PAPER HEART ➽ Huang RenJun

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— ¿Y vas a decírselo hoy?

— Sí.

— ¿Y es necesario que esté solo?

Cerré la maleta con fuerza y algo de impaciencia pues lo tenía atrás mío desde hacía rato haciendo preguntas entrometidas. Llegué a arrepentirme de haberle pedido el favor.

— No te importa. —respondí tratando de mantener los estribos.

Hubo un silencio y pensé que finalmente se callaria pero no.

— ¿Qué piensan hacer? —esta vez elevó su tono de voz y cuando me giré a verlo tenía unos ojos bien abiertos, su mandíbula casi se descuelga de su rostro y presionaba su mano contra su pecho, me miraba escandalizado.

— Na Jaemin, estoy a horas de irme, ¿qué se te ocurre que puedo hacer? ¿Embarazarlo? —abrí mis ojos de manera amenazante y masculle mis palabras.

— ¡Ajá! —soltó en un chillido— ¡Lo sabía! Claro, te ves toda tranquila pero nadie sabe que cosas se te están ocurriendo hacerle a RenJun ¿eh? Pillina. —me apuntó con su dedo índice y habló picaramente mientras se acercaba más a mí.

Lo observé desapacible y cuando su dedo casi tocaba mi nariz de un solo manotazo lo hice bajar su brazo, se quejó y con un puchero bastante infantil me mostró su resentimiento.

— Deja de joderme. Solo te he preguntado si estará solo o no, a eso se le llama curiosidad ¿sabias? Además, quiero privacidad con lo que tengo que decirle. —respondí sería.

— Y para la despedida que van a tener. —habló bajo y sin gesticular bien, pero alcancé a oírlo perfectamente.

— Na Jaemin fuera de mi habitación. —alcé un poco más mi voz claramente empezando a perder totalmente la paciencia y estiré mi brazo señalando la puerta.

— Ya, ya, tranquila nena. —rió y pellizco mi mejilla para luego tirarse con fuerza a mi cama, lo seguí con la mirada y empecé a preguntarme en qué momento lo arrastraba fuera de mi cuarto— RenJun te quiere demasiado, así que hará lo que quieras. —guiño un ojo y empezó a carcajearse.

Tal vez Jaemin no se equivoca del todo, lo que me sorprende es que esté siendo listo por primera vez desde que lo conozco.

[❤️]

Respiré tan hondo como pude, como si fuera a tener que aguantar la respiración por mucho tiempo.
Tenía miedo, había intentado mantener la calma y en algún momento pensé en echarme para atrás pero no podía, ya lo había decidido y si no lo hacía entonces no podría marcharme, y lo que más quería era irme.

Cuando estuve frente a la puerta de la casa, me estiré un poco para alcanzar el timbre y mi mano tembló mientras tocaba este.

No pasó mucho rato para que él me abriera.
Mi corazón latió tan rápido al verlo, en mi estómago revolotearon cientos de mariposas, tanto que dolía, mis ojos picaron y mi garganta ardió.

Su sorpresa fue inmediata, quedó sin palabras pues abrió su boca para decir algo pero la voz lo había abandonado.

— Hola. —con mucho esfuerzo hablé y le sonreí.

— ___... —mi nombre saliendo de sus labios solo me hizo recordar cuanto me gustaba.

— ¿Me dejas pasar? —sonreí más.

Sus mejillas estaban enrojecidas y sus cabellos despeinado, vestía una buzo gris y una camiseta negra algo suelta.

— ¡Claro! —exclamó sonriendo finalmente. Se hizo a un lado de la puerta y me dio paso y me adentre tan solo unos pasos al interior.