Capítulo 10.

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*KOOK POV*

-Te toca ir a ti a por otra cerveza Kook -Kim me lanzó una bola de papel desde el otro lado de la mesa, estaba repantingado en el desgastado sofá de cuero del pub. Suspiré molesto y me levanté con desgana.

-Ya bueno, pues soltad la pasta, tú ya me debes dos -di un par de golpes en la madera con la palma de mi mano, reclamando el dinero y haciendo que Kim y Felix se rebuscaran en los bolsillos con torpeza.

Después de haber acompañado a Keira al encuentro con su hermana nos había medio obligado a ir a nuestro habitual pub de la zona Riser, quería invitarnos a unas cervezas y contarle de paso a Maxx que tal se había dado todo.

-Guardad eso chicos, ya os dije que hoy invitaba yo -explicó la chica mientras soltaba un billete en la mesa- Hoy estamos de celebración -se la veía radiante, su sonrisa podría iluminar todo el pub. Era cierto que le había salido todo perfecto, no sólo se había reencontrado con su deseada hermana, si no que además había conseguido que fuera a la boda.

Cogí el dinero y me dirigí a la barra con resignación, pidiendo otra ronda de cervezas para Maxx, Kim, Felix, Keira y yo, no es que me apeteciera especialmente beber en esos momentos, pero al alcohol gratis nunca se le debía decir que no, eso era una ley universal. Las sujeté con ayuda de mis dedos y volví a la mesa cargado, dejándoles que se sirvieran ellos mismos, me dejé caer en el sofá a la vez que le daba un trago.

-Todavía no puedo creérmelo, de verdad Maxx que si no llega a ser por Kook no creo que May hubiera accedido -le contó entre risas, casi extasiada, era como si estuviera puesta de algún tipo de droga, aunque realmente era plena felicidad. Vi como este la abrazaba por encima del hombro, eran realmente empalagosos.

Maxx era un tipo alto, delgado pero fuerte, tenía el típico perfil anglosajon, ojos azules, piel pálida. Pasaría por un hooligan de algún equipo de fútbol por su pelo rapado y sus tatuajes, pero nada que ver con la realidad, era una persona bondadosa, que pensaba más en el bienestar de los demás que en el suyo propio, por eso era el líder de la revolución, como su padre lo había sido antes que él.

-¿Estáis liados o algo? -preguntó él a la vez que daba un largo trago a su cerveza y me miraba alzando una ceja, Felix y Kim rieron por lo bajo.

-¿Qué? ¡No joder! No es mi tipo para nada, es una estirada -noté la mirada asesina de Keira clavada en mi- Lo siento, pero lo es -bebí otro sorbo, tratando de no hacer notable mi nerviosismo- Sólo la reté para que pudiera ir a la boda... -suspiré mirando hacia otro lado, torciendo el labio.

Nunca me había parado a pensar en si aquella pelirroja verdaderamente era mi tipo o no. Siendo honestos era muy atractiva, piel clara, una cara bonita, pelo cobrizo, buen cuerpo y con curvas sin ser demasiado delgada, por no hablar de su culo, al que habría votado por ponerle un monumento en Trafalgar Square, no obstante era una Redcoat, y eso me fastidiaba. Me fastidiaba que no me encajara como tal y aún así ella tratara de rendirle sumisión a ese jodido rango, si era cierto lo que su hermana decía de ella, no entendía qué hacía con esos lameculos del gobierno.

-Sea como sea, muchas gracias Kookie -Keira se desplazó hasta mi lado y me abrazó, plantándome un sonoro beso en la mejilla, haciendo que rodara los ojos con una mueca de fastidio, odiaba que me llamara por ese mote, me hacía parecer un ser adorable y blandito, para nada era la imagen que pretendía dar a los demás- Aunque yo daría lo que fuera porque May estuviera con alguien como tú algún día -solté un largo bufido, estaban muy pesados con el tema.

