Capítulo 13

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¿Cómo actuar?

¿Lo había dicho? ¿Se había confesado así sin más? ¿Cómo es que eso había sucedido?

Fácilmente podría echarle la culpa al maldito Feudal. Él había sido el causante de tal embrollo, no había sido su intención confesarse así sin más. Quería un poco más de pausa, quería conocerla un poco más y que ella le conociese a él.

Quería cortejarla y si se daba la ocasión confesarle que la quería. No así, no en esa situación. No con un estúpido que estaba de espectador, aguardando cualquier signo de equivocación.

No en una misión de por medio, no en una situación de peligro. Con sus amigos de por medio.

¿Qué era lo que tenía que hacer?

Era obvio que la quería, la estimaba y posiblemente sintiese más a medida que pasará el tiempo. ¿Pero qué pasaba si le decía que la quería en medio de una misión?

No podía afirmar ni negar nada, no podía mentirle, no a ella.

No podía mentirle acerca de sus sentimientos, pero tampoco podía confesarse de una manera insignificante. Hinata le había esperado por mucho tiempo, aguardando en silencio su amor y él como muy imbécil hasta hace poco había dado crédito a ello. Merecía una velada de por medio, incluso flores si fuera necesario, cualquier muestra que le indicará a ella cuánto le quería.

Cuánto le importaba, cuánto había comenzado a figurar en su vida. Quería amarla y ser amado. Quería experimentar la dicha de estar junto al ser amado, de sentirse querido por alguien, de amar por primera vez.

Pero no lo haría en una misión, al menos no en esa. 

—Por supuesto, somos compañeros. —Explicó— Es normal que me guste mi compañera, que me agrade, son las bases fundamentales en una buena relación de equipo.

Contemplé como ambos me miraron, con diferentes expresiones en su rostro. Alivio, felicidad, tristeza y decepción. Cada quien a su modo, pude notar como el Feudal gruñía afirmando en silencio, como si se imaginara mi respuesta, pensativo.
En cambio ella, mi Hinata ignorando mi mirada, desviándose de mis ojos analíticos. Bajo esa fachada de fuerza y evasividad, había una coraza deprimente, una muy afligida y elocuente.

Quise decir algo para remediar las cosas, quise decirle que la verdad la quería. Que llevaba tiempo sintiendo cosas por ella, que quería aun seguir sintiendo. Quise explicarle todo, en cambio me mordí los labios, observándola en silencio.

—No eres más imbécil, porqué no puedes. —Rugió Kazahana— Espero que comprendas que no tienes oportunidad, no es más que un estúpido, ya te lo he dicho. 

Sentenció él parándose sin explicar a qué se refería, alejándose a pasos apresurados de ellos. Naruto observó todo aún hincado frente a Hinata, giró a verla y con una breve tos habló.

—Parece que tu amigo está furioso. —Agregó sin más.

Me senté a su lado, estirando mis piernas y brazos. Sintiendo en silencio su presencia incómoda, su peculiar aroma a lavanda se escurría entre la suave brisa otoñal y su suave voz trataba de hacer eco en la fría noche.

—La noche es bastante fría.
—Expresó— Me gustaría terminar ésta misión y volver a casa.

Comentó ella sin mirarlo, jugaba con sus medias extendiéndolas de un jalón. Ambas al mismo tiempo, evadiendo sus ojos. Se sintió vacío.

—Hinata, ¿Te encuentras bien? —Preguntó él tomando sus manos entre las suyas— Se que probablemente no seamos tan cercanos, que nunca hayamos hablado tanto en nuestras vidas. No tanto como en está misión y en los últimos días, pero yo te estimo.

El Cambio De Hinata [ Naruhina ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora