Extra 7 [Final; un último disparo de este escritor]
—¡¡MUDA MUDA MUDA MUDA MUDA MUDA MUDA MUDA MUDA MUDA!!
Dio y Jonathan gritaban con toda su alma, mientras sus puños con el hamon combinado se unían... el poder que tenían era demasiado, y era lo último de los dos.
Entonces, ambos golpearon con una fuerza descomunal el pecho de Dario, quién cubrió su cuerpo de hielo... era una lucha de fuerzas, hielo contra hamon. Entonces, sin haberlo notado, el vampiro Dario lanzó un puñetazo cubierto con su hielo más fino, desprotegiendo su cuerpo.
El golpe iba dirigido a su hija, Dio, pero en un acto de heroísmo, o locura absoluta, Jonathan recibió el golpe por ella, empujándola. Dario había concentrado la mayor parte de su poder en ese puñetazo, por lo que incluso el hamon no pudo pararlo.
Dio cayó al suelo, aunque se puso de pie en un parpadeo. Lo siguiente que vio... jamás lo olvidaría.
Ahí estaba su padre, atravesando el estómago de Jonathan Joestar con todo su puño. La sangre no paraba de salir, no cabía duda de que era una herida mortal. Pero... incluso así, el peliazul sonreía. Era una sonrisa que reflejaba dolor, angustia, pena... pero también felicidad.
Porque a él le bastaba con que no fuera Dio quién estuviera en esa situación.
En un movimiento brusco, Dario sacó su brazo ensangrentado del cuerpo del joven, y esté cayó al piso. El vampiro procedió a beberse la sangre con lentitud, como disfrutando su dulce victoria. Al parecer, no se había dado cuenta de que Dio estaba ahí... y no estaba precisamente feliz.
─¡¡SPEAR HAMON OVERDRIVE!!Como su nombre indicaba, Dio se abalanzó sobre su distraído padre con la fuerza de una lanza. Aprovechó lo estúpido que era Dario y se posicionó en sus espaldas. El vampiro lo notó y trató de girarse, pero fue demasiado tarde.
El brazo derecho, impregnado con el Hamon mas fuerte que nunca se hubiera visto, atravesó un pulmón de Dario, y sin esperar más tiempo, Dio lo atravesó también con su otro brazo el cuerpo de su padre, esta vez acertando en el corazón.
─¡¿Cómo...?! ¡¿CÓMO TE ATREVES A TOCAR A MI MUNDO?!
Sin dejar que el vampiro respondiera, impregnó sus brazos totalmente con Hamon, y sin saberlo, estaba derramando lágrimas por la persona que más quería en la tierra. Pudo haber sido una ilusión, pero sus ojos parecieron brillar.
─¡¡KNIFE HAMON OVERDRIVE!!Entonces, cortó el cuerpo de aquel vampiro de arriba hacia abajo. Durante unos momentos, hubo un cuerpo partido en tres, pero debido al contacto del Hamon, terminó hecho polvo.
Dario había fallecido.
Una persona normal se hubiera sentido asqueada o hubiera vomitado tras haber matado a su padre. Pero a Dio no le importaba nada, de hecho, se fue directamente con Jonathan, quién estaba siendo acompañado por Zeppeli.
La cosa se veía mal.
Sus órganos estaban destruidos. El viejo aventurero hizo lo que pudo con el desangrado, pero poco había para hacer. Al ver que la chica ya estaba ahí, el pelinegro se alejó, para darles privacidad. Ya sabía que no había oportunidad.
─¡Jonathan! ¡Jonathan, reacciona!─Dio lo tomó y lo puso sobre sus piernas, acariciándole sus cabellos levemente, mientras trataba de contener más lágrimas aún.
El joven Joestar sentía que le faltaba el aire. Todo se veía oscuro después de recibir el puñetazo mortal del padre de Dio. Oscuridad. Notó levemente una flama, una silueta que daba una luz tenue. Ese era Zeppeli, pero él no pudo reconocerlo del todo.
Tras unos segundos, llegó otra luz... pero esta era completamente distinta a la anterior. Era deslumbrante. Pudo reconocer con facilidad que se trataba de Dio, su hermana adoptiva. Aquella chica que quería tanto... estaba a salvo. Su calidez era inmensa. Era como estar en los brazos de una diosa.
─Dio... ¿e-estás bien...?
Su voz sonaba quebradiza. Dio sonrió como nunca antes lo había hecho al ver que seguía todavía a su lado. Rápidamente la joven rubia trasladó su Hamon restante al cuerpo de su amado, con la esperanza de poder tener más tiempo para pensar.
─No hables, Johnny... por favor, sólo desperdicias energía. Quédate quieto.
