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La mano de Nie MingJue se movió hacia la garganta del omega.

Nada había cambiado en esos dos años. Al menos en apariencia.

El perfume de la canela llenó el aire, encendiendo la rabia y el deseo hasta el punto de que Nie MingJue sintió la sangre bullir bajo su piel.

Jin GuangYao echó la cabeza atrás, suspirando de modo inaudible. Las fuerzas le habían abandonado y en ese momento supo que no lucharía o huiría: fuera lo que fuera que ChiFeng-Zun eligiera como su castigo, él no se apartaría de su alcance. Solo se quedó allí, aguardando.



- LianFang-Zun! Llegamos a tiempo para el banquete, ¿verdad?



Jin GuangYao abrió los ojos, desconcertado. Delante de él, ChiFeng-Zun estaba rígido y la mano que un momento antes buscara el cuello del joven, apretaba violentamente la empuñadura del sable en su cintura. Incluso a la distancia de diez pasos entre ellos, el omega pudo ver los diminutos relámpagos de energía carmesí en torno a sus dedos crispados. Girando a medias hacia los recién llegados, Jin GuangYao sonrió como siempre.

- HanGuang-Jun, maestro Wei, sus hermanos estarán felices de su llegada.

- Síp! – exclamó el omega de Yunmeng -. En especial mi hermano: le hemos traído una sorpresa.

- No soy una sorpresa, Wei-gongzi -, protestó JingYi, apretando contra su pecho el paquete formado por sus ropas y su espada. – LianFang-Zun, ChiFeng-Zun... - prosiguió, haciendo profundas reverencias.

- Un placer tenerle aquí, joven maestro Lan. Acompáñenme en tanto sus aposentos son alistados, mis señores. Tú también, ChiFeng-Zun. ¿No te acompaña el joven maestro Nie? – inquirió con aire inocente.

Nie MingJue apenas emitió un gruñido como negativa y echó a andar siguiendo al grupo.

Mientras caminaban hacia el salón comedor, Jin GuangYao podía sentir el peso de la mirada en su nuca. Debió suponerlo. Debió esperar que Nie MingJue viniera a la Conferencia. Se había preparado para este encuentro. Se había preparado...

La entrada de los recién llegados al salón provocó un pequeño revuelo. Lan XiChen se adelantó para recibir a su hermano y a su amigo, ofreciendo de paso un abrazo a su primo y un saludo cordial a su cuñado. Jiang YanLi fue a abrazar a Wei WuXian y Jiang Cheng se apresuró a alcanzar a su esposo y casi arrastrarlo al asiento contiguo al suyo. Con todo esto, nadie se percató de que LianFang-Zun, el supuesto héroe de la noche, se escabullía fuera del salón para no reaparecer.


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- ¿No te pareció raro? – inquirió Wei WuXian, echado bocabajo en el lecho, con las piernas dobladas en alto. – ChiFeng-Zun y Jin GuangYao. Cuando llegamos, ellos parecían estar teniendo un... momento. Jin GuangYao es una criatura... extraña , ¿no crees? Es como si... como si le faltara...

- Flor del paraíso.

- ¿Uh? – frunció el ceño el omega, girando bocarriba.

Lan WangJi estaba de espaldas a él, recién salido de detrás del biombo que ocultaba la tina de bronce y llevaba el larguísimo cabello recogido en un moño doblado en la parte de atrás de la cabeza. Los pantalones sueltos se ceñían a sus caderas, siendo la única prenda, además de la cinta Lan, naturalmente.

TIĀNTÁNG ZHĪ HUĀ (Flores del Paraíso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora