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Lan XiChen se petrificó en medio de la estancia. Sus ojos pardos recorrieron con estupor los dos cuerpos desnudos íntimamente abrazados. Durante un instante, su mirada demoró demasiado en los cardenales que adornaban las muñecas y las caderas del omega. Su sonrisa no se alteró ni por un momento. Al fin, se dio la vuelta y abandonó la cabaña, cerrando la puerta tras de sí.

Jin GuangYao no se atrevió a moverse. Su primer pensamiento fue que a pesar de su sonrisa, el Primer Jade debió sentirse traicionado. De muchas maneras. Enseguida, consideró que acababa de perder cualquier oportunidad que tuviera con ZeWu-Jun.

Fue entonces que el omega sintió al hombre detrás de él apartarse a toda prisa. Antes de que pudiera voltearse, Nie MingJue se puso en pie y saltó sobre él, solo cubierto con la bata medio desgarrada, para correr a la puerta.

Al quedarse solo, Jin GuangYao soltó una carcajada y hundió el rostro entre los brazos. Un segundo después, los silenciosos sollozos sacudían sus hombros.


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- Si conseguimos aumentar la energía en los talismanes, podríamos utilizarlos para crear una barrera que protegiera los sembrados. Solo tenemos que encontrar la forma de...

Wen Qing se interrumpió a mitad de la frase. Con el ceño fruncido, observó a Wei WuXian, quien estaba sentado junto a la ventana y sostenía una flauta de bambú entre sus manos, mirándola en silencio.

Que el siempre ruidoso omega estuviera así de silencioso ya era un prodigio digno de ver; si, además, no prestaba atención cuando se hablaba de energía resentida... empezaba a ser preocupante.

La doctora dirigió una mirada interrogante a su hermano, quien sacudió la cabeza.

- Wei WuXian? – llamó la joven. - ¡Wei WuXian!

- ¿Qué? – se sobresaltó el de Yunmeng, mirándola desconcertado.

- ¿Escuchaste algo de lo que dije?

- ¡Por supuesto! Algo de los talismanes y las patatas... Nos haremos cargo en cuanto Lan Zhan regrese.

Wen Qing hizo una mueca fatigada.

- Wei WuXian, HanGuang-Jun no va a volver.

El omega pestañeó varias veces, cual si la afirmación de su amiga lo hubiese enfurecido.

- ¿Cómo dices, Wen Qing? – exigió.

- Digo que HanGuang-Jun... Lan WangJi no va a regresar. Se fue. Volvió a su hogar, con su familia... y no va a regresar a Yiling.

- ¡No digas tonterías! – saltó Wei WuXian, poniéndose en pie -. Lan Zhan no me ha abandonado. Él siempre vuelve por mí.

Wen Qing resopló, irritada.

- Cre-creo que es... es precisamente por eso, hermano Wei -, intervino Wen Ning.

- ¿Eso qué? – Wei WuXian giró frente a él -. ¿De qué hablas, Qiónglín?

- Creo que el maestro... que el Segundo Jade se ha cansado de ser... de ser el único que siempre regresa... señor.

Wei WuXian inclinó la cabeza sobre un hombro.

- No... entiendo... - murmuró.

- Mi hermano dice que Lan WangJi se cansó de que no le hagas caso.

TIĀNTÁNG ZHĪ HUĀ (Flores del Paraíso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora