Mañana qué podría asegurarme que seguiré vivo. No tengo la seguridad de que mañana estaré con los míos, que tendré lo mío. Capaz no estaré vivo para darle su beso en la nuca. Mi padre dirá que no me verá sonreír más, y yo me cansaré de verlo llorar, como lo hizo nunca, como jamás lo esperé.
Según las leyes que a él y a mí nos amparan, dicen que él morirá primero: lloraré de primero, él revivirá y seré el último en verlo cantar mis canciones favoritas.
Mi novia me verá tan demacrado, tan muerto que dirán que es raro que esté vivo. Nadie me verá dirá "estaré contigo", nadie me acompañará a mi tumba, y cuando empiece a llover ellos se irán, pensando que es hora de partir... Partir mi corazón, y cuando truene, cuando llueve: es mi corazón rompiéndose teniendo el cielo como altavoz, son las lágrimas mías siendo esparcidas por todos los míos.
Mi hermano sabe que no me encuentro en el baúl escondido esperando a que me encuentren y me llamen a comer. Él sabe que en el fondo me desespero, que me falta el aire y ya no sé respirar. Por mi parte le agradezco porque fue unos de los que me enseñó a amar. Él sabe que le agradezco porque fue uno de los que me escuché deletrear, me enseñó a cantar.
Entonces tú y yo, nos preguntamos: ¿por qué escribes algo que ahora no pasará? ¿Por qué te adelantas a la vejez?
Yo sé que no hay nadie más rápido que el tiempo, ni alguien más lento como el universo para darte lo que deseas. No hay algo más alto que las esperanzas de un niño queriendo volar, no hay nada más bajo que un asesino hundido en el infierno. No hay nada más letal que una bala en tu sien, no hay nada más vivo que un ave queriendo nacer. No hay nada que me ayude a vivir, no hay nada que me diga que al fin un día voy a vivir, o que sencillamente volveré a nacer.
Mis razones son miles y se comprimen en una; la muerte conmigo desayuna. Mis pronósticos dicen que moriré a la una. Abandonaré a mi cuerpo, me despojaré de mis propias habitaciones. Sé que de viejo mi corazón dejará de latir, ya no estaré contigo para vivir, ella derramará sus lágrimas para verme adquirir fuerzas desde mi tumba; querrá verme revivir desde los huesos hacia afuera, y muy lejos la veré en la acera; me verá y cogerá carrera. Mi padre, que muchos años me vio llorar, sonreír, en pocas palabras, ser un niño con el alma a brote de los ojos, de la piel, de boca. Él viene y me toca, y me dice que tengo fiebre, me verá recostado del mimbre y diciendo maldiciones en silencio... Por eso, a partir de hoy sentencio, que los amaré, y de alguna esquina de las estrellas los veré y los querré en mis brazos, y los tendré conmigo de vuelta... Ya saben: aquí está mi puerta.
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Historias cortas y poemas vacíos.
Thơ caA pesar de la tristeza que se puede conseguir aquí, estoy seguro que es de corazón. (No me hago responsable de las lágrimas que puedan salir de tu alma). Son historias en las que implemento mi vida e ideas, para darle un poco más de sentido y se sie...