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Él jardín de la casa era un lugar tranquilo para respirar algo de paz. La persona que se encargaba de aquel lugar hacía un excelente trabajo, mantenía todo bien regado y podado.

Pero de pronto empezaba a molestarme, un inexplicable odio a las flores me extrañó incluso a mí misma. ¿A qué se debía?.
Por un momento quise patear las flores y todas las plantan bien cuidadas, quería gritar y maldecir hasta caer inconsciente, pero a tiempo llegó Jiwon haciéndome reaccionar y volver a la realidad.

—Oh, aquí estás. —exclamó acercándose a mí con pasos dudosos. Traía unos tacos que no mantenían mucha firmeza en el césped.

Giré fugazmente mi mirada a ella y luego volví a observar las coloridas plantas frente a mí.

—¿Necesita algo? —pregunté sin mostrar mucha amabilidad en mis palabras, no la trataba con cercanía y mantenía las necesarias distancias entre ambas.

Cuando estuvo a mi lado se sujetó de mi brazo y jadeo algo agitada por el esfuerzo que había hecho avanzando esos metros hasta mí.

—En una semana empezará ya la escuela y hay libros, uniforme, útiles y muchas otras cuantas cosas que comprarte. —anunció y en su rostro podía ver cierto estrés y a la vez, una rara emoción, emociones que jamás iban juntas pero extrañamente ahora se expresaban en sus palabras.

Mi escuela ya no sería la misma que antes, terminaría el último medio año en la misma escuela a la que asistía Jeno, y sinceramente ya me daba igual lo que hicieran conmigo, no había nadie en mi anterior escuela a quién fuera a extrañar más de la cuenta.

—Voy a cambiarme de ropa y salimos. —respondí y pasé a paso presuroso por su lado.

No quería ayudarla a salir de ese laberinto de césped para sus tacones.

Jiwon era la esposa de Donghae y mamá de Jeno, sin duda alguna un espécimen raro de mujer. Era una elegante ama de casa.
Cuidaba bien de Jeno y a mi modo de ver lo engreia demasiado, algo que había intentado hace conmigo también pero yo no se lo había permitido, mamá jamás me había ingreido de esa forma, no había motivos para aceptar ese cariño de su parte. Al igual que con ella, evitaba hacerme muy cercana a Jeno también, las palabras que cruzabamos eran las necesarias y por más que él buscara intercambiar más experiencias entre ambos yo simplemente no se lo permitía. La mayor parte del tiempo estaba dentro de la habitación haciendo garabatos, leyendo o simplemente observando el gran ventanal de la habitación y preguntándome sobre si realmente valía la pena seguir viviendo.

Salí del jardín y entré nuevamente a la casa ingresando por la amplia puerta de vidrio que comunicaba ambos ambientes. Mis oídos percibieron unas voces dentro de la casa.

Se trataba de Jeno acompañado de otras dos personas más.
Reconocí perfectamente su voz, porque por más que trabajará incansablemente en ello, su recuerdo era algo que difícilmente podía eliminar de mi mente, RenJun. Y sé que no es la primera vez que está él aquí, algunas veces antes también lo he oído aquí, algunas veces habla a mi puerta y pide hablar conmigo, y odio mucho sentirme débil ante él, me quedo en silencio y trato de detestarlo con todas mis fuerzas.

Junto a esas dos voces familiares para mí hace aparición una tercera voz que he escuchado antes por aquí pero me ha importado muy poco como para averiguar de quién se trata.

Jeno tenía una reunión de amigos, Jeno tenía amigos. Y ¿Cómo no ser amigo de alguien cómo Lee Jeno?.
Es tan amable y dulce que cualquiera llega a quererlo con facilidad, me incluyo en la lista.
Pero no le he dejado saber mucho de mí para no exponerme demasiado, solo lo hago con el fin de protegerme.

PAPER HEART  ➽  Huang RenJun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora