Capítulo 1.

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"El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra" Karl Marx.


Tal vez no debí haber aceptado aquél día seguir a Thomas y a los demás hacía las viejas ruinas del metro de Londres, pero a mis dieciocho años y acompañada por mi primer novio, lo único que quería, o esperaba, era parecer una buena chica, darle motivos para que viera que me interesaba por sus aficiones, aunque estas fueran una completa estupidez. Me había vuelto tan dependiente de él que hacía cualquier cosa que me pidiera, con tal de tenerlo contento.


-¿Estás seguro que esto es una buena idea? - pregunté sin soltarme de su abrazo, a la vez que daba un trago de la botella de cerveza, notando el amargo sabor en la garganta, acto seguido me la quitó de las manos y tomó un largo sorbo, riendo.


-Oh venga, los chicos y yo solemos hacer esto constantemente ¿verdad tíos? - preguntó a Freddie y Damon, sus mejores amigos, los cuales nunca se separaban de su lado, eran como un pack, donde iba uno, iban los demás. Estos asintieron divertidos ante su pregunta - ¿ves? no hay de qué preocuparse preciosa, sólo serán unos pequeños petardos en la zona de esos bastardos de los Risers, para cabrearlos un poco, pero descuida, por aquí nunca pasa nadie - me sonrió y me robó un fugaz beso, el cuál no logró tranquilizarme del todo.


Asentí con nerviosismo, fingiendo una sonrisa mientras lo miraba, era el chico más guapo de todo el instituto, llevaba colgada de él desde que nos pusieron en la misma clase, y después de cuatro años por fin me había pedido salir.


Eché un vistazo a los túneles, realmente eran siniestros. Los ladrillos eran de un color rojo oscuro, enmohecidos y agrietados. Cuando el gobernador Fanthom cerró Londres, también cerró todas las bocas de metro, quedando inaccesible y prohibida su entrada, sin embargo allí nos encontrábamos en ese precios instante, sólo faltaba que nos encontrara algún Hound y nos llevaran ante el edificio de justicia. Thomas se salvaría, su padre era uno de los peces gordos del gobierno, pero yo lo tenía crudo, mi familia estaba fichada desde hacía unos meses por El Tribunal.


Continuamos andando, mientras ellos planeaban el golpe perfecto, pretendían poner una serie de petardos en una fábrica cercana a una de las salidas del túnel, en el territorio de los Risers, y salir ilesos de ahí. Cuanto más lo pensaba más idiota me sentía por haberlos acompañado a aquél lugar, camino hacía mi perdición, pero el amor muchas veces es ciego, y en mi caso, también me convertía en una auténtica estúpida.


Pasaron unos veinte minutos, los cuales se me hicieron como dos horas ya que apenas hablaba mientras ellos se dedicaban a seguir aportando más ideas a su plan "infalible" en el que yo no veía nada más que fisuras. Con el nerviosismo me había bebido casi todo el litro de cerveza y me notaba algo mareada, tratando de mirar hacía todos los lados buscando algún detalle que me diera una pista de como volver en caso de perderme, pero todas las paredes eran iguales, igual de claustrofóbicas, igual de frías.


Con el jaleo que llevaban apenas pudieron escuchar lo mismo yo, pero estaba segura de que alguien nos seguía. Golpee con suavidad el hombro de Thomas, indicando que guardaran silencio cuando todos por fin escucharon, eran pasos pesados, como de botas, detrás de nosotros. Si eran Hounds, estábamos perdidos.


-¡Mierda! -exclamó en un susurro Thomas agrupando a sus amigos- vale, es hora de pirarse chicos, May, tienes que seguirnos ¿vale? no pares de correr -asentí asustada, preparada para moverme de allí cuanto antes - ¡vamos! -y echaron todos a correr.


Pensé que seguirles el ritmo sería fácil, ya que eran chicos altos y musculosos, por lo cual sería más pesados que yo y menos ligeros a la hora de echar a correr, pero no era así, conseguían dejarme atrás. Intenté dar zancadas más largas, pero tampoco es que fuera una atleta o buena en deportes, además de que las pesadas botas militares que llevaba, no acompañaban y hacían que me fuera más costoso seguirlos.


Notaba como la garganta me ardía y el corazón quería salir de mi pecho, escuchaba los pasos acelerando tras de mi y veía como Thomas y los demás corrían por delante sin mirar atrás ni pararse para ayudarme, de modo que empecé a ver la realidad de aquello, estaba perdida, o trataba de esconderme, o me pillarían.


Sin pensarlo dos veces eché un rápido vistazo hacía atrás para poder calcular el tiempo que tenía para buscar un sitio donde cobijarme y corrí hacía la vía del metro. No me quedaba otra, el metro llevaba años inactivo, era eso, o enfrentarme al castigo de El Tribunal los cuales serían capaces, incluso, de acabar conmigo.


Me agazapé notando el frío suelo bajo mis manos e impulsándome de un salto caí en la vía, me tendí entre los raíles, notando como la humedad me calaba los huesos y los pequeños guijarros se clavaban en mi piel. Los pasos iban acercándose y tapé mi boca, intentando que mi respiración no se escuchara, tenía el pulso acelerado por el miedo, el corazón me latía a mil por hora y temblaba sin parar, estaba realmente asustada. Me asustaba la idea de que me pillaran, de lo que pudieran hacerme, de enfrentarme al Tribunal y que me tomaran por una desertora.Escuché las pisadas de nuevo, pasando de largo y pude ver algo de luz en todo aquello, me mantuve quieta unos segundos más hasta que sólo se escuchara un leve eco de fondo, no podía creérmelo, no me habían visto. 


Me levanté despacio, frotándome las manos, bastante marcadas y doloridas por la presión de las pequeñas piedras. Alcé los brazos, agarrándome al borde de la vía, preparada para volver a subir cuando de repente alguien me rodeó por la cintura, a la vez que otra mano me tapaba la boca, haciéndome caer para atrás. Me habían cazado.

Risers. // JK Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora