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— ¿Otra vez sin apetito?.
Yoon me miró fijamente, probablemente amenazandome.

Y probablemente ella era la única persona a la que podría considerar una autoridad sobre mí.

Suspiré lenta y pesadamente.

— Si tu comes todo tu almuerzo, yo preparare para tí ese flan de almendras que tanto te gusta.

No lo demostré físicamente pero interiormente me emocioné.

Yo daba mi vida por ese postre.

— Bueno, pero lo quiero para hoy —la amenacé señalandola con el tenedor.

Yoon soltó una carcajada y asintió.

Tomé mi plato y subí hasta mi habitación.

Milagrosamente hoy logré esquivar a RenJun con gran éxito, pero esconderme de él en cada descanso y el almuerzo era realmente fatigante. Incluso salí corriendo ignorando los gritos de Ji Hwa.

Tomé con desgano el cubierto y empecé a jugar con la comida, era como mi ritual previo a comer.

Tenía que leer algunos textos y hacer resúmenes. En estos casos creo que prefería las matemáticas.

Terminé mi almuerzo exactamente dos horas después. Mi trasero se iba adormeciendo poco a poco al no cambiar de posición en el asiento.

Bajé a toda velocidad las escaleras de casa hasta la primera planta.

Al entrar a la cocina, el lugar donde se supone debe estar Yoon preparando mi flan, encontré a esta misma dando los últimos toques al postre.

— ¿Ya? —solté mis primeras palabras con insistencia.

Yoon mostró su apacible sonrisa.

— Tranquila —respondió.

Salí de la cocina y di, exactamente, diez vueltas a la sala, en forma de calmar mis ansias.

— ¡___! —me llamó desde la cocina.

Corrí antes de que terminará de pronunciar mi nombre.

Sostenía el plato con ambas manos y una gran sonrisa.

— ¡Sí! —exclamé con gran emoción y, luego de mucho, me reí sin motivo alguno.

— Que lindo ver esa sonrisa —pellizco mi mejilla y me entregó el plato.

— Gracias Yoon.

[...]

Mientras caminaba hacia la escuela, relamia mis labios de vez en cuando, aún tenían sabor a flan. Comí demasiado ayer y aún quería más.

— ¡Lee! —la voz de alguien que no logré identificar me llamó justo al poner un pie en la escuela.

Me giré buscando al dueño de la voz.

Alguien agitó su mano en medio de la multitud.

Creo que lo conozco.

Agite mi mano sin mostrar alguna otra expresión. Luego pensaría mejor quien es.

— Al fin le respondes el saludo a Minho —Ji Jwa llegó a mi lado.

¿Minho?

¡Ah, claro!

Él es hijo de un socio de mamá. Creo que ha ido a casa una que otra vez. No recuerdo que seamos tan cercanos como para saludarlo. Debí ignorarlo.

— Ah, me siento ligeramente emocionada hoy —expliqué.

— ¡Wow! Pero si se nota. Mira esa enorme sonrisa que traes —el sarcasmo se olía desde lejos.

PAPER HEART  ➽  Huang RenJun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora