Risers. // JK Fanfic.

Capítulo 3.

*FLASHBACK*

-¡Keira, por favor, no lo hagas! -suplicaba mi madre sin dejar de llorar, sujetando a mi hermana del brazo.

-¡Mamá ya basta! No pienso seguir en este lugar ni un minuto más -le recriminaba ella, colocándose su alborotada melena cobriza hacia un lado mientras apretaba los dientes para no romperse allí delante -tú no eres como ellos, ni May -alzó la voz, señalándola a ella para después hacer lo mismo conmigo.

Estaba parada en la entrada, apoyada en las escaleras, viendo como mi hermana cargaba una pesada bolsa de deporte, llevaba semanas rara, meses más bien, ya no se sentía cómoda en casa, sólo quería irse.

-Si se entera El Tribunal te harán daño Keira...te lo suplico -mi madre lloraba como nunca antes la había visto, ¿por qué yo no lloraba? ¿por qué era incapaz de entender el sufrimiento de mamá? Lo único que podía ver en aquél momento era que mi hermana se iba a convertir en una desertora.

Cambiarse de un rango a otro era motivo de castigo, uno bastante severo. El Tribunal tenía varios niveles de penas, todos dependiendo de delito del que se te acusara. El mínimo eran unas horas o días en los barracones, también conocidos como "bañeras", pero uno de los mayores, sin duda, era cambiarse al rango contrario, y mucho más grave cuando se trataba de pasarse al de los Risers. Algunos lo habían intentado, pero o bien desaparecieron sin dejar rastro, o habían sido ejecutados en Trafalgar Square delante de todos para enseñar cual era el precio por ser un traidor a tu rango.

¿Era eso lo que Keira quería? Desaparecer, que acabaran con ella. Sentía rabia, rabia porque se creyera superior a nosotros, con el poder para marcharse de allí, echándonos en cara lo equivocados que estábamos y cuál era el verdadero enemigo.

-Me da igual mamá, esto...esto es un sin vivir -le contestó colocándose la bolsa de deporte en el hombro mientras abría la puerta - cuando abráis los ojos...estaré allí para recibiros - dijo con una sonrisa, tan dulce y cálida como siempre, una sonrisa típica de Keira, de esas que enamoraban a las personas cuando aún ni la conocían. Era el punto fuerte de mi hermana, que siendo ella misma conseguía tener a todo el mundo de su parte, lástima que en esos momentos no fuera así - os quiero - y dicho esto, cerró la puerta y se fue, dejando a mi madre rota en la entrada. No volvimos a verla, ni a ella ni a su sonrisa.

*FIN FLASHBACK*

No podía quitarme esa imagen de la cabeza, a mi hermana marchándose de casa, convirtiéndose en Riser y con ello, en una desertora. Ya habían pasado cuatro meses desde aquello y mamá seguía destrozada como el primer día, esperando que ella volviera en algún momento. Mi padre en cambio había repudiado a Keira, negándose volver a verla como su hija y provocando con esto que la mente de mi madre cada vez estuviera más a la deriva.

Yo seguía en un estado de aceptación, sin lograr entender el porqué de su marcha, culpando a ese Maxx Durden del cambio de Keira, ella se había enamorado de aquél maldito líder de los Risers, él nos la robó, es lo único tenía claro. Todo lo que tuviera que ver con esos alborotadores siempre me producía rabia, al menos hasta que hacía unos minutos uno de ellos me había salvado la vida. Tenía claro que era un Riser, por su forma de vestir, de hablar, con pocos modales, despreocupado, como si no le importara que alguien pudiera golpearle por sus groserías. Sin embargo me había salvado, era un hecho, había evitado que me mataran, o algo peor.

Caminaba casi a su lado, notando como me miraba de reojo, seguí abrazando mi cuerpo, tratando de entrar en calor mientras lo seguía por aquellos túneles del metro, parecía conocerlos como la palma de su mano. Solían decir que los Risers eran expertos artificieros y que por eso el Gobernador Fanthom se vio obligado a cerrar las vías, para evitar más atentados contra ellos, los Green Dragons.