A pesar de que no estaba muy consciente del daño que le había hecho Dario, Jonathan notaba como su propia energía vital, el Hamon, se debilitaba más y más... entonces, miró con una sonrisa apenada a Dio.
─Dio. No hay nada... q-que puedas hacer por mi. Lo noto... yo estoy murien-
─¡No lo digas! ¡No te atrevas a decirlo! ¡No te vas a morir!─gritó con desesperación la rubia. Nuevamente, las lágrimas comenzaron a fluir, cayendo en el rostro del inglés.
El joven miró a su hermana. A pesar de que estaba llorando, no podía evitar pensar que se veía hermosa. Vaya, los últimos días había estado bastante avergonzado de estar con ella, y por esa razón se iba todo el tiempo con su amiga, Erina Pendleton.
─N-no llores... Dio. Te ves más h-hermosa cuando no lo haces...
El peliazul llevó su mano a las mejillas de la chica, limpiando suavemente sus lágrimas.
Dio entonces comprendió que la herida no tenía cura. Era horriblemente grande, y estaban demasiado lejos de un doctor. Pero de la nada, una idea le llegó a la cabeza.
─¡La máscara de piedra!─ gritó con fuerza y euforia, para luego ponerse de pie.
Pero, como si ya lo estuviera esperando, Jonathan la tomó del brazo velozmente, impidiendo que esta se fuera. Decenas de dudas comenzaron a volar en la cabeza de Dio, pero entonces Jonathan habló.
─No, D-Dio... no. N-no quiero ser un m-monstruo...─se notaba debilidad en su voz. Ya no había mucho tiempo. Era curioso. Todo su cuerpo estaba débil, pero el brazo con el que agarró a Dio estaba firme. Eso se debía a que utilizó el Hamon que le brindó Dio para darse fuerzas.
─¡p-pero! ¡p-p-pero Jonathan! ¡Sólo a-así sobrevivirás!─Era la primera vez que Dio tartamudeaba del miedo. Del miedo a perderlo todo.
─No así, Dio. N-No pienso v-vivir de e-esa forma...
Lentamente su visión de todo se ponía borrosa. No podía ver nada más allá del rostro de Dio, quién nuevamente se arrodilló para estar cerca de él. No había ningún otro sonido, solo esa voz. Esa mélodica voz. Era hermosa. Dio era hermosa. Quería a Dio. O... quizás era más que eso.─¡No te mueras! ¡No te mueras, Jonathan! ¡No me dejes sola en este horrible mundo! ¡Eres mi luz, mi vida, tú eres mi todo, Jonathan Joestar! ¡Te amo! ¡Te amo, Jonathan, te amo! ¡No me dejes!─Los gritos de la joven se podían escuchar a la distancia. Zeppeli, quién estaba a decenas de metros, no pudo evitar llorar al escuchar lo que pasaba.
Jonathan se sorprendió, pero se dibujó una pequeña sonrisa en su rostro. Eso era lo que él sentía también. Amor, amor... No podía morirse sin decirlo, sería un pecado capital.
─Yo también te amo, Dio Brando.─Su voz sonó como si estuviera sano. Eso no tenía sentido dadas las circunstancias. Pero... el alma humana puede dar un último esfuerzo poderoso.─ ¿quieres casarte conmigo?
─¡S-Sí! ¡Si quiero!
─Me... alegra t-tanto...─sus ojos se cerraron, y de sus labios comenzó a salir lo que parecía ser algo parecido al humo, pero no tenía olor, y era casi imperceptible─...Dio...
Jonathan Joestar había muerto a los 17 años de edad.
Dio Brando se quedó a su lado, abrazando su cuerpo, negándose a creer lo que había pasado.No se sabe mucho de lo que fue de Dio Brando después de lo acontecido en 1889.
Se fue con Zeppeli tras derrotar a Dario. Se sabe que en 1919 una mujer llamada Dio Joestar visitó al señor George Joestar, se intuye fácilmente que era ella, más o menos con 48 años.
Se dio por sentado que falleció entrando en la década de los años 40.
Era una maestra Hamon sin igual, por lo que cuando apareció la amenaza denominada "Los cuatro hombres del pilar" los enfrentó junto con sus mejores combatientes.
Aunque, en 1967, una tal Dea Joestar compró una propiedad en Inglaterra.
Dio Brando solo amó a un hombre en su vida.
Ese hombre le salvó del mal.
Ella vivió su vida combatiendo ese mal, para honrarle.
[The End.]
![](https://img.wattpad.com/cover/191081251-288-k759470.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Mansión Joestar.
FanfictionDio Brando, una chica de 16 años con una personalidad algo conflictiva llega a su nuevo hogar, la mansión Joestar, gracias a un favor que le debían a su padre. Ahí conoce a Jonathan Joestar, quién sería su nuevo hermano adoptivo, y al principio lo t...