Anhelar y exhalar

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Ya mi corazón sufría un hastío bastante grande, suficiente como para llamarla por su nombre nuevamente, así como lo hacíamos cuando apenas la relación iniciaba... Para este punto llamarnos por nuestro nombre es un insulto a sus emociones y a las mías.

Entre tantos intercambios y balas perdidas y sin intención de asesinar –aunque eso fue lo que lograron-, nos dimos un tiempo... Yo me sentaba en el techo de mi casa, exactamente, y siempre, a las 9:38 p.m., fumaba un poco y dormía un poco más. Y la pensaba estando casi inconsciente. La nicotina penetraba bien dentro de mis pulmones.

No sé qué hacía ella cuando no me veía, cuando se despedía, cuando se iba y no me decía a dónde. Siempre me preocupé, pero nunca le pregunté por qué lo hacía. Ya no es mi deber preocuparme porque ella ya no está conmigo.

-Tal vez está follando con otros diez más, además de mí. Estoy excluido en sus emociones; fui inhibido temporalmente de su mente y su cuerpo, muy posiblemente, ya no pida más el mío –pensé.

Antes de cerrar mis ojos sentí mi celular vibrar en mi mano, cuando vi era ella. Yo, tal vez siendo caballeroso o tal vez muy tonto la atendí, porque todavía la sigo amando, a pesar de ese querido tiempo que tengo que aprovechar.

-Hola –dijo ella con voz dormida y llorosa. Traté de omitir eso, aunque me mortifique trataba de no preguntar.

-Hola, qué quieres –respondí con voz de cansancio.

-... -comenzó a llorar-. Ahora ya no me tienes en tu corazón, verdad? ¿Ahora me dejarás?

-Déjame recordarte que fuiste tú la que pidió un tiempo; estamos en la cancha, pero ya no somos del mismo equipo.

-... -tranca la llamada y de repente me sentí mal por haber sido así con ella.

Y... Lloré, tal vez con más intensidad con la que ella lo hacía hace un rato... Ahora me preguntaba por qué lo hacía, si era yo una razón o el culpable.

Revisé el chat, y sí, en efecto, estaba conectada, pasaron segundos y después las palabras "en línea" desaparecieron de mi pantalla. Apagué la pantalla y puse mi celular en mi pecho y, a gritos vacíos, ya que provenían de mi mente, le exclamé al cielo que me diera otra oportunidad.

Era una duda que tenía, que volvía y venía como la señal de mi celular. El aire que rozaba mi piel era frío. Mis nervios estaban en modo de "reserva de amor propio", los impulsos me pedían bajar de allí, porque podía caer de nuevo y no en sus mentiras. Al lado tenía mi suéter, entonces me lo puse; mi celular vibró de nuevo y lo dejé allí, cerré la capucha y sin querer mis sollozos me hicieron dormir...

****

Al pasar las horas, mi corazón ya no latía sangre; sus heridas que ahora estaban al aire se infectaron, ya no era sangre, sino algo mucho más puro que mis necesidades, que mis deseos...

Escuché a mi padre exclamar mi nombre, desperté asustado y con los fluidos de mi alma secados en mi rostro. Bajé a comer y al terminar me dirigí a mi cuarto, me recosté en el suelo, porque la frialdad que ella me brindó al llamarme, ya no podía perderla.

Al día siguiente me levanté, fui a mis clases y encontré a esa chica de nuevo, me sonreía tanto y era tan desgraciadamente bonita que me hizo pensar que era ella misma en otro cuerpo.

Sin muchas dificultades ella me hizo caer en sus encantos, el hastío que ahora mi corazón sentía tenía justificación. Ya nunca más tenía que ser tan frío, tan vacío; ahora el río tenía un caudal y no un pozo. Mi nivel de amorío se restableció, ahora mi tiempo era otra cosa más, otra franquicia que yo esperaba.

Días después de la ruptura que tuvimos fui conociendo a esta chica. Se terminó volviendo bastante especial para mí, y sin llorar puedo decir que me enamoré, me enamoré tan profundamente que ahora el océano me llegó a tener miedo. Sin embargo, ella ya tenía sus ojos en otros pies a pesar de que su mirada se dirigía a mis ojos.

Me encantaba su eminencia, se parecía a mí, estaba enamorado de mi segundo yo, puesto en otro cuerpo y lugar, situación y emoción.

Le dije que me gustaba, que quería ser su jardinero, porque ella era mi jardín; quería ser su dragón para así protegerla de todo mal vestido de caballero. "Nunca dudé de la pureza en tus ojos aunque en medio tenga una perla sin alma", eso fue lo que alcancé a decirle en mis ideas, y era bastante importante para mí esa chica.

Cuando le dije que me gustaba, simplemente quedó muda y me dio la espalda. No lo tomé como un no, porque antes de eso me miró con cierto deseo retenido.

Comencé a inhalar y exhalar; respiraba en el vacío de su espacio corporal. La acompañé en sus maravillas: era como mi Alicia. Nunca me vi la película ni sé cómo va, pero sé que esa es la protagonista.

Al leer su respuesta exhalé, fallecí y la hora de mi afecto caducó: "Su afecto nunca fue correspondido". Es lo que decían mis párpados cuando los cerraba.

Anhelé un nuevo día, en el que ella me amara como yo a ella. Y desde ese día no la he visto, pero de hacerlo de nuevo estoy seguro que reviviría de nuevo pero con tiempo limitado en su infinidad; era lo finito en mi incertidumbre cuando ella me rodeaba con su aroma de rosas muertas...

Ella se enamoró de otro y yo morí de nuevo por haberme enamorado de ella... De la otra aún no tengo respuesta, ya pasaron 20 horas después del dichoso tiempo que muy seguramente se arrepintió, no porque yo sea un galán ni mucho menos el mejor chico... Sino porque ella solía decir de que yo era la persona que más amaba... El tren se acerca, me tengo ir. Adiós!

Él ------...

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