-Pues no vas a tener esa suerte, al menos no conmigo -repliqué molesto, hablando entre dientes.

-Apuesto ochenta libras a que al final pasa algo entre ellos -añadió Kim chocando el culo de su botella contra la mesa, mirando a Felix con diversión.

-¡Cállate gilipollas! -me estiré por encima de la mesa, soltándome del abrazo de Keira a la vez que estiraba mi brazo para soltarle un tortazo a Kim, el cual se apartó con rapidez entre risas.

-Bueno...ya basta anda, cambiemos de tema, tenemos que tratar otros asuntos importantes -concluyó Maxx apoyando sus codos sobre el tablero de madera, haciendo que todos nos centraramos al momento. Cuando el líder hablaba de temas importantes, todos lo demás eran distracciones sin importancia.


Me quedé diez minutos bajo el chorro de la ducha, el agua fría me ayudaba a despejarme después de las incontables cervezas que bebimos esa noche, daba gracias de vivir en La Sede y no haber tenido que volver sólo, si no seguramente no habría recordado el camino. Cuando por fin mis músculos y todo mi cuerpo se relajo, apagué el grifo y salí de allí, colocándome una toalla para secarme. Me alboroté el pelo con las manos y sin necesidad de secarlo me dirigí hacia el cuarto.

La Sede era un gran edificio situado en la zona de Camden, servía de cuartel general, centro de entrenamientos y en ella vivíamos algunos Risers. Nosotros tuvimos suerte y al ser los primeros en instalarnos allí pudimos conseguir una habitación para cada uno, bastante era ya con soportar a mis colegas la mayor parte del día como para también tener que compartir cuarto con ellos.

Abrí el armario y cogí unos anchos pantalones grises del pijama, ni siquiera me puse camiseta. Saqué el paquete de cigarrillos del bolsillo de la chaqueta y me coloqué uno en los labios, dirigiéndome a abrir la ventana. Lo encendí y me senté en el alféizar, al ser un edificio alto se veía gran parte de Londres, me encantaban las vistas. Antes de la revolución vivía con mis padres y mi hermano en el barrio chino, en un piso bastante pobre, acorde con nuestro nivel económico, aún así había pasado tantos años allí que yo lo encontraba como el mejor del mundo, tampoco recordaba como era nuestra casa cuando vivíamos en Busan, era demasiado pequeño para ello, así que no podía comparar.

Encendí el cigarrillo y le di una larga calada, dejando que mi vista se perdiera en las luces del horizonte, todas las noches me quedaba un rato mirando el paisaje, tratando de encontrar en la distancia lugares concretos, ya casi podía reconocer hasta por donde estaba la casa de May y eso que sólo la visité una vez, pero era bueno orientándome.

Alargué el brazo hasta el cabecero de mi cama, estirándome para coger la brillante cadena que colgaba de uno de los lados, la alcancé con dos dedos y la acerqué para verla mejor con la luz. Se trataba de un fino colgante plateado con un pequeño trébol de cuatro hojas verde esmeralda, lo había cogido del baño de May, la noche en la que me llevé aquel tortazo sin explicación por parte de la pelirroja, no es que fuera un ladrón, simplemente no pude evitar sentir curiosidad por ella y me la guardé en el bolsillo.

-¿Por qué tienes que ser tan estirada? -pregunté a aquél colgante, como si fuera a contestarme- Si tan sólo dejaras de ser tan jodidamente cabezota y abrieras los ojos -negué con la cabeza, chasqueando mi lengua con fastidio y dando otra calada al cigarrillo- Serías una gran Riser -solté el humo despacio y observé como la ténue luz del alumbrado hacía brillar aquél pequeño trébol- Algún día haré que te des cuenta May -guardé la cadena en mi mano y acabé el cigarro, tirándolo por la ventana y levantándome para tumbarme en la cama.

*FIN KOOK POV*

Risers. // JK Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora