Capítulo XX "Puedo ser quien yo quiera ser"

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-Siempre os creéis mis ilusiones -me dice Loki abrazándome por la cintura. Se encuentra detrás de mí. Siento su mejilla apoyarse en mi cabeza. Deja caer su cuerpo sobre mí.

-Loki –río un poco mientras doy unos pasos cortos hacia delante; "¡Sí que pesa!", pienso-. Deja de...

-¿Qué? ¿La nueva diosa del trueno no es tan fuerte?

Nuestras risas se mezclan. Intento girar pero los brazos de Loki no me sueltan.

-Quizá si me como la manzana dorada seré más fuerte.

La risa de Loki cesa. El dios de la travesura me suelta y deja de apoyarse en mí. Yo aprovecho para girar y verlo de frente. Su expresión es preocupada.

-Ya no seréis divertida si la coméis.

-¿Ser humana me hace divertida?

-Vuestra especie crea y destruye. Imagina y se limita. Vive y muere -Loki camina por el jardín; yo le sigo el paso a su lado, interesada en sus palabras -Nosotros hacemos lo mismo, pero vemos muy distinto la vida y la muerte. Calculo que soy mayor que vos por unos, cinco mil años, diría yo.

Loki me mira. Me regala una sonrisa.

-¿Qué has hecho en todo ese tiempo? –le pregunto.

-Matar humanos.

-¿QUÉ? -me alejo un poco de él. Loki ríe a carcajadas.

-¡Mentí! –el dios ojiverde me toma por el brazo derecho y me acerca a él. Me abraza; yo le escucho reír por lo bajo. Le correspondo el abrazo. Apoyo mi cabeza en su pecho; no me percato cuando deja de reírse- Me amáis, ¿cierto?

"¿Soy tan obvia?" me pregunto en mi mente. Siento el rubor en mi rostro.

-No deberíais sentir eso por mí. A donde sea que voy, lo que sea que toque y con quien sea que me relacione, las cosas conmigo terminan siempre en caos y en muerte.

Me retiro del cuerpo de Loki. Apoyo mis manos en su pecho y alzo la mirada. Detecto el camino plateado de una lágrima en su rostro. "¿Ha llorado?" "¿Para qué me mostraría sus sentimientos?", pienso.

-Loki –digo, con una de mis manos toco su rostro y con mi pulgar limpio esa lágrima que resbaló por su rostro. Siento sus manos en mis caderas. Se inclina muy rápido; no me da tiempo de reaccionar. Me besa otra vez y le correspondo. Ambos cerramos nuestros ojos.

Cuando nos falta el oxígeno nos separamos. Abrimos nuestros ojos y nos miramos un largo rato. Iba a retirar mi mano de su rostro pero él la toma y deja que esté en su cara unos segundos más. El dios pelinegro cierra sus ojos un breve momento, disfruta el gesto y vuelve a abrir esos ojos intensos, verde esmeralda, brillantes bajo la luz de la luna. Su rostro de tez blanca cual nieve de Jotunheim. Su voz. Su forma de caminar. A pesar de su trato hacia mí, estoy tan enamorada de él que quisiera congelar este momento.

-¿Fue real? –le pregunto en voz baja. Loki sonríe. Nos miramos fijamente; sus ojos verdes se tornan aún más brillantes.

De repente el suelo se sacude con fuerza, en medio de un estruendo ensordecedor.

Abrazo a Loki para no caer. Ambos miramos el humo a lo lejos, en dirección al palacio. Sobre nuestras cabezas, una nave élfica sale de su invisibilidad. De entre los árboles baja una decena de elfos oscuros. La nave toma curso hacia la columna de humo. Los soldados elfos tocan tierra y nos amagan con sus armas.

-¿Podríais llamar a Mjolnir, poderosa mortal? -me dice Loki, apartándose un poco de mí. Con disimulo mueve su muñeca izquierda, invocando una daga.

-¿Ya no soy una "simple mortal"?

-Podéis ser lo que queréis o deseéis. Podéis incluso no hacer nada y sólo disfrutar del show.-termina y me guiña un ojo.

Sin previo aviso, Loki se mueve rápido entre los elfos. Se mueve tan rápido que no le disparan por temor a herir a sus compañeros. Quienes esperaban sorprendernos se ven colmados por la sorpresa. Ya han caído tres de los invasores.

Recuperado de la impresión inicial, uno de los elfos se anima a disparar. Loki se agacha para esquivar la ráfaga, se coloca detrás de otro elfo para cubrirse y le apuñala tres veces en el pecho. El cuerpo del elfo cae. Otro invasor me apunta, pero Loki arroja su daga hacia él; la encaja en la frente, partiendo en dos la máscara élfica.

-¿Ayudaréis o no, humana? –me dice Loki. Invoca otro par de dagas, una para cada mano.

Salgo de mi fascinación por ver cómo pelea el dios de la travesura. Cierro los ojos. Me concentro, extiendo mi brazo derecho al frente y abro mi mano. Pienso en el Mjolnir.

Loki hace frente a tres elfos al mismo tiempo; otros dos se abalanzan sobre mí, con sus dagas prestas en sus manos. Yo sigo con mis ojos cerrados,"Rápido!" pienso; por los ruidos al caminar sé que los elfos oscuros que me atacarán están a mi izquierda, al intentar darme el golpe mortal. En ese momento Mjolnir llega a mi mano; sujeto su mango llena de convicción.

Abro los ojos, tomo a Mjolnir con ambas manos y, sin dudarlo, giro hacia mi izquierda. Lanzo un golpe hacia los elfos, tan fuerte como puedo.

Rayos y centellas me envuelven. Veo a los elfos frente a mí, pero los veo como a través de un filtro: brillan en color azul eléctrico. ¿Están mis ojos inundados por las centellas de Mjolnir?

Ambos elfos oscuros reciben mi golpe de lleno. Escucho un trueno. Los invasores salen disparados cincuenta metros hacia atrás, hasta impactarse contra el grueso tronco de un árbol del jardín.

Giro de nuevo, hacia Loki y los elfos que enfrenta. Camino hacia ellos. Me siento flotar, como si caminara en el aire, todo se mueve como en cámara lenta, ¿o soy yo quien se mueve muy rápido? Sigo envuelta en rayos y centellas. Mis ojos brillan con electricidad, mi cabello flota ligeramente. La tercia de elfos oscuros a quienes Loki combate voltean a verme. No puedo ver sus rostros por las máscaras que portan, pero de alguna forma sé que su expresión es de terror. ¡Me temen, puedo sentirlo!

Loki aprovecha la distracción y apuñala a uno de los elfos. Otro reacciona y le dispara, pero el dios de la travesura se agacha y el disparo lo recibe el tercer elfo oscuro, quien queda inmóvil en el piso.

El elfo oscuro que ha disparado retrocede unos pasos y nos apunta a Loki y a mí, alternadamente. Detengo mi caminar, Loki se coloca a mi lado y suelta sus armas.

-¿¡Qué haces!? –lo miro, asombrada.

-Gano la batalla -dice Loki, sin mirarme.

El invasor se dispone a dispararnos, pero la cuchilla del cetro de Loki le atraviesa el pecho desde atrás. La cuchilla se retira del cuerpo del elfo, dejándolo en el piso, sin vida. Miro a nuestro salvador: es Loki, con la vista clavada en el invasor caído.

-¿Cómo...? –volteo a ver a "Loki" a mi lado. Después miro a Loki frente a mí, quien levanta su cabeza y me sonríe. A mi lado, "Loki" se desvanece entre luces doradas.

-Hechizo de Espejos -Loki acaricia su regalo, el cetro mágico Laevateinn-. Además, ya ansiaba usarlo.

-¡Bien por ti, pero adentro necesitan de nuestra ayuda! -le digo mientras señalo hacia el palacio con Mjolnir- ¡La sacudida de hace rato y esa columna de humo no indican nada bueno! ¡Debe ser un ataque en masa!

-¡Ooooh, no! –la mirada de Loki sobre mí es firme -¡Vos iréis a vuestra habitación y ahí os quedaréis! ¡La vez pasada habéis tenido suerte! ¡Ahora Malekith ha traído todo su ejército!

-¡Nada de eso! –me zafo de su agarre y camino decidida por el andador del jardín, Mjolnir en mano, rumbo al palacio . Giro sobre mis talones y le miro de frente-¡Tú lo dijiste y yo lo sé de cierto: puedo ser quien yo quiera ser! ¡Y justo ahora soy la diosa del trueno!

Mis ojos vuelven a brillan en azul eléctrico. Rayos y centellas envuelven mis firmes pasos mientras dor media vuelta y me encamino hacia el marco del salón comedor.

Varios truenos se escuchan en lo alto del firmamento. El dios de las Mentiras me mira caminar, en su rostro se nota una sonrisa.

Heredera de AsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora