Capítulo 15.

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El camino de vuelta a casa fue acompañado de un silencio sepulcral, Kook me tenía firmemente sujeta de la mano, llevaba su ya conocido cinturón de cuchillas cruzado en su pecho. Notaba su mirada clavarse en mi, como si realmente quisiera quedarse con mi recuerdo, o como si le doliera el hecho de que llevaba todo el rato llorando en silencio, resignada ante la idea de volver. Traté de pensar en mi madre, para darme algo más de fuerza y frenar el llanto, pero lo cierto era que no me ayudaba, sólo podía recordar a mi hermana, rota al decirle que no iba a quedarme, y Kook, su espalda llena de cicatrices debido al castigo que los de mi rango le habían propinado, de manera cruel y sin compasión, notaba como se me rompía el alma conforme íbamos acercándonos al final del trayecto.


El moreno frenó en seco, haciéndome parar, cogí aire y lo miré como pude, tenía los ojos nublados por las lágrimas. Chasqueó la lengua con fastidio y tiró de mi, acercándome a él para abrazarme, correspondí el abrazo apretándome un poco a su pecho, respirando entrecortada. Sus manos me acariciaban la espalda con dulzura, intentando calmarme de alguna manera, apoyó su mejilla sobre mi cabeza, acurrucándome en sus brazos.


— ¿Te compensa estar así de mal sólo por volver? — su voz sonaba calmada, se separó un poco, buscándome con la mirada, posando sus ojos en los míos a la vez que me limpiaba las lágrimas con su pulgar.


—Debo hacerlo... — hipé fruto del berrinche que llevaba encima, me sentí como una niña de cinco años, pero estaba tan hecha polvo que ni siquiera podía avergonzarme.


—Agh May...tan cabezota...— suspiró con resignación, acunando mi cara entre sus manos y depositando un suave beso en mis labios, haciendo así que lo mirara de una vez- Tranquilízate por favor -pidió apoyando su frente en la mía — Voy a prometerte una cosa ¿vale? — lo observé sin entender, comenzando a calmarme — Vendré todos los jodidos días a la trastienda de la tienda de artificio para verte, y el día que estés preparada para unirte a nosotros, iré a por ti a donde sea, como si es al puto Trafalgar Square ¿me oyes? —sus palabras sonaban firmes, llenas de palabrotas, como él solía hacer, pero podía notar sinceridad en ellas- Además, todavía queda la boda, así que ve pensando en que ponerte, dudo que puedas ir más guapa que yo, eso es algo complicado — se encogió de hombros bromeando, lo golpeé con suavidad dejando escapar una risa.


Asentí mordiéndome el labio, no sé si fueron las palabras del moreno o que estaba totalmente seca, pero al menos había logrado que consiguiera dejar de llorar. Seguimos caminando un par de minutos más hasta la puerta de la trastienda de la tienda de artificios, la reconocí por su luz de emergencia roja, parecía irónico, como si el color de aquella luz te invitara a entrar a la zona Redcoat.


Kook se despidió de mi con un beso cálido, a la vez que me abrazaba con fuerza, estuvimos así por lo menos cinco minutos, evitando el amargo momento de separarnos, como si nos necesitáramos tanto que romper ese abrazo fuera acabar con nuestras vidas. Me miró una última vez, casi pude ver sus rasgados ojos empezar a inundarse, pero fue listo y volvió a posar sus labios en los míos antes de que pudiera seguir observándolo. Decidimos soltarnos de una vez con resignación antes de que yo abriera la puerta, lo oí caminar en dirección contraria y me giré por inercia, para verlo una última vez, caminaba alicaído, con las manos en los bolsillos y con aquellas hojas de daga de su cinto brillando con fuerza.


— ¡Kook! — le llamé haciendo que se volviera a mirarme con una sonrisa ladina, como si ya se lo esperara — No te olvides de tu promesa — le recordé sonriendo con tristeza y volviendo a aguantarme las lágrimas.

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2019 ⏰

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Risers. // JK Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora