidos sus nuevos familiares, esto era por toda la gente con la que se rodeó cuándo fue creciendo, aquella gente deshonesta y llena de maldad que llegó a confrontar.

—¡H-hola Dio!

Saludó Jonathan con una gran sonrisa en su rostro, a lo cúal ella lo miró de arriba hacia abajo.

—Jonathan.

Ella se giró y fue hacia su habitación, Jonathan sabía cuándo no molestar, pero realmente quería llevarse bien con alguien que se supone sería su hermana, por lo que decidió insistir un poco más.

—Eh, Dio, ¿n-no te gustaría hacer algo?

—Sí, aunque de hecho,
Estaba por leer un libro, Jojo.

Al mayor le sorprendió que la chica utilizara su apodo tan rápidamente, pero eso lo alegró, ya se estaban conociendo mejor, después de todo.
Aunque, era todo lo contrario para Dio, su objetivo era ser la persona más exitosa que el mundo jamás hubiera visto, poseer riquezas inimaginables e irse a la tumba siendo recordada por eso, y por todo eso, no le interesaba en lo absoluto crear una relación de amistad con nadie.

—Eh, ¿te importaría si te... acompaño, Dio?

La rubia se giró y lo miró, él tenía una sonrisa nerviosa en el rostro y de hecho eso le divertió un poco a la rubia.

—Mmmh... de acuerdo, pero te romperé la columna si te atreves a interrumpir mi lectura, Jonathan.

La única razón por la que aceptó, fue para estar en buenos términos con su hermano, podría sacar ventaja de él en un futuro sólo por llevarse bien.
Los 2 fueron a la habitación de Dio, un lugar bastante simple, la única decoración que había eran unas cuantas figuras y libros que se encontraban en una repisa cercana.

—Yo me sentaré en mi cama.
Tú puedes sentarte en la silla del escritorio, Jonathan.

Dijo con desinterés la chica, mientras se sentaba con movimientos delicados, y al mismo tiempo Jonathan sacaba un libro que estaba en su chaleco. Las siguientes horas hubo silencio, Dio leyendo sobre economía para saberse mover cuando fuera el momento indicado, Jojo leía un libro de fantasía, aunque no realmente, ponía más atención a Dio, ya que estaba compartiendo un momento de hermanos por primera vez.

—Dio, ¿puedo preguntarte algo?

La voz del peliazul interrumpió el silencio, y la rubia estaba por romperle un brazo, pero decidió seguirle el rollo por un momento.

—¿qué?

Respondió secamente, apenas levantando la mirada hacia Jonathan.

—¿tú sabes pelear?—preguntó sin rodeos, dejando la guardia baja a Dio, aunque se recuperó rápidamente de eso.

—Si, sé pelear.
¿a qué viene la pregunta, Jojo?

Había curiosidad en la voz de la chica, y con menos miedo, el peliazul procedió a preguntar.

—La verdad, me gustaría que me entrenaras, sé que es muy repentino, acabas de llegar y todo eso, pero...

—Voy a pensarlo.—la rubia volvió a su lectura.

Jonathan sonrió, eso era más que suficiente.

La Mansión Joestar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora