Capítulo 8.

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-Ya...lo siento de verdad Cara, pero ya estoy llegando a casa -me estaba cayendo una buena bronca por parte de mi amiga, era bastante comprensible, la había dejado allí sola y encima se había enterado de la pelea cuando Thomas le había interrogado hecho un basilisco, por suerte nadie sabía que los chicos que iban conmigo eran Risers, si no me metería en más problemas de los que ya tenía- Mañana hablamos...gracias por todo -colgué el móvil y volví a guardarlo en el bolso, sacando de este las llaves a escasos metros de la puerta.


Era tarde, mis padres estarían ya en casa por lo que abrí con cuidado y me quité las pesadas botas, subiendo descalza por la escalera de moqueta. Por suerte ya se me había pasado la pequeña borrachera que había cogido en el Kanpai. Me dolía la cabeza a rabiar y lo único que deseaba en ese momento era llegar a la cama y dormir durante un año, esperando que mi cabeza desconectara un poco y no empezara a recordarme todo lo vivido aquella noche.


Caminé a tientas por el largo pasillo, acariciando la pared con las manos, buscando dar con la puerta de mi habitación, cuando la encontré giré la manivela y cerré tratando de hacer el menor ruido posible. Encendí la luz y me dirigí directamente al baño, aprovechando para desmaquillarme y quitarme la ropa, quedando con la interior antes de ponerme el pijama. Dude en si darme una ducha o no, pero en ese momento estaba tan cansada física y mentalmente que decidí dejarlo para el día siguiente.


Salí del baño y encendí la luz de la habitación, llevándome una mano hacia la espalda para desabrocharme el sujetador cuando entonces una sombra me sorprendió y ahogué un grito de terror mientras corría a tirar de la colcha de la cama para taparme el cuerpo con rapidez. Justo apoyado en el alféizar de la ventana, por la parte que daba al cuarto se encontraba un muchacho de cabello moreno, sentado con los brazos apoyados en las rodillas, no me lo podía creer, otra vez no.


-¿Me has seguido enfermo? -pregunté en un susurro, tratando de no despertar a mis padres, aún así podía notarse una mezcla de enfado y sorpresa en mi voz. Me enrollé la colcha al cuerpo, tratando de cubrirme lo máximo posible.


El chico se levanto con agilidad y se acercó despacio hacia mi, sus rasgados ojos oscuros se tornaban serios mientras andaba, vestía la misma ropa oscura con la que lo había encontrado una hora atrás. Cuando estaba a un metro escaso de mi me observó de arriba a abajo, sin cambiar su expresión.


-Acércate un paso más y...te juro que grito -le advertí nerviosa- O mejor aún, te patearé, lo prometo -mi amenaza provocó una sonrisa ladina en Kook, el cual no me bajaba la mirada ni por un instante, después de cómo me había tratado no entendía que hacía allí, tal vez iba borracho, drogado o qué sabía yo.


-O sea, que me montas un pollo enorme por haber golpeado a alguien antes, ¿y ahora pretendes golpearme a mi? -preguntó alzando una ceja sin borrar la sonrisa de su rostro- Puedes quitarte la manta si estás más cómoda, no me molesta.


-¿Qué haces aquí? -apreté los dientes, su último comentario me provocó unas ganas enormes de darle un tortazo, pero lo que menos podía hacer en esos momentos era tener una pelea, conseguiría despertar a mis padres y era lo último que quería.


-Tengo que darte algo -vi como bajaba la mano hacia su pantalón, lo cual me pareció sospechoso y como en un acto reflejo, presa de los nervios, le solté una ruidosa bofetada en la cara, haciendo que se llevara su mano a la mejilla, mirándome incrédulo- ¿¡Pero qué haces loca!?

Risers. // JK Